Al final de la calle Fernando Proal, del lado de la colonia Anáhuac, las lluvias han arrasado con algunas rampas de concreto que se colocaron para evitar que el agua llegue a las viviendas, y ahora es un riesgo caminar por el lugar. 

De las laderas sólo quedan escombros, basura, maleza y al final del arroyo sólo se ve correr el agua que se lleva lo que puede. 

Las personas que viven en esta colonia dicen que el problema no es el arroyo, ni mucho menos su cauce, que para ellos no es ningún problema vivir ahí. Pero si las personas caminan por la banqueta, casi al llegar a la avenida Universidad, se darán cuenta que del lado del arroyo hace tiempo hubo algunas rampas de concreto que con el paso de los años y las lluvias quedaron quebradas y aún tienen restos de escombro y basura. 

Además, para cruzar el arroyo de lado a lado los colonos tienen que utilizar un puente peatonal hecho de herrería que se cimbra cada que alguien pasa; pero desde arriba se distingue cómo va el chorro de agua sucia por el cauce acompañada de basura, animales muertos y restos del escombro. 

El más reciente Atlas de Riesgo de Saltillo advierte sobre el peligro en el que se encuentran más de nueve mil viviendas localizadas en los arroyos de la ciudad. 

El año pasado VANGUARDIA publicó que en los arroyos que pasaban por la ciudad arrastraban más de 540 toneladas de basura, troncos secos y hierbas secas que estaban atoradas en las rejillas.  

Ante ello, a inicios del año pasado la Dirección de Ecología limpió 85 lugares por donde atravesaban los arroyos junto a las viviendas y que representaban un peligro para los vecinos.