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¿Listos para salir de nuestro invernadero?
En el último año y medio aprendimos a adaptarnos ante la “normalidad” de la pandemia para poder sobrevivir y proteger nuestra persona, hogar y trabajo. Cambiamos nuestros estilos de vida a partir de marzo 2020 cuando empezamos a usa cubrebocas, esperar en fila con distancia, usar gel antibacterial, reducir el contacto social y físico, aumentar nuestras interacciones usando el internet y la tecnología, implementar escuela en casa y “home office”, cierre de restaurantes y gimnasios, entre muchas cosas más. Muchos de nosotros pensamos que regresaríamos a nuestra vida “normal” en pocos meses. Sin embargo, cada vez empeoró más, empezamos a estresarnos más y aumentaron nuestros problemas de salud mental como ansiedad, ataques de pánico, soledad, depresión y hasta pensamientos suicidas.
No ha sido nada fácil para nadie-estoy muy seguro de esto. Ahora, ya vemos una pequeña luz de claridad y esperanza al final del túnel. Para muchos la disminución de contagios, la aplicación de la vacuna y la apertura de negocios y escuelas, aunque sea en forma parcial, nos produce cierto alivio. Sin embargo, el regresar a la “normalidad” para otras personas está provocando estrés y ansiedad. ¿Estamos estresados por regresar a trabajar en forma presencial? ¿Cómo se sienten nuestros hijos al volver nuevamente a su escuela?
Muchos de nosotros vivimos estrés para adaptarnos a esta nueva realidad de la pandemia, pero después de un año y medio ya nos acostumbramos a nuevas rutinas. Ahora, necesitaremos salir de nuestra zona de confort y ajustarnos a nuevos estilos de vida. Un ejemplo: ¿Cuántos de nuestros hijos se levantaban por las mañanas 10 minutos antes de empezar sus clases? Y ahora, tendrán que despertarse más temprano, vestirse, desayunar y trasladarse a su escuela. Esto modificará sus hábitos de sueño. Tendrán que dormir y levantarse más temprano. Otros la flexibilidad de trabajar en casa les gustaba porque podía tener más tiempo con su familia. Una mamá me comentaba: “La pandemia ha traído mayor unión a nuestra familia. Mi marido desayuna, come y cena con todos cuando antes solamente el fin de semana ocurría esto. Lo veo menos estresado e irritable porque puede dormir una pequeña siesta y no llega tarde a casa. Ahora que sabe que regresará a su oficina lo estresa.” Muchos papás y profesionistas están muy preocupados de un posible contagio al regresar en forma presencial. ¿Qué pasará si unos sí usan cubrebocas y otros no? ¿Podemos garantizar que los niños siempre lo usen y que respeten la distancia en los momentos de receso?
Salir de nuestro invernadero no será fácil para nadie porque tendremos que adaptarnos a nuevas situaciones para garantizar la seguridad fuera de casa. Los humanos somos resilientes (capacidad de recuperarnos ante cualquier adversidad) y adaptarnos a cualquier circunstancia nueva. Nuestro cerebro tiene la función de la “plasticidad” que es la capacidad que tienen las neuronas de crecer y aprender ante eventos desconocidos y nuevos. Es normal que al principio de la adecuación ocurra cierto estrés, pero esto nos ayudará a producir adrenalina que activa e impulsa nuestras acciones. La post-pandemia será un evento normal como ha sido este año y medio de confinamiento. Aunque algunas cosas serán diferentes de hoy en adelante, en vez de originar problemas en nuestra salud mental, nos hará más fuertes. Preparémonos y alistemos a nuestros hijos a salir del invernadero (nuestro hogar) y con decisión y valor a enfrentar una nueva realidad que será mejor para todos nosotros.