‘Leatherface: La Máscara del Terror’; otro origen innecesario

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‘Leatherface: La Máscara del Terror’; otro origen innecesario

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Una prueba más de que los asesinos enmascarados se rehúsan a morir, esta cinta es entretenida pero no aporta nada nuevo a la franquicia

Calificación: 6.8 de diez

Por más que uno piense para qué existe esta película, no encontrará otra respuesta que no sea para ver sangre y efectos especiales violentos, lo cual no es un mal pretexto. La “Texas Chainsaw Massacre” original de 1974, dirigida por el recién fallecido Tobe Hooper, se ganó la reputación de ser una cinta monstruosamente violenta. Violenta es, pero explícita no, recordemos que el cineasta contaba con un presupuesto mínimo, como para andar gastando dinero en elaborados efectos. Su violencia más bien es sugerida. Aun así, la reputación la tiene y por ello quizá muchas de las nuevas versiones han exagerado este aspecto, ahora sí con buen presupuesto para cercenar cabezas y abrir vientres con una sierra eléctrica. “Leatherface” se encuentra en este tenor y a pesar de su nombre, apenas vemos al asesino en forma. Mucha sangre y diversión para fanáticos del gore, pero aún así se siente como una entrega floja y algo rutinaria.

La cinta es una precuela del filme de 1974, que nos muestra cómo llego a ser el famoso asesino de la sierra eléctrica con máscara hecha de piel humana. Resulta que venía de una familia disfuncional, como pudimos asumir por las otras cintas, pero decir “disfuncional” quizá no le hace justicia a este grupo brutales asesinos, caníbales y posiblemente incestuosos, que habitaban una granja de Texas. Ahí saciaban sus bajos instintos y de paso se armaban algún mueble hecho de huesos, ya que son muy buenos reciclando. Pero antes de la famosa película de Hooper, el pequeño Jedidiah Sawyer fue encerrado gran parte de su infancia en una institución mental. De hecho era bastante inocente y noble a diferencia de sus familiares, su vida cambia en definitiva cuando logra escapar del hospital junto con otros internos peligrosos.

De los slashers clásicos (Jason, Freddy, Michael), Leatherface es el único que ha tenido una cinta completa que cuenta su origen. Freddy Kruger tuvo flashbacks y explicaciones de su origen y poderes a lo largo de su saga. La primera escena de “Halloween” (1978) explica algo y en su remake Rob Zombie ahondó mucho más en la infancia de Michael Myers. En general hay escenas concretas que explican el origen de estos famosos monstruos, pero no largometrajes exclusivos. El gordo de la sierra ya tiene dos con esta. “The Texas Chainsaw Massacre: The Beginning” (2006) es una precuela del remake de 2003 y contó su propia versión de cómo empezó a matar. Ahora tenemos, digamos, la versión “oficial”. Desconozco por qué tanto interés particular en el origen de este asesino (será, quizá, porque está basado en uno de la vida real), que aunque sea una de la franquicias más flojas del slasher, ya superó a sus otros compañeros enmascarados con cintas en el nuevo milenio.

Como ya mencioné, los filmes nuevos son mucho más sangrientos que sus predecesores. Y, ya que estamos aquí, ninguna es realmente digna de recordarse fuera de las dos primeras realizadas por Hooper. La entrega de 2003 tiene sus fans, precisamente por el brutal despliegue de gore y ellos quizá disfrutarán mucho de “Leatherface”. Que por cierto, como dato curioso, es la segunda que lleva ese nombre, ya que en 1990 se estrenó “Leatherface: The Texas Chainsaw Massacre III”. En fin, aunque este asesino ha sido el menos prolífico de los antes mencionados y, en mi opinión, el de menor calidad en cuanto a secuelas, también entra, como aquellos, en un circuito muy particular de cinéfilos que se llega a llamar “de culto”.

En otras palabras, “la masacre texana” tiene sus fans. Dudo mucho que alguien que no sea parte de este selecto grupo disfrute de esta nueva película. Que es lo mismo que decir, de manera amable y tolerante, que no es una buena cinta. Pero los fanáticos del horror (y de la saga, sobre todo) saben que eso no es necesariamente un defecto. Sólo la primera película de esta saga se toma a sí misma con una seriedad sombría que la hizo merecedora en un lugar dentro de los grandes clásicos del género. Las demás hay que verlas desde cierto ángulo para apreciarlas. “Leatherface” lo sabe y no hace un gran esfuerzo por dar elaboradas explicaciones, entrega lo que se busca: un grupo de locos asesinos, secuencias grotescas y muertes explícitas con grandes dosis de sangre. En ese sentido, triunfa.

Ahora bien, el punto de la película es contar el origen de este asesino, ¿no? Aquí ya no le sale tan bien, no sólo porque sea una cuestión que en realidad a nadie le interesa, sino porque la explicación es sosa e innecesaria. Si el pretexto es matar, bien podrían hacer otra cinta de “la masacre”, o de cualquier otro asesino de hecho, ya que, como ya dije, aunque su nombre esté en el título, no vemos al protagonista en forma durante casi toda la trama. Pudo ser una historia de asesinos cualquiera. No tiene nada particularmente interesante o sobresaliente y es bastante sencilla. Eso se puede tomar como defecto o virtud. Los locos escapan del manicomio y un policía los persigue. Las subtramas son un tanto flojas y ninguno de los personajes capta nuestra atención, salvo, quizá el mencionado protagonista.

Creo que la historia de origen pudo ser mucho mejor y más interesante con un poco de esfuerzo. Esta película no pone mucho empeño en nada, no se quiere complicar la vida, ni ser un clásico, ni mucho menos. Con todo, tiene los elementos necesarios para ser apreciada como un filme de culto: barato y pasajero, pero muy divertido, de esos que se pueden usar para ver maratones de medianoche. Hay un cierto encanto, pero no es una película apta para todo público.

Directores: Julien Maury y Alexandre Bustillo.
Elenco: Stephen Dorff, Sam Strike, Lili Taylor, Chris Adamson, Finn Jones, James Bloor, Jessica Madsen, Sam Coleman.
Género: Terror / Slasher
Clasificación: C
Duración: 87 minutos