Las cofradías
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Las cofradías
Cuando se lee o escucha el término “cofradía” pensamos en una figura arcaica relacionada con la Iglesia católica, o en personas que practican algún fundamentalismo particular, pero en la zona mesoamericana de México aún se mantienen vivas muchas cofradías.
El 22 de abril de este año observé, en el municipio de Tlajomulco, Jalisco, las actividades culturales-religiosas que tan importantes son en el occidente mexicano. En Tlajomulco está la Cofradía de Nuestra Madre Purísima de la Concepción –imagen que preside la iglesia del Hospitalito–, la que se encarga de que todas las fiestas religiosas ocurran con esmero.
En las cofradías mexicanas he atestiguado que cada comunidad hace su fiestas religiosas incorporando el componente de su gastronomía, por ello en Tlajomulco, famoso por su buena panadería, se congrega un amplio grupo de personas en un área adjunta a la iglesia luciendo sobre sus cabezas coronas confeccionadas con pan y llevando sobre sus hombros magnos rosarios comestibles, ya que cada una de sus cuentas es un gran dulce de maíz.
Las figuras centrales de esta fiesta son los cofrades, que visten en este caso ropa celeste y azul y portan una banda sobre la que se lee qué elemento de la cofradía representan.
En Tlajomulco se conserva la tradición, eso es más que visible. Lo que antaño fue la responsabilidad económica de una sola familia –la del Mayordomo– se reparte en seis familias que adoptan los nombres indígenas que alrededor de 1530 impuso fray Antonio de Segovia a los integrantes de la primera cofradía de la que fue Tatita. Los nombres que siguen teniendo vigencia por orden jerárquico son el de Mayordomo o Tatita, el de Mayor o Topile, el de Mantopile, el de Sipil y el de Chiquito.
Hoy en día se puede observar en la plazoleta un conjunto de seis jardines con el nombre de estos seis elementos que son cuidados celosamente por las familias que los representan. Por ejemplo, la familia Sipil se encarga del jardín Sipil, y algo similar ocurre en los restantes cinco jardines, a cargo de cada una de las otras cinco familias.
La cofradía tiene responsabilidades por un año, del 8 de diciembre al 8 de diciembre, y es elegida el primer viernes de cuaresma por la noche, presentándose al pueblo el Viernes de Dolores en una ceremonia en la que se da lectura de sus obligaciones. Las seis familias, representadas cada una por una pareja, firman un acta, así se sella el compromiso de la cofradía frente al pueblo, turnándose semana a semana para administrar la iglesia.
El ejercicio democrático de las cofradías en Tlajomulco es de lo más interesante, por ello ahora que en Bustamante, NL, se estableció un comité ciudadano para apoyar las fiestas religiosas recordé que en el viejo San Miguel de Aguayo de la Nueva Tlaxcala existía una cofradía y era la figura de un capitán la que lideraba los esfuerzos del pueblo.
Desconozco si en las poblaciones coahuilenses fundadas por tlaxcaltecas existan cofradías de carácter religioso, pero independientemente de la fe que se profese, las expresiones culturales-religiosas ofrecen un toque extraordinario a los pueblos que las conservan.
El templo de San Miguel Arcángel nunca había estado más colorido. El comité ciudadano logró, de la mano del párroco, hermosear el edificio de principios del Siglo 18 para el disfrute de los pobladores y de los visitantes.
Prácticamente renació una cofradía.