¿Le creemos a las calificadoras?

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¿Le creemos a las calificadoras?

En los últimos días seguramente escuchó hablar de las famosas calificadoras de riesgo, esas empresas extranjeras que “califican” a una empresa, paramunicipal o gobierno, si son dignos o no de inversión y si sus finanzas son estables o no.

Todo fue a cuenta de los señalamientos al Gobierno Federal. Fitch Ratings bajó la calificación de Petróleos Mexicanos (Pemex) de BBB- a BB+. Moody’s redujo su perspectiva de estable a negativa. Para Fitch, Pemex perdió en unos días su grado de inversión y la degradó a “especulativa, mientras que Moody’s y Standard and Poor’s la mantuvieron “estable”.

Por primera vez en más de una década, la deuda de Pemex perdió el grado de inversión para una calificadora.

Son las mismas calificadoras que según el Departamento de Justicia de Estados Unidos sabían de los riesgos financieros y otorgaron calificaciones AAA a hipotecas “basura”. Es decir, permitieron a los bancos emitir títulos de crédito con protección inferior y los hicieron rentables pese al riesgo. Al otorgar calificaciones altas, permitieron el desarrollo de los instrumentos y se generó un mercado que se comercializó. Las calificaciones permitieron su propagación en mercados internacionales. Al final tronó.

El resto es historia: derivó en la crisis hipotecaria de 2008, una de las que más daños han causado a los mercados financieros y la población.

Son las mismas calificadoras, según el presidente Andrés Manuel López Obrador, que “se hicieron de la vista gorda durante el desmantelamiento y el endeudamiento de Pemex”.

Son las mismas que en 2011, por ejemplo, aseguraron que el gobierno de Coahuila les había ocultado información respecto a la deuda bancaria.

Son los mismos, Standard and Poor’s, que el 21 de diciembre de 2018 se expresaron así de Coahuila: “tras observar un mayor control del gasto operativo y el reciente refinanciamiento de su deuda, consideramos que Coahuila continuará presentando resultados fiscales satisfactorios en los próximos dos años”.

En la última “calificación” de Standard and Poor’s a Coahuila, confirmaron su calificación crediticia de emisor de largo plazo en escala nacional de mxBB, pero informaron que dicha calificación la retiraron a solicitud del emisor. “Al momento del retiro, la perspectiva se mantenía estable”.

¿Las finanzas de Coahuila están estables? ¿Se puede llamar estabilidad a una deuda eterna de 36 mil millones de pesos donde cada año se pagan 3 mil millones de pesos de intereses, y que para este año sólo se presupuestó aportar a capital 75.6 millones de pesos? Piénselo de esta forma, si usted debe 36 mil pesos a un banco (no 36 mil millones), ¿le parecería estable haber pagado ya 2 mil 500 pesos de intereses cada año en los últimos 8 años y tener la misma deuda, y además, saber que durante otros 20, 25 y 30 años seguirá pagando un promedio de 3 mil pesos a su deuda entre amortizaciones e intereses?

La última aparición de Coahuila en Fitch Ratings fue el 20 de diciembre, cuando la calificadora se pronunció sobre la reestructura de la deuda: “para hacer frente al pago del servicio de la deuda, Coahuila tiene afectados 94.23 por ciento del Fondo General de Participaciones. (…) Los créditos mejoraron los términos y condiciones de la deuda pública directa de 36 mil 216 millones de pesos”.

En términos generales, hay que remontarse hasta el 25 de julio de hace un año, cuando Fitch ratificó la calidad crediticia de Coahuila en BBB+ (mex). Perspectiva estable.

Cabe recordar que las calificadoras trabajan con la información que se les da, pues son contratadas por los mismos gobiernos, es decir, reciben honorarios por sus calificaciones.

A nivel municipal, el 4 de diciembre de 2018, Fitch también ratificó a Torreón una calificación crediticia de AA- (mex). Perspectiva estable. La calificación contempla el bajo nivel de endeudamiento del municipio y su importancia al formar parte de la Zona Metropolitana de La Laguna y “los niveles altos de inversión”.

En Saltillo, Fitch aumentó la última vez la calificación de AA (mex) a AA+ (mex), debido a “la política de endeudamiento prudente que ha prevalecido en la entidad y al desempeño financiero y presupuestal que se observó en el periodo de análisis”.

AL TIRO

En el mundo existen cerca de 80 calificadoras, pero tres dominan casi 90 por ciento del mercado y en teoría son capaces de desestabilizar a una nación: Moodys, Fitch Ratings y Standard and Poor’s. Como criticó el escritor Eduardo Galeano en una entrevista: “(Las calificadoras) se sienten con derecho a clasificar y calificar a los países, siempre en el camino de la obediencia, a las órdenes de un sistema enemigo de la gente”.

Al final, la mejor calificación es la de la gente.