Las de la intuición

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Las de la intuición

En algún momento de nuestras vidas, todos nos hemos sentido obligados a hacer algo basados en un presentimiento o un instinto extraño pero que al final resultó ser una decisión inteligente. Eso es la intuición y a diferencia del pensamiento racional, le hemos dado el grado de algo que sentimos, no que pensamos, algo que surgió del corazón, no de la razón. Existen miles de registros históricos en donde la intuición, impidió catástrofes o ayudó a realizar un descubrimiento fundamental y sin embargo no se le toma como algo serio por no basarse en un hecho científico. La ciencia ha ridiculizado históricamente el concepto de la intuición, poniéndolo al nivel de la parapsicología y otras pseudo ciencias. La palabra intuición viene del latín intueri que significa conocimiento desde dentro. La intuición es un conjunto de procesos cognitivos y afectivos no conscientes y el resultado de estos procesos es a menudo difícil de explicar pues no se basa en un pensamiento deliberado, pero es real y (a veces) eficaz. La intuición decía Einstein, es la única cosa realmente valiosa e incluso cuando le preguntaron cómo sabía que su teoría de la relatividad era cierta dijo que simplemente la intuía.

Pero una investigación demostró que la intuición, es algo más que una corazonada. De acuerdo al profesor Gerard Hodgkinson y científicos de la Universidad de Leeds en Inglaterra, la intuición es el resultado de la forma en que nuestro cerebro almacena, procesa y recupera información en un nivel subconsciente. Mediante el análisis de una amplia gama de trabajos, los investigadores concluyeron que la intuición es el cerebro actuando sobre la base de las experiencias del pasado y las señales externas que toman una decisión, algo que ocurre tan rápido que la reacción está en un nivel no consciente.

Normalmente las personas experimentan la verdadera intuición cuando están bajo presión o un peligro inminente, donde el análisis consciente de la situación puede ser difícil o imposible, dice el profesor Hodgkinson. Todos somos conscientes de la sensación generalizada de que algo está bien o mal: Intuimos. Pero cualquiera que sea el caso, los investigadores dicen que estos sentimientos son tan reales y valiosos como nuestras deducciones lógicas, y que por lo tanto debemos tomar nuestras corazonadas más en serio. Los seres humanos, necesitan los procesos de pensamiento tanto conscientes y no conscientes, y aunque parezca increíble uno no es mejor que otro.

Sobre la mítica intuición femenina, investigadores de las Universidades de Granada, Pompeu Fabra de Barcelona y la Universidad Middlesex de Londres aseguran que las mujeres son más intuitivas que los hombres debido a un componente biológico relacionado con la menor exposición prenatal a la testosterona en el vientre materno que las predispone a ser más intuitivas y menos reflexivas que los hombres. 

Por tanto, las mujeres comparten más el pensamiento intuitivo mientras que los hombres, el pensamiento reflexivo. Ninguno es mejor que otro, ya que, en unas ocasiones la intuición nos llevará a tener éxito y en otras, reflexionar sobre el asunto y tomar una decisión, será la clave.

En mi caso, creo cada vez con más fuerza en la intuición femenina. Esa que ha contribuido a que mis hijas Sofía Amaranta y Regina, sean tan especiales y únicas, que día a día hacen sentir orgulloso. Estoy seguro se convertirán en las mujeres que han soñado ser. O la experiencia y consejos de mi madre, cuya intuición casi infalible he dejado de lado tantas veces solo para fallar y volver a fallar. De Sandra mi esposa, reconozco que mi supuesto pensamiento lógico, no aceptó en su momento sus intuiciones y ahora pago ese precio. Debo escuchar con más frecuencia sus corazonadas pero también el pensamiento reflexivo de la mujer bellísima, solidaria, leal y que está siempre a mi lado, no adelante, mucho menos atrás. Es por eso que yo me quedo con la frase del gran escritor inglés y Premio Nobel de Literatura, Rudyard Kipling cuando decía que la intuición de una mujer es más precisa que la certeza de un hombre.