Las sorpresas de la 4T

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Las sorpresas de la 4T

Óscar Burgos, el comediante, tiene un genial personaje: Al Payaso Pilin. Un cómico jubilado disfrazado que ofrece fiestas infantiles a 500 pesos, y él pone la música, las sillas, mesas, pastel y las bolsitas de dulces. Cuando le preguntan si le resulta ofrecer ese precio, responde: bueno, el día de la fiesta le digo a la patrona: “Fíjese que hoy no pude traer las mesas, ni las sillas; el pastel es de utilería y las bolsitas de dulces sí, pero son de las que traen cacahuates, colaciones y una naranja de Montemorelos grandota”. A ello se está pareciendo el inicio de esta mal llamada Cuarta Transformación.

El México del hartazgo llevó a Lopez Obrador a obtener un contundente triunfo el 1 de julio, pero su máximo error fue haberse puesto a gobernar de facto a una nación que aún no entiende qué sucedió el día de las elecciones y cuáles fueron los mensajes reales en las urnas.

Analistas de campañas políticas refieren que uno es el candidato y otro es el ungido, aduciendo que las promesas hechas antes de las elecciones son para lograr un triunfo y que, al momento de tomar posesión, el nuevo gobernante tendrá que evaluar cuáles de aquellas son posibles y cuáles no, surgiendo los asegunes del payaso Pilin.

Por un lado, ningún titular del Ejecutivo había llegado al cargo con la plataforma legislativa que la bancada de Morena le preparó en estas fechas, en comparación a los inicios sexenales de Miguel de la Madrid, quien enfrentó la nacionalización de la Banca como acto inaugural por ejemplo, o la bienvenida que le dieron a Calderón en su toma de protesta o las devaluaciones que recibieron Ruiz Cortines y López Portillo.

López Obrador se hizo merecedor de una cortesía legislativa a través de diversas iniciativas para propiciar un inicio con cero variantes, a saber:

1.- Ley Orgánica de la Administración Pública Federal. Se presentó ante el pleno de la Cámara de Diputados el dictamen de reforma para crear nuevas secretarías de Estado, como la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, y la de Bienestar Social; dotar de mayores facultades de control a la Secretaría de Hacienda (SHCP); reorganizar a la Secretaría de Gobernación (Segob); dar mayor poder a la Oficina de la Presidencia y a la Consejería Jurídica, y crear la figura de delegados estatales para supervisar los programas sociales en las entidades.

2.- Ley Orgánica de la Administración Pública Federal. Busca permitir la creación de comisiones consultivas en el Poder Ejecutivo, para así desahogar asuntos de trascendencia nacional, como la investigación sobre la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa. 

3.-Ley Orgánica de la Fiscalía General de la República. El dictamen impulsado por Morena asegura que la Fiscalía General tendría una estructura operativa con capacidad real para investigar casos de crimen organizado, corrupción y violaciones graves a derechos humanos, y colocaría a las víctimas y a la ciudadanía en el centro de sus funciones. 

4.- Carta Magna. Reformar las consultas populares, como un mecanismo que promueve la democracia. La iniciativa eliminaría el candado para que solamente el Congreso o el presidente puedan convocar a consulta popular, o bien, el 2 por ciento del electorado; además, el resultado sería vinculante.

5.- Ley de Austeridad Republicana. Se plantea incorporar la austeridad como principio conductor de la administración y eje estratégico del gasto público, estableciéndola como obligatoria para los servidores públicos y transversal a todo el gobierno. Entre otras leyes.

¿Si AMLO obtuvo los resultados triunfales en el poder ejecutivo y legislativo, para qué exponerse durante 4 meses al golpeteo diario?, la respuesta incluye a la personalidad del mesías tropical descrito por Krazue en 2006, hoy rematizado con la Cuarta Transformación. Ese desgaste ya le costó 9 puntos del índice de aceptación que significan una caída del 14 por ciento y lo llevan a iniciar su sexenio con el 55.6 de aceptación.

El anterior número tiene un significado sensible y de análisis: comparativamente con otros presidentes, llega al poder con menos aceptación que Fox (66%) e igual que Peña Nieto (55%) según datos de Parametría. Y sólo como agregado cultural, Calderón inicio con 47 por ciento y termino con 67 por ciento, según la casa encuestadora.