Las pensiones de los roedores

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Las pensiones de los roedores

Esto sucede en un País de arbitrariedades dinámicas, donde a cualquier político autoritario le da por sentirse señor de vidas y haciendas, dador de gracia y penitencia, el mismo que llegando al poder gusta que le llamen “el señor”, así como ordenan ser llamados los narcos y los potentados de baja estofa, no simplemente “señor”, sino precedido del artículo determinado “el”, que lo hace sentirse el ser supremo, el todopoderoso, el capo de tuti capi, el Evaristo Madero de cualquier pueblo agachón.

Porque el drama de este País siempre ha sido el ogro filantrópico,el cacique autoritario, patrimonialista y rapaz, donador de migajas para los hambrientos, prebendas para los abyectos y hasta pensiones vitalicias para los protegidos. Claro, todo con recursos públicos.

Nefasta época en que los delincuentes son más admirados que sus antepasados heroicos, porque Adalberto Madero, primo de Evaristo, sigue impune en Monterrey, mientras que Parras sigue siendo un coto de explotación y recreo heredado por el mártir Madero a un sobrino lejano, atorrante y ladrón.

Y vea usted cómo es que Evaristo Madero Marcos sigue atracándonos en Parras. Para empezar, todos sabemos que no asiste a laborar como recaudador porque apenas sabe leer y escribir, cosa que él mismo ha reconocido y que es motivo de admiración para los parrenses, como en su tiempo ad0miraban al famoso “Panza Fría”,mismo al que Madero Marcos igualó desde muy joven, pues sepa usted que desde entonces Evaristito era y aún reconocido experto en el arte del birlibirloque.

Claro está que Madero Marcos nunca superará a “Panza Fría” en ingenio y carisma, porque Evaristo no es más que una caricatura mal hecha de Forrest Gump, afortunado en dinero, es cierto, pero sin la nobleza y la gracia de su homólogo deficiente mental.

Pero olvídese de las rapiñas de Evaristo como concesionario de la basura, la renta de pozos de agua al Simas, del gerente de su empresa que paga el municipio y otras tantas corruptelas.

Porque uno de los mayores latrocinios contra el presupuesto de Parras lo constituye el saqueo mensual de los allegados que Evaristo pensionó en el municipio sin tener derecho alguno. Son gente que trabajó sólo tres años en la alcaldía, otros jamás lo hicieron, como los empleados de su empresa particular, parientes, concubinas, amigos de parranda, lambiscones y hasta un reconocido roba vacas.

Estamos hablando de decenas de pensionados que Evaristo Madero benefició y que hoy son viles ratas que carcomen el erario de Parras.

Y por ello, es urgente que la nueva ley de pensiones depure a estos roedores que hoy merman el presupuesto por el arbitrio de un bribón que tiene dominado al “Coco” Dávila y que no tarda en pensionar a esa dama del taconeo equívoco que hoy mantenemos en el Cabildo, un capricho más del cacique cuyo goce placentero pagamos con nuestros impuestos.

Mientras tanto, los burócratas sindicalizados viven en la imaginaria, trabajando arduamente mientras que otros, sin haber trabajado nunca en el Ayuntamiento, ya disfrutan de su pensión. De veras que si el “Coco” Dávila desea reivindicarse, debe dar de baja a todas esas ratas que Evaristo pensionó.