Llegó la vacuna. ¡A lucrar con ella!

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Llegó la vacuna. ¡A lucrar con ella!

Desde la semana pasada han recorrido el mundo entero múltiples imágenes en las cuales aparecen las primeras personas a las cuales se han aplicado las primeras dosis de la primera vacuna contra el coronavirus SARS-CoV-2 aprobada por las autoridades regulatorias: la de Pfizer-BioNTech.

Margaret Keenan, una nonagenaria británica de 90 años de edad, fue la primera terrícola en ser inmunizada, en el hogar para ancianos donde vive en la ciudad de Coventry, en el centro del territorio inglés. Luego de ella, miles más han recibido la ansiada pócima.

Un detalle resalta en todas esas imágenes: quienes aplican las vacunas son personal médico y lo hacen en instituciones de salud u hogares para ancianos. Destacar este detalle tiene un propósito, desde luego: llamar la atención respecto de la notable diferencia de las instantáneas esperables en México.

Porque acá, a diferencia del resto del mundo, para recibir la vacuna el personal médico ubicado en la primera línea de atención a la pandemia será obligado -sí, obligado- a trasladarse a una instalación militar. O, por lo menos, eso va a ocurrir en Coahuila a partir del próximo lunes.

¿Cuál es la razón de haber escogido en nuestro país este “peculiar” método de aplicación de la vacuna? La respuesta corta es: tenemos por presidente a un individuo esencialmente imbécil. O, para decirlo con las sabias palabras de Brozo, pues acá tenemos un “pinche presidente” (o un “presidente pinche”, si usted lo prefiere así).

¿Acaso en los hospitales civiles no se cuenta con los congeladores adecuados para almacenar la vacuna? ¿Acaso el personal médico militar está mejor preparado para llevar a cabo la tarea de administrar las vacunas? ¿Acaso es más eficiente trasladar a miles de personas a instalaciones militares a llevarles las vacunas a sus centros de trabajo?

La respuesta a todas las preguntas anteriores es un sonoro y contundente ¡NO!

¿Cómo explicarnos entonces la decisión impuesta -porque ha sido una imposición- por el Gobierno de la República de hacer de este proceso una operación militar?

Además de la imbecilidad endémica del Iluminado de Macuspana, la explicación a esta decisión es la condición de eterno candidato de quien hoy ocupa La Silla del Águila: todos debemos tener claro cómo la llegada de la vacuna a nuestro país se debe, única y exclusivamente, al hecho de tener como presidente a este semidiós por cuya existencia debemos congratularnos.

¡Y solo se lo debemos a él! Si él no existiera, si su presencia inspiradora no inundara de luz este planeta, ningún científico habría descubierto la vacuna. Y si él no fuera Presidente… ¡la vacuna no habría llegado jamás a nuestro país!

Consecuentemente, ninguna otra autoridad, de ningún nivel, puede siquiera intervenir en el proceso de aplicación. Es más: no pueden tenerla siquiera (aunque esté dispuesta a invertir recursos en su adquisición). ¡La vacuna es propiedad exclusiva de nuestro Perseo de pantano!

Todo eso es muy lógico: de cara a las elecciones de junio de 2021, y siendo la vacuna la única buena noticia en el yermo dejado a su paso por la transformación de cuarta, si algo va a hacer López Obrador es lucrar groseramente con la tragedia.

Nada nuevo por lo demás: a eso se ha dedicado de forma permanente a lo largo de toda su vida. Experto en el arte de manipular la realidad y de usar a los pobres como instrumento para la conquista de sus ambiciones personales, solo esto podía esperarse de Andrés Manuel.

No les falta razón a los gobernadores de la denominada “Alianza Federalista” cuando advierten sobre la inconveniencia de lucrar políticamente con la tragedia humanitaria en la cual nos encontramos sumidos. Aunque, también resulta necesario decirlo, su señalamiento no les ubica en una posición distinta a la del Mesías Tropical.

Porque, aun cuando aciertan en el diagnóstico, no lo hacen porque sean distintos, sino porque son exactamente iguales: ellos tampoco dudarían un micro segundo en sacar ventaja de la tragedia. Por ello, al “conminar” al Presidente a no tratar de sacar raja política del asunto en realidad están diciendo otra cosa: “¡comparta!, no sea egoísta: para todos alcanza”.

Preparémonos pues para atestiguar uno de los episodios más vomitivos de la historia reciente de nuestro país: el Presidente y los gobernadores de los estados, luchando a muerte por sembrar en la conciencia de los electores la idea de haber sido ellos los responsables de obrar el milagro de la vacuna y, por tanto, ser merecedores de una adecuada retribución: el voto a su favor (o de sus intereses) el próximo mes de junio.

ARISTAS

Debido a las peculiaridades del calendario de este año, este espacio de opinión entrará en receso hasta el 2021. Nos leemos por acá el 9 de enero.

¡Felices fiestas!

@sibaja3

carredondo@vanguardia.com.mx