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LeBron en la pelea del trono

Como buen fanático de la NBA nacido en los años 80, pude ver a varios jugadores que después se convirtieron en miembros del Salón de la Fama y otros que aún cuando estaban en activos ya eran considerados leyenda. Sí, me refiero a Michael Jordan.

Recuerdo los grandes duelos de “Su Majestad” en las finales del Este contra los Knicks de Ewing, con los Pacers de Reggie Miller, incluso con el Magic de un joven Shaquille O’Neal.

Qué decir de las grandes finales, donde Jordan fue la pesadilla de los equipos del Oeste, como los Suns de Charles Barkley, los Trail Blazers de Clyde Drexler, los Supersonics de Shawn Kemp y Gary Payton, el Jazz de el “dúo dinámico” de Karl Malone y John Stockton (Jeff Hornacek siempre que cayó mal). Es más, hasta me tocó ver al gran Magic Johnson siendo humillado con sus Lakers.

Pero en esos seis títulos, Jordan siempre tuvo a su secuas Scottie Pippen y después se les unió Dennis Rodman, dos jugadores que ya se encuentran en estos momentos inmortalizados en el Salón de la Fama.

En estos momentos, las nuevas generaciones tienen el privilegio de ver otro cometa pasar por el firmamento.

LeBron James, criticado o amado, rival o amigo. Lo que es seguro, con la estrella de los Cavaliers no existen las medias tintas.

Pero lo que es cierto es que es un monstruo cuando entra a la duela y tiene el balón en sus manos. Muchos aficionados de mi “rodada” siguen renuentes en aceptar la grandeza de este tipo, pero seamos sinceros, no cualquier hijo de vecina rompe tantos récords de temporada regular y de playoffs de ese tal Michael Jordan.

Hace unos días vi en redes sociales un video en el que se muestra a LeBron James recibiendo una falta flagrante y al término de la jugada decide retirarse, mientras sus compañeros encaraban al responsable.

En los comentarios leí algunos en los que lo criticaban por no responder la agresión, tal y como lo hubiera hecho hace algunos años Charles Barkley, Shaq, Shawn Kemp o hasta el propio Jordan.

¿En verdad quiéren ver a un atleta, que es ejemplo de las nuevas generaciones, intercambiar golpes como auténtico pandillero? Yo no.

Sobre todo en estas épocas que vivimos, donde en Estados Unidos se ha recrudecido el odio racial, además hay que recordar que LeBron es uno de los principales críticos del presidente Donald Trump, al que señala como promotor de ese odio.

Además, de los tres campeonatos que tiene (y de los subcampeonatos también), ha sido el protagonista de su equipo y dudo que alguno de sus entonces compañeros llegue al Salón de la Fama, quizá sólo Dwyane Wade.

No estoy diciendo que “The King” ya superó a Michael Jordan como el más grande, pero el nivel que está mostrando en estos playoffs demuestra que está en el camino correcto.