Usted está aquí
Levanta Trump restricciones al Pentágono y CIA
WASHINGTON.- Donald Trump quiere que sus militares y espías se asemejen más a él. Fiel a su temperamento volcánico y su doctrina de mano dura, el presidente estadounidense promueve el fin de la cautela impuesta por Barack Obama.
En sus primeros dos meses en el Despacho Oval, Trump ha dado al Pentágono más autoridad para llevar a cabo operaciones sin la necesidad de ser aprobadas antes por la Casa Blanca, y ha permitido que la CIA, junto al Ejército del aire, vuelva a participar en los ataques con drones contra objetivos terroristas.
El aparente fin de los días del llamado micro-management del equipo de Obama en la Casa Blanca es un alivio para el Pentágono, la CIA o el Departamento de Estado, que se desesperaban porque decisiones como el envío de helicópteros de Irak a Siria propiciaran extensos debates en el círculo íntimo del último presidente.
Pero el levantamiento de restricciones de Trump preocupa a grupos de derechos humanos e incluso inquieta a la propia comunidad de seguridad. Entender qué piensa realmente el republicano es la prioridad número uno de políticos y diplomáticos de todo el mundo. También de sus militares y espías dada la imprevisibilidad del magnate inmobiliario.
Pero, como Presidente, ha colocado a tres generales en su Gobierno y ha seguido el criterio del Pentágono en rechazar la tortura y apoyar la OTAN.
¿PERO CUÁN SÓLIDO ES ESE APOYO A FUERZAS ARMADAS?
Su reacción ante uno de sus primeros reveses puede ser un ejemplo.
Dentro del Ejército hay quienes temen que esa flexibilidad pueda responder a una ausencia de liderazgo. El general Raymond Thomas, responsables del comando de Operaciones Especiales criticó en febrero, el “lío increíble” que había entre altos cargos del Gobierno.
Trump también dio su visto bueno a que se intensifiquen los bombardeos de EU contra sitios terroristas en Yemen sin tener que pasar por un riguroso proceso de aprobación de la Casa Blanca. Y ha diluido la barrera levantada por Obama en 2013, entre la CIA y el Pentágono en los ataques con drones en Yemen o Siria.
Obama estableció que la CIA se encargara de localizar al sospechoso, pero que quien apretara el gatillo de los aviones no tripulados fuese el Ejército. El motivo era ensalzar la búsqueda de transparencia y de rendición de cuentas: el Ejército, a diferencia de la CIA, revela sus ataques y detalla el número de muertos, sean terroristas o civiles.
Christopher Swift, experto en terrorismo en la Universidad de Georgetown en Washington, sostiene que es pronto para calibrar el impacto de ese cambio y que puede ser más un viraje de estética de que fondo.
“No es algo sorprendente porque generalmente los conservadores quieren que haya más flexibilidad en estos programas. Aunque los gobiernos demócratas acaben haciendo lo mismo, son más sensibles a las críticas”, dice Swift.
El experto esgrime que el debate es quién es “el capitán del equipo de futbol” y que, por ahora, la administración Trump no ha dado señales de querer emprender un giro de 180 grados en la política antiterrorista. Ya sea en la estrategia contra el Estado Islámico en Irak o Siria, donde EU ataca desde el aire y cuenta con un número limitado de asesores militares sobre el terreno. O en los bombardeos selectivos con drones desde la retaguardia a objetivos terroristas en Yemen, Somalia o Afganistán, dice Swift.