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Las reveladoras inconsistencias del magnicidio de Colosio
A casi 25 años del magnicidio del entonces candidato presidencial Luis Donaldo Colosio, el expediente de su caso ha sido abierto revelando así detalles no antes conocidos.
Una investigación de Mexicanos Contra la Corrupción e Impunidad (MCCI) muestran una serie de reveladores inconsistencias del caso encontradas dentro del expediente.
LAS DOS DECLARACIONES DE GRACIELA, NOVIA DE ABURTO
Graciela González Díaz tuvo una relación fugaz con Mario Aburto, se conocieron en la maquiladora donde ambos trabajan y apenas salieron 15 días juntos. Ella tenía 16 años, él 23. Cuatro días después del magnicidio, Graciela acudió a las instalaciones de la Procuraduría General de la República (PGR) en Tijuana, Baja California.
Acompañada de su tío, Isidoro González, la menor de edad da su declaración, en ella asegura que 13 días antes del crimen, Aburto la llevó a un museo de cera donde le enseñó una estatua llamada “El Caballero Águila”. De acuerdo con González Díaz, Aburo le confesó que así lo apodaban en el grupo político que pertenecía.
Posteriormente le dijo que sabía manejar armas, que vivió en Chiapas durante cuatro meses cuando explotó el conflicto armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), hecho que lo había llevado al “partido Cardenista”, ya estaba harto de que siempre ganara el PRI.
Así, Graciela sostenía la versión de las autoridades de que el asesinato tenía un móvil político ocasionado por la visión extrema en materia de Aburto. Sin embargo, unos meses después, en septiembre del mismo año, cuando fue el careo con Mario, sus palabras cambiaron por completo.
Aburto le dijo a Graciela que entendía lo que hacía aunque no fuera verdad, pues sabía que había sido intimidada, sobornada o engañada por las autoridades. Tras sus palabras Mario rompe en llanto y agrega: “Sé que estás pensando en escoger entre yo y tu familia”.
Entonces, Graciela llora también y empieza a relatar otra versión: “No, él no me lo dijo. No me dijo lo de las armas, lo de su partido político”. Finalmente agrega que las autoridades solo le dieron unas hojas para que firmara, sin dar más detalles.
LA LLAMADA DE CARLOS SALINAS CON ABURTO
Poco más de un mes después del asesinato de Luis Donaldo Colosio el 29 de abril de 1994, Mario Aburto ampliaba su declaración desde el Centro de Readaptación Federal Social número 1, conocido como Almoloya de Juárez.
Ahí rechazó que lo apodaran como “El Caballero Águila”, negó que hubiera estado en Chiapas, dijo desconocer el EZLN y que no tenía un entrenamiento especial con armas. Según su versión, el asesinato fue un accidente: “me golpearon en la pierna derecha y perdí el equilibrio”.
Cuando fue detenido y presentado ante la PGR en Tijuana, Aburto sostuvo que agentes ministeriales le dijeron que tenía que declarar que pertenecía a un grupo ya sea armado o político, para luego declararse culpable, pues de no hacerlo estaría en grave peligro.
Posteriormente, en la procuraduría fue envuelto en un colchón y lo torturaron tanto física como psicológicamente: “Me dijeron que mi mamá también estaba siendo torturada”. Según Aburto querían que inculpara a alguien, peor no detalló a quien.
Sin embargo, lo verdaderamente impactante fue una supuesta llamada que recibió del entonces presidente Calos Salinas de Gortari, señalado por la opinión pública como el hombre detrás del asesinato de Colosio.
Pese a ello, el tema no se volvió a abordar en todo el juicio, el caso continuó.
FEDERALES DECLARARON CONTRA ABURTO... AUNQUE NUNCA ESTUVIERON AHÍ
Nueve elementos de la Policía Federal declararon contra Mario Aburto, relataron el magnicidio contra Colosio y como el asesino disparó en dos ocasiones contra el candidato presidencial. Cuando lo detienen, éste confiesa: lo hice “porque de acuerdo a sus ideas personales quería evitar hechos que pudieron pasar semejantes a los que ocurrieron en Chiapas”, en referencia al EZNL.
