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Le hice mucho daño a mi cuerpo
Todas las madrugadas, Ixchel se despertaba, salía de su cuarto y corría de puntitas hacia la cocina de su casa. Cuidaba que sus papás no la escucharan. La niña de cinco años abría el refrigerador o la alacena y “robaba” la comida que su madre no la dejaba ingerir durante el día.
Ixchel Villa padecía el trastorno alimenticio conocido como comedor compulsivo o por atracón. En ese entonces no lo sabía, sus padres tampoco, nunca la descubrieron en sus atracones durante las noches cuando todos dormían.
Ella ha crecido y sabe que padece la enfermedad, que ha pasado por etapas de bulimia y otras de anorexia. Sabe que los trastornos alimenticios surgen a partir de la baja autoestima, la culpa y la ansiedad.
Hoy en Saltillo es una de las expertas en desórdenes alimenticios, y apoya a otras personas que padecen este tipo de problemas que a veces son muy difíciles de detectar.
RECUERDA EL ORIGEN
Durante su infancia, su madre le decía que lo correcto era ser delgada y bonita para poder tener a alguien que la quisiera, poder casarse y formar una familia.
Creció con esa idea, pese a que no se sentía bonita y tampoco estaba delgada.
Decidió suplir la belleza y delgadez con la inteligencia, pero no era suficiente, le faltaba algo para ser feliz, ese algo que su madre le había dicho que era necesario.
Cuando tenía 14 años, previo a su fiesta de 15, su madre la llevó con un nutriólogo para que le diera una dieta. A partir de ese momento su problema se agravó.
La dieta sólo duró tres meses. Ixchel no estaba muy por encima de su peso, eran solo unos cuantos kilos que logró bajar sin problemas. Las anfetaminas facilitaron la reducción de tallas.
Dejó la dieta y los kilos volvieron, pero ella se dio cuenta que podía perder kilos fácilmente con las pastillas, así que comenzó a tomarlas otra vez.
Sentía que no era suficiente y empezó a falsificar recetas y a robarles dinero a sus padres para poder conseguir las pastillas. Pronto se convirtió en una adicción que trajo consigo una más: las pastillas para dormir.
UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD
Fue hasta los 21 años cuando se dio cuenta que tenía un problema y decidió acudir a terapia para comedores compulsivos. Estuvo allí durante un tiempo, hasta que sintió que podía continuar ella sola. Hasta ahora, dice, ha subido y bajado 300 kilos durante la mayor parte de su vida.
“Siento que este es el mejor momento para mí. Me siento muy bien, el punto es aceptarnos como somos. No ‘querer ser como’, porque nunca vamos a lograr ser como alguien más. Si yo me hubiera aceptado como era antes, hubiera evitado muchas cosas, yo delinquí, comí de la basura. Pero ahorita agradezco por no haber muerto, porque le hice mucho daño a mi cuerpo”, reflexionó Ixchel en entrevista para VANGUARDIA.
Su problema de trastorno alimenticio la llevaron a convertirse en terapeuta familiar sistémica y después a especializarse en terapia breve estratégica para combatir estas enfermedades, porque para poder controlar estos desordenes es necesario hablar con psiquiatras, nutriólogos o endocrinólogos.
“Muchos de los especialistas no están preparados para tratar estos asuntos porque son cuestiones de dieta, de hábitos alimenticios. Y como bien lo dice el término son: trastornos de la conducta alimentaria, estamos hablando de trastornos mentales”, explicó.
Aunque todos los padecimientos compartes algunos síntomas, la especialista explicó que en el caso de la anorexia, surge a edades más tempranas, normalmente en la adolescencia, aunque en los últimos años ha habido niños de hasta 6 años que la padecen.
El problema comienza cuando los jóvenes se dan cuenta de los estándares sociales de belleza. Además, se trata de un problema que no se presenta sólo en mujeres, pues últimamente el número de pacientes hombres va en aumento.
En el caso de la anorexia, bulimia y los comedores compulsivos; la especialista aseguró que los padecimientos no se curarán nunca. “Si tienes bulimia o anorexia, las vas a tener toda la vida. Lo que se puede hacer es controlarlas”, explicó.
Ixchel recomendó a los padres de familia observar muy bien a sus hijos, estos padecimientos suelen mantenerse en secreto ante la falta de supervisión de los padres.
Es esencial revisar si vomitan o si han dejado de comer, pues de no tratarse a tiempo, estas enfermedades pueden causar la muerte.
LA ANOREXIA
De vez en cuando vomitan, consumen laxantes y la falta de ingestión de alimento se trata de un castigo autoimpuesto.
LA BULIMIA
En este caso no hay distorsión de la imagen y, por lo regular, suelen ser personas que tienen pocos kilos por encima de su peso. La bulimia se presenta de forma más común que la anorexia, pues hay el doble de personas que padecen esta enfermedad, comparado con la primera.
COMEDORES COMPULSIVOS
En este caso, el problema es el sobrepeso que genera consumir tantas calorías.
EL DATO
70 MILLONES DE PERSONAS en el mundo padecen algún tipo de trastorno alimenticio.