Las jornadas (1)
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Las jornadas (1)
A Issa, mi razón, en su cumpleaños
Arrancaron las campañas en pos de la Gubernatura, alcaldías y diputaciones en esta tierra, también el tiempo del cobro de facturas de un electorado cansado con el régimen de dos sexenios de iguales apellidos, que transcurrieron entre la desilusión y el odio, amén del despilfarro, la acumulación de patrimonios inexplicables y el endeudamiento del pueblo coahuilense.
Los Moreira hicieron de este estado su coto particular y ahora pretenden buscar una salida que los cubra a través de la imposición de un candidato impopular, entregado, sumiso y con gustos caros, por una parte; y por medio de una diputación plurinominal para efectos del fuero.
Las huellas delictivas del tráfico inmobiliario fueron borradas con la caída del sistema registral en el que el sonriente “profesor” Zamora fue operador y cómplice. Al igual que en el sexenio anterior, Víctor fue utilizado para “componer” las cifras como cuando lo hizo siendo secretario de Finanzas en 2010, alentando a su pupilo Villarreal (otra panza aventurera tamaulipecus).
Lejos de la plataforma e ideología del PRI, al candidato Riquelme le pesa la losa de su padrino, y erróneamente refiere al régimen de éste como un modelo ejemplar en la creación de empleos, en la estabilidad económica y la tranquilidad pueblerina, en un panorama en el que es imposible esconder los números del fracaso del régimen rubenista y su preponderante estilo de represión e intolerancia.
El reino del miedo abrió sus fauces en los últimos dos años escupiendo fuego y lodo a todos aquellos que tuvieran una opinión distinta al caudillo, se tratara de gente de dentro o fuera del aparato gubernamental, cuantimás a quienes nos dedicamos al periodismo.
Las fases de la campaña del delfín son clásicas y obedecen al esquema más tradicionalista del priísmo en aquellos lugares en donde se anuncia una derrota anticipada, a saber: 1. Identificación del candidato con el régimen anterior (caso Nuevo León); 2. Elocuencia de los logros del Gobierno del antecesor (Nuevo León, Chihuahua y Quintana Roo); 3. Nula capacidad de deslindamiento (Nuevo León, Veracruz); 4. Slogans obsoletos y huecos: “Vamos con todo y por todo”, “A Coahuila lo que le corresponde”; 5. Envío de un delegado del CEN desconocido y taimado; y 6. Estipendio en el uso de recursos públicos para fines electorales (Nuevo León, Quintana Roo, Querétaro).
A lo anterior se debe agregar un nuevo factor, ya que con la expulsión de Humberto Moreira del PRI, el efecto le pegará al candidato a Gobernador, máxime la amenaza del mentor bailador: “Si me expulsan del PRI, yo los expulso de Coahuila”, aunque puede haber sorpresas, ya que las últimas amenazas que ha proferido Humberto han sonado bofas, como aquella de: “Tiras golpes, tiro demanda”, “Si me lanzo, voy a arrasar de 3 a 1” y la proferida al inicio. (Bravuconadas de alguien a quien perdimos hace tiempo).
El imperio familiar se desmorona. A Humberto ya no lo quieren ni en su casa y las pruebas son múltiples: hizo un sondeo y se encontró con el riesgo de perder la diputación directa; la realidad y su lado moridor refirieron que la gente ya no lo extraña, el gusto le duró lo que los zapatos, los uniformes, las farmacias, las laptops y las despensas de la gente, que se evaporó por el despilfarro y el saqueo. (Toma lo que te dan, pero vota por el PAN, en fin nadie sabe para quién trabaja).
Los esfuerzos ahora son para borrar los rastros, así desaparecen las declaraciones patrimoniales (desde 2014 son repetitivas en la página de la SECF), las operaciones de compra-venta en el Registro Público, y se establecen las leyes necesarias para hacer casi imposible la persecución legal de los responsables del mayor deterioro del patrimonio coahuilense de la historia (hasta Flores Tapia dejó dinero en caja y suficiente, vamos). La deuda de los hermanitos llega al borde de la suspensión de pagos y la hipoteca del Estado.
Tome nota de los personajes, que no se olviden sus rostros sonrientes, sus nuevas residencias, sus lujosos autos, sus viajes y el descaro con el que se desenvuelven en una sociedad dispuesta a cobrar facturas y que el día pensado despertará de su hipnosis. Ya viene el tiempo de despertar, ciudadanos coahuilenses. Ni perdón ni olvido.