Sin embargo, seis de los nueve federales nunca estuvieron cerca del lugar de los hechos, en el mejor de los casos a varios metros de lo sucedido.
EL AGENTE DEL CISEN CON SANGRE Y PÓLVORA
Aquel 23 de marzo de 1994, Mario Aburto no fue el único detenido por el asesinato del candidato presidencial del PRI, Jorge Antonio Sánchez Ortega también fue llevado a las instalaciones de la PGR sólo porque su chamarra blanca estaba llena de sangre.
Sánchez Ortega era agente del Centro de Investigación y Seguridad Nacional de la Secretaria de Gobernación (Cisen). En su declaración sostuvo que estaba presente por órdenes de la dependencia y que en efecto, la sangre de su chamarra era de Colosio, pues alguien que iba cargando el cuerpo lo manchó en la manga izquierda.
La fiscalía determinó que las palabras del agente del Cisen eran verdaderas. Sin embargo, luego de realizarse un estudio químico de determinó que las manos de Jorge Antonio tenían plomo, es decir, había disparado un arma.
Esto pese a que Sánchez Ortega aseguró que no iba armado el día del magnicidio, ya que dentro del trabajo que realizaba no se le permitía portar armas de fuego. Lo más interesante: los resultados del análisis de plomo fueron los mismos que obtuvo Mario Aburto. Sin embargo se descartó su participación en el caso.
‘YO NO DISPARÉ’; ABURTO RECREA EL ASESINATO
Uno de los 10 capítulos de la investigación es “Aburto: el actor”, un video donde Aburto recrea una de sus versiones en la que afirma que nunca había ido a un mitin, que acudió al de Colosio por curiosidad, que disparó al tropezar y que no hizo el segundo disparo.
En el video, Aburto da instrucciones, explica y acomoda a personas, como si él fuera un perito y no el asesino. Da sus hipótesis y teorías conspirativas: “tratan de ocultar la verdadera reconstrucción”, dice. En él se ve la disposición de un testigo y se justifica. Constantemente llama a los fotógrafos para darles indicaciones: “sí lo puede tomar así”.
“La reconstrucción, como pudieron ver, no pude haber hecho yo el segundo disparo, que es a lo que concretamente quería llegar a este punto. Primero, de que fue accidentalmente el disparo que se salió de mi arma por los movimientos. Si una persona se tropieza ¿qué es lo primero que hace?, al menos a mí me pasa: cuando tropiezo hacemos este movimiento y si es una parte donde no hay piedras puede uno caer así y mover el brazo así.
“Entonces vean cómo gira el cuerpo en su propio eje. Es por eso que mi mano se movió así, pero jamás estoy como ellos trataron de hacer creer, de que había sido una persona experta en la materia de tirando con personas… también se pudo comprobar que no es cierto”, se escucha a Aburto en la grabación de 53:15 minutos.
Aburto niega que haya disparado directamente a la cabeza del candidato presidencial, como se ve en los videos captados el día del magnicidio y afirma: “No conozco de armas ni tengo experiencia en este tipo de cosas”. Además, califica de “ridículo e irrisorio” que haya disparado intencionalmente y asegura que las grabaciones captadas ese 23 de marzo de 1994 fueron manipuladas.
“Como se pudo ver, yo no estaba así (apuntando con la pistola directo a la cabeza de Colosio) y jamás de los jamases hubo esa imagen. Ellos tal vez la hicieron por alteración de los videos, como se puede comprobar, de que efectivamente se pueden alterarse los videos, pueden hacerse trucos de cámara e incluso regrabar videos, imágenes ópticas que mienten en la realidad”, dijo.
El asesino remata en el video con que “no había una intención absoluta en querer hacer daño a una persona respetable, una persona que ni siquiera conocía. Segundo, no había ningún motivo para atentar contra una persona. Primero, porque no soy una persona que esté mal de sus facultades mentales, no pertenezco a grupos armados ni he practicado con armas ni estoy relacionado con la política y soy una persona totalmente recta que no utiliza drogas, que se dedicaba a su trabajo…”.
Con información de La Silla Rota y Milenio