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Llega la hora de la verdad para Marco Rubio
Tras sufrir su peor revés de las primarias, llegó la hora de la verdad para Marco Rubio, el hijo de cubanos que se ofrecía como la figura llamada a unificar al dividido Partido Republicano con miras a las elecciones presidenciales pero que ha quedado rezagado en las primarias.
Opacado por Donald Trump y Ted Cruz, e incluso por momentos por John Kasich, Rubio dice que la primaria de la Florida, su estado, cambiará el rumbo de la contienda. Sin embargo, ni siquiera allí asoma como favorito y tiene una semana para convencer al electorado de que realmente puede ser la carta ganadora republicana.
Rubio insiste en que Florida será su salvación.
El gran vuelco "tiene que ser allí, y ahora", declaró ante una multitud en Sarasota el martes.
El reto de Rubio es frenar el impulso de Donald Trump, que está dominando la contienda republicana, y contener también las ínfulas de Cruz, quien se está perfilando como la alternativa al magnate y ve la oportunidad de hundir definitivamente a Rubio si no gana la Florida.
Todos saben que una derrota en su estado el martes que viene pondría fin a las esperanzas de Rubio y limitaría probablemente sus ambiciones políticas futuras.
La situación de Rubio se agravó el martes cuando terminó cuarto en las votaciones de Michigan y Mississippi.
"Esto es una cuestión de vida o muerte para Rubio", comentó un partidario del senador de la Florida, Jim Wilson, que sigue su campaña por todo el país en una pickup.
Rubio ha enfocado todos sus esfuerzos en la Florida. Sus colaboradores dicen que no visitará ningún otro sitio esta semana, por más que haya primarias en otros cuatro estados el martes. Sus aliados, por su parte, bombardean a Trump con una andanada de avisos negativos en la televisión de la Florida, que reiteran el mismo mensaje que transmiten el senador y su ejército de voluntarios: no se puede confiar en Trump.
"Lo que soy y las cosas en que creo son todo lo contrario de Donald Trump", sostuvo Letty Burgin, estudiante de la Universidad Estatal de la Florida de 20 años, quien sacrificó su receso de primavera esta semana para tratar de ayudar a salvar la campaña de Rubio.
"Por más que no sea el favorito, y que esté condenado a perder", dijo Burgin mientras golpeaba puertas en un barrio de Tampa, "daré todo lo que tengo".
El portavoz de Rubio Alex Conant dice que el senador tiene siete oficinas y 40 empleados a tiempo completo en la Florida, además de "una cantidad ilimitada" de voluntarios. El apoyo logístico de Trump en la Florida es un misterio, lo mismo que en otros estados.
Si bien está tercero, lejos, en la mayoría de las encuestas, Cruz abrió diez oficinas en la Florida la semana pasada y dice tener más de 10,000 voluntarios, aunque el martes por la tarde había apenas un puñado de personas en el local de Tampa.
"Lo mejor que puede hacer Marco Rubio ahora es abandonar antes del martes", opinó Rebecca Hagelin, codirectora nacional de Mujeres Por Cruz. "No va a ganar, y eso va a ser devastador para su carrera".
Rubio, sin embargo, no le rehúye al desafío.
"Siempre tuve que venir de abajo. No heredé dinero ni mis padres me dieron un Rolodex", declaró el martes a cientos de partidarios en un hangar de Sarasota, en una de varias referencias a Trump. "Toda mi vida tuve que batallar y ganarme todo lo que conseguí".
La gente de Rubio espera que una victoria en la Florida cambie toda la dinámica de la contienda. Si los votos se los dividen entre tres, apuestan a que nadie conseguirá los 1,237 delegados necesarios para asegurarse la nominación y todo se decidiría en la convención partidaria de julio.
Si Rubio pierde en la Florida, no será por falta de recursos financieros. La agrupación recaudadora de fondos (PAC) Conservative Solutions ha invertido en la Florida más que el total combinado de todas las otras campañas y sus auspiciadores.
Al paso que va, habrá invertido cerca de 7,8 millones de dólares en el estado, mayormente en avisos criticando a Trump. Otros tres organismos contrarios a Trump planean invertir en total 4,2 millones de dólares antes de la primaria del 15 de marzo, según información del Campaign Media Analysis Group de Kantar Media.
Trump, por su parte, había invertido más de 700.000 dólares hasta el martes y planeaba invertir 1.3 millones más. Parte del dinero será destinado a la campaña "Corrupt Marco", que critica la forma en que Rubio gasta el dinero y lo tilda de un "político que solo habla y no hace nada".
La apuesta no podría ser más alta, según Burgin, quien golpeó 16 puertas en el barrio Fish Hawk, un bastión republicano, el martes. Katie Bible fue la única que la recibió bien.
"En esta casa hay cinco personas que votarán por Marco Rubio", expresó Bible. "Le aseguro que no pienso votar por Donald Trump”.