Usted está aquí
Las pilas del reloj
El reloj de mi consultorio hace un incesante “clickclickclick”, dando la impresión de que las manecillas están en movimiento. Eso pensé. Al examinarlo, me doy cuenta de que no es una marcación de segundos normales, como cualquier reloj haría, sino una manifestación de que el tiempo, en este reloj, se ha detenido.
Ahora sí llegó la primavera, pero sigo sintiendo que estoy viviendo dentro de una burbuja, alejada de la realidad anterior y en transición hacia una nueva. Mientras los casos de COVID van a la baja y parte de la sierra cercana arde; los árboles y plantas cercanos, que pensé perdidas por las últimas heladas, están repletos de hojas y señales de flores. Por la ventana de la sala veo que el rosal tiene pequeños brotes que serán flores rojas. Me han hablado de azahares, y el jazmín, que en sus años no había pasado de unas cuantas ramitas, ha tomado color y ocupa espacio.
El teatro vuelve entre medidas más que menos estrictas y una alegría cautelosa. He visto equipos de futbol en las canchas de tierra cerca de casa. Algunas escuelas vuelven a clases presenciales y otras han hecho una maestría de sistemas híbridos.
Para acompañar a la primavera, prendí la fogata y las velas. Me tomé una copa de vino, sabiendo que he pasado, y hemos pasado, por una experiencia transformadora, y que nada es igual. No sé Uds., pero yo no sé exactamente cómo negociar con lo que sigue, tal vez porque no tengo idea de que sigue. Creo que por hoy solamente cambiaré las pilas al reloj.