Las demandas de los artistas ante la crisis

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Las demandas de los artistas ante la crisis

Especial

Si la gestión cultural era complicada cuando todo era “normal” ahora que la contingencia sanitaria ha provocado el cierre de espacios públicos y la cancelación de infinidad de eventos culturales la comunidad artística se está enfrentando a una grave crisis económica.

Su presencia es más importante y relevante que nunca, de eso no hay duda. A través de las instituciones o de manera independiente casi todos los artistas de todos los puntos del globo han compartido su trabajo con el resto para hacer frente a los efectos psicológicos negativos del constante encierro, así como aprovechar el tiempo libre que muchos han adquirido producto de esto mismo; y aunque otros tantos han logrado sacarle provecho monetario al ofrecer sus servicios en línea la gran mayoría lo está haciendo de manera gratuita.

Ante la perspectiva de una cuarentena mucho más extensa de lo pensado hace unos días diversos gremios mexicanos demandaron a las autoridades a nivel federal y estatal la implementación de diversas medidas para mitigar la crisis económica en este rubro.

De entre todos ellos destacan las peticiones del Congreso Nacional de Danza como del Colegio de Productores de Teatro y la Red de Espacios Culturales Independientes Organizados, quienes coinciden en la necesidad de ser atendidos por los gobiernos para sobrellevar esta época de inactividad forzada y poder retomar sus agendas de manera paulatina una vez que termine la crisis.

Estos documentos surgen a la par de la incertidumbre creada por la posible desaparición del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), situación que se resolvió integrándolo a la estructura orgánica de la Secretaría de Cultura Federal pero que también generó mucha desconfianza de los creadores hacia las autoridades sobre el verdadero valor que estos últimos le dan a la cultura.

Si bien este acontecimiento no afectará a corto plazo a los artistas, pues incluso se lanzó una convocatoria de estímulos a la creación para proyectos que se puedan implementar durante la contingencia y que retribuyan a la sociedad, sin mencionar que los presupuestos bajo contrato de todos los apoyos ya entregados serán respetados, aún así persisten dudas en torno al nuevo funcionamiento de esta herramienta.

¿DEBER DEL ESTADO?

Esta es una de las preguntas que con más frecuencia se han planteado desde que inició el debate sobre la persistencia del Fonca y ahora más con las demandas que estas comunidades artísticas están haciendo, las cuales se mantienen en el ámbito de lo administrativo. Los documentos señalan estrategias referentes a la reducción de impuestos, la generación de fondos de apoyo para espacios y compañías y hasta cuestiones como darle prioridad a los grupos nacionales al momento de gestionar festivales culturales.

En general son demandas que buscan no un pago directo de las instituciones gubernamentales por los servicios artísticos sino que se mejoren las condiciones en las que se desarrollan estas actividades para estimular su reactivación.

A diferencia de lo que sucede con el fondo, que siempre ha sido cuestionado por el tipo de proyectos que suele apoyar, con ejemplos que si bien son propuestas interesantes dentro de su área usualmente son del tipo “teatro para teatreros”, obras de arte que solo los iniciados dentro de tal o cual disciplina saben apreciar —lo que a su vez plantea el debate de quién decide qué se debe crear, a quién apoyar y si vamos a dejar a los artistas en manos del financiamiento público o privado, con lo que cada parte conlleva—, estas comunidades de artistas escénicos solo están solicitando la ejecución de medidas que permitan y faciliten el regreso a la “normalidad”.

Pero mientras ellos, organizados, dialogan con las autoridades para llevar esta situación a buen fin, hay muchos creadores más igual de afectados pero menos visibles, artistas independientes que también deben ser tomados en cuenta en este diálogo pues ahora que la salud es prioridad el consumir arte se ha convertido en un lujo y quienes viven de él han perdido a gran parte de su público.