Las nuevas crónicas pandémicas. Año 1. Vol. 25. La Alianza “Jaláctica” contra el Subsecretario

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Las nuevas crónicas pandémicas. Año 1. Vol. 25. La Alianza “Jaláctica” contra el Subsecretario

En su lógica, Gatell y AMLO (por supollo) son responsables de la catástrofe sanitaria y económica

Una movilización importante acaeció en la ciudad de Berlín. Una cantidad imprecisa de personas salió a las calles para protestar en contra de las medidas sanitarias impuestas por el gobierno de la canciller Angela Merkel y exigir el cese inmediato de dichas restricciones, así como la reanudación de todas las actividades; en suma, la recuperación de sus vidas, en un acto que los manifestantes denominaron sin falsas modestias, Día de la Libertad.

Menciono que era una cantidad imprecisa de manifestantes porque los medios lo minimizan reseñando que no pasaban de 12 mil trasnochados, mientras que los propios inconformes se jactan de haber congregado a nada menos que 1.2 millones de almas arias, sin cubrebocas ni ninguna clase de distanciamiento social (de la resulta veremos de qué lado estaba la razón).

Otros medios sin ningún pudor tildaron de plano a los manifestantes de “negacionistas”, conspiranoicos (y casi, casi, terraplanistas), es decir, gente que refuta la idea de que exista  una real pandemia ocasionada por un virus, y obsesionada con la idea de que todo es un complot orquestado por perversos intereses político-económicos; aunque los propios disidentes afirman que la existencia del virus no está en discusión, sino las restricciones impuestas, mismas que ya los tienen bien fritos, no obstante se dice que Alemania está al día de hoy siendo severamente castigada por un repunte de brotes de COVID-19.

Parece que una buena parte de los germanos está ya “bis zur Mutter” del cubrebocas, el gel antibacterial, el distanciamiento social pero, sobre todo, de la parálisis social y económica y proclaman el “¡Fin del Corona Régimen!”. (Nota: no descarte un interés político detrás de esta movilización, después de todo, los alemanes son buenos para dejarse ir con la ola, según lo demostró aquel señor del bigotito chistoso).

La protesta, por supuesto, encontró su contraparte en los ultra-pandémicos, los que acatan todos los protocolos que se les dicten por absurdos o ineficientes que resulten y encuentran su terror bien justificado y moralmente ejemplar.

En España -¡pardiez!-, un grupo de 150 médicos exige también una revisión exhaustiva precisamente de los protocolos establecidos por la Organización Mundial de la Salud para el control de la pandemia.

Según este bloque médico, la OMS necesita urgentemente actualizar su información. Y es que si el chingado coronavirus no está en el aire, es totalmente injustificado obligar a la población a cubrirse el rostro; de hecho se le está exponiendo a auto contaminarse con su propia fauna bacteriana entre otros muchos inconvenientes, sin ser un factor decisivo en la guerra contra el coronavirus (es una postura, a mí no me reclame).

Afirma el colectivo médico (algo que la OMS sabría de sobra sin haberlo difundido correctamente), que el virus sólo se contagia por tos y estornudo. El cubrebocas sí sirve -¡sí!- cuando se está al cuidado a un paciente. Sirve por un corto tiempo, bien utilizado y en casos muy concretos (punto para Gatell, para que se pongan verdes sus haters). La reclusión total tampoco la consideran necesaria, afirman que sólo debió aislarse a los enfermos. Pequeño importante detalle a recordar: que el estar infectado NO significa estar enfermo por necesidad. El colectivo “Médicos por la Verdad” insiste que estarle machacando a la población todos los días, a toda hora, el número de casos positivos sin el menor contexto, solo sirve para alimentar la psicosis y la histeria colectiva (¡Hola, Coahuila! ¡Cómo estás!).

La agrupación española tampoco niega el virus o su diseminación global (aunque también son tachados de negacionistas), ellos sólo afirman pugnar por la verdad y aunque es un grupo más bien compacto, sí es lo suficientemente visible como para dejarnos algunas serias interrogantes sobre la forma en que hemos manejado la pandemia a escala mundial.

En México, un grupo de gobernadores de oposición autonombrados Alianza Federalista, pide la destitución del subsecretario de Salud y portavoz de las políticas de respuesta al COVID-19 de la Presidencia, Hugo López Gatell porque, aseguran, sus estrategias han sido erráticas, confusas, disparando los contagios y por consiguiente el número de muertes, además de una dolosa especulación del comportamiento estadístico de la pandemia, lo que ha dañado gravemente la economía nacional.

En su lógica, Gatell y AMLO (por supollo) son responsables de la catástrofe sanitaria y económica, mientras que las administraciones locales son en cambio una chingonada tal que salvan vidas y empleos al mismo tiempo, porque ellos sí saben cómo, cuándo, dónde y cuáles son las medidas a adoptar. O sea, la catástrofe existe en lo referente al Gobierno Federal, pero no en lo concerniente a los gobiernos estatales. ¡Chulada de lógica!

Pero los gobernadores disidentes son unos ladinos más largos que la propia cuarentena y para muestra, nuestro propio botón, el mandatario estatal, Miguel Riquelme. Analicemos: Gatell desde el inicio ha insistido en el “¡quédate en casa!” como única medida efectiva contra esta crisis. Mientras que el des Gobernador de Coahuila está ordenando una serie de reaperturas y reactivaciones económicas, industriales y administrativas, en medio de la peor época de contagios reportada en el Estado. ¡¿Cuál es la pinche lógica en esto?! 

De esta contradicción sólo se infieren dos cosas, mr. Góber: O la situación no es tan grave como aseguran usted y la Alianza “Jaláctica” esa de gobernadores a la que usted gustoso suscribe; o espera, con esta reanudación de labores presenciales en edificios públicos (amén de otras reactivaciones), que haya muchos muertos más para adjudicárselos al “coronaviru” y usarlo como ariete político en contra del viejito cotonete que tenemos de Presidente. 

Una de las dos debe ser la verdad, usted sabrá cual, pero sepa también que sacar raja política de una crisis de esta naturaleza es una de las cosas más bajas y viles que puede haber (hasta para los estándares de un gobernador de Coahuila). Sepa además y por último que los ojos de la historia habrán de regresar una y otra vez a revisar este periodo, analizando lo acontecido, evaluando nuestra actuación y por supuesto, juzgándole, no tenga la menor duda de esto.