Las rémoras 2
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Las rémoras 2
Mencionábamos las peripecias del secretario de Gobierno, quien tiene entre sus principales asesores varios personajes con lastre para poder gobernar. Paco Niebla, con nebulosa carrera siempre a través de las sombras, una vez que empinó al malogrado delegado de Cuauhtémoc en los años noventa en la Ciudad de Mexico, se refugió en la administración de Martinez y fue el artífice del empoderamiento de los movimientos sindicales radicales en la frontera norte y centro de Coahuila en los años 2003, 2012, 2014 y de nueva cuenta hoy día con los mineros en Acuña. Su perfil es de los que se manejan con dos marcas, siempre con la terebra y al aprovechamiento de las mieses. Hoy día tira la piedra con los radicales y esconde la mano.
No muy lejos Carmen Galván Tello, la “doctora diésel”, acusada de tráfico de influencias por los panistas, y con razón, al ser consejera jurídica del Gobierno y a su vez magistrada supernumeraria del Tribunal de Justicia Administrativa. Galván Tello, impulsada por otra finísima persona Sandra Rodríguez Wong, durante el régimen del terror, fomento la creación de las leyes más restrictivas y mal fundamentadas de las que se tenga memoria legislativa, que hoy por hoy están siendo revisadas (tauromaquia, profesiones, deuda pública, matrimonio gay, transparencia, etc.).
Y ya que andamos por el rumbo Rodríguez Wong, quien heredó el puesto a su amiguita y protegida, es hoy magistrada presidenta por 15 años del Tribunal de Justicia Administrativa, tan inoperante que sólo se tiene la fachada y los pagos de nómina, de lo demás ni asuntos ni intenciones, ya que primero crearon los puestos y los nombramientos y después la infraestructura. Le urgía a Rubén M. dejar bien apuntalado el sistema de protección y al final hizo las cosas con las extremidades.
Rodríguez Wong fue la mente siniestra de las leyes del moreirato, bueno, hasta con dedicatoria personal era capaz de elucubrar verdaderas barbaries legales para vergüenza de la legislación coahuilense, pero con poder, todo es posible. En realidad, en política, la justicia no opera.
En la SEDU los ejemplares son bastos y aun cuando ya se sacudieron a la rémora mayor, continúan haciendo de las suyas personajes del pasado que entintan la buena labor que se presume tendrá esta administración.
Dentro del área jurídica dos personajes: Enrique Flores y Rosalinda Garza, se han dedicado a sembrar el terror en la dependencia amedrentando con el petate del muerto de las recisiones y los castigos a los maestros, sin fundamento. Basta darse una vuelta al Tribunal de Conciliación para darse cuenta del sinfín de asuntos generados por esa conducta intolerante y áspera de la dupla, antiguamente protegidos. Otro que se agazapó en la Dirección de Normales es Jesus de la Garza, quien de jubilado sigue sangrando el presupuesto con una función inoperante y duplicada. Para obtener la jubilación es necesario un dictamen de invalidez, ergo, ya no se puede laborar: ¿cuál es el tamaño del compromiso?
Otro caso es la secretaria de Fiscalización, Teresa Guajardo, quien se coló al puesto por ser sobrina de Marucha y lo primero que declaró fue que no le competen los asuntos del pasado (sic), por lo que apunta a la impunidad el asunto de las cobijas y las empresas fantasma que atracaron en 600 millones de pesos.
Y para finalizar, llega el que como San Pedro negó a su mecenas tres veces y que canta la gorda.
Chuy Flores Mier, flamante fiscal de hierro en contra de los corruptos, galante con las damas, tierno con los niños, pero dócil con los maleantes, se convierte en el mayor de los centros de gastos del estado y el más improductivo, ya que con un presupuesto asignado de 63 millones de pesos sólo lleva (no resueltos) siete casos judiciales, es decir, cada uno nos cuesta 9 millones de pesos a los coahuilenses y eso que todavía no sabemos si procederán o no.
Gobernador Riquelme, tiene en sus manos la oportunidad de consolidar su gobierno, y ya no mediante el golpe de timón, con que dé un zape puede llegar al gobierno fuerte que pretende.