Le colocan brazalete y ella era la víctima de violencia física y psicológica

Usted está aquí

Le colocan brazalete y ella era la víctima de violencia física y psicológica

Le colocan brazalete y ella era la víctima de violencia física y psicológica
El noviazgo fue perfecto, llegó la boda, pero al pasar el primer mes de la boda, comenzaron los cambios repentinos, llegó la violencia psicológica y casi detrás de ella la física declaró a VANGUARDIA Edith

Por años, Edith  vivió en la oscuridad, en medio de la depresión, de la violencia física y psicológica que su esposo ejercía sobre ella. Cuando tomó valor y denunció esto a las autoridades estas tomaron la versión de su agresor y ahora a ella es a quien le colocaron un brazalete y le retiraron la custodia de sus hijos.

La historia se remonta a once años atrás, cuando José Ismael Ruiz Solís un pastor de la iglesia cristiana en Nueva Rosita empezó a cotejarle, todo parecía un cuento de hadas pues aunque era doce años mayor que ella y pudiera existir diferencias entre ambos, él demostró ser el hombre ideal.

El noviazgo fue perfecto, llegó la boda, pero al pasar el primer mes de la boda, comenzaron los cambios repentinos, llegó la violencia psicológica y casi detrás de ella la física declaró a VANGUARDIA Edith Villarreal Calixto.

“Comienza el maltrato desde el inicio, yo trabajaba en una estética, esto solo duró un mes después de la boda, me lo prohibió. No quería que saliera ni salir a barrer, ir a la tienda, cuando salí embarazada fue a los tres meses, no quiso que se hiciera el control de su embarazo aun y cuando se sentía mal, tenía dolores de cabeza”.

El pastor le prohibía que acudiera al ginecólogo aun y cuando tenía malestares, sin embargo un día al no soportar más, Edith acudió al médico, de inmediato le canalizaron a un hospital de Palaú para practicarle una cesárea de urgencia, tenía preclamsia.

En el resto de los meses de embarazo no soportaba los malestares, busca cita con el ginecólogo le canalizan a Palau y le hacen cesárea de urgencia por preclamsia, desde ahí comienzan los maltratos.

“No me dejaba maquillarme, no me dejaba usar pantalón, me hacía usar faldas largas, salía lo menos que podía, cuando los niños se enfermaban no quería ni que los llevara a consultar. Él me decía que era rebelde porque no le hacía caso, si yo desobedecería en llevar a los niños a consultar para él yo era una rebelde”.

Los puñetazos en la cabeza, era la forma de domar la rebeldía de Edith, pero hubo ocasiones que era golpeada con una madera donde venía marcada la frase “La vara y la corrección dan sabiduría” de Proverbios 29:15.

“La usaba para intimidar a los niños, si ellos andaban inquietos los sentaba en un sillón, a los más pequeños los ponía a leer textos bíblicos, casi siempre estaban llorando al que le pegaba más era el mediano, justo en el embarazo me iba pegar, como sabía que me pegaba en la cabeza, me hinqué y mi error fue estar con las piernas abiertas, me pegó en mi vagina aun y cuando estaba a ocho meses de embarazo”.

Al ser amenazada con quitarle a sus hijos, Edith empezó a tomar terapias en la Instancia de la Mujer, fue así como comenzó a pedirle el divorcio.

Por años este le negó el que se separarían, pero en abril del año en curso repentinamente aceptó de un día a otro y dijo le daría la custodia de sus hijos y también pensión, o al menos eso le prometió.

Sin embargo, con asesoría de su amiga y abogada Sandra Tobías promovió la demanda de divorcio, logró interponer una denuncia contra Edith por amenazas de muerte de parte de su esposa, presentó un cuchillo con el que presuntamente le habría intimidado.

“El decía que sufría violencia, eso fue todo”.

Sustrajo a sus tres hijos Joseph, Jishua, Emmanuel y Edith intentó interponer una denuncia por sustracción y violencia familiar, sin embargo la denuncia en su contra se judicializó de inmediato y en una audiencia la defensa de su marido solicitó la prisión preventiva por que era un riesgo para el resto de la familia.

Hace algunos días el Ministerio Público y su defensa abogaron ante el juez de control y este le otorgó un brazalete electrónico, le indicó que podría ver a sus hijos de lunes a viernes en horario de 4 a 8 de la noche y sábados y domingos en horario libre.

 

Hasta este día solo en dos ocasiones les ha visto.

“Mi demanda no procedió desde entonces, la mía si las de él no, aun y con pruebas de un traumatólogo que hizo un escrito que hizo del problema de columna derivados de golpes que él me dio”

“Desde la parte cervical hasta la lumbar, en el MP tengo una USB con audios de los niños donde me dicen que me extrañan verme a mi y a mi niña, eso me lo envió una vecina de ellos que a escondidas los grabó. El se benefició por tener amigos de la licenciada Sandra Tobías, ella es una abogada con mucha influencia”.

Por ahora Edith vive en una casa de asistencia en Rosita no puede salir, si va a la tienda tiene que hacer una llamada para informar cada movimiento que hace.

“Tengo que llamar cuando regreso y cuando estoy de nuevo en mi casa, ahorita que fui con la psicóloga tuve que hablar como cuatro veces en una sola salida”.

En medio de la impotencia que siente por esta situación, pide a las autoridades que únicamente  tomen en cuenta su denuncia y las pruebas que presentó, que investiguen a fondo todo lo que sucedió en su matrimonio y de ahí analicen si es ella quien debe de estar con una medida cautelar y no su agresor que está al frente de una iglesia cristiana.

“No es normal que me dieran prisión preventiva por una denuncia de amenazas, ni a los violadores ni golpeadores se los ponen, que vean a fondo que hay detrás de todo esto. El señor tenía una denuncia por intento de homicidio en estados Unidos entre el año 2000 a 2005, deben de investigar”.