Largos traslados hacia el trabajo hacen infelices a las personas

Usted está aquí

Largos traslados hacia el trabajo hacen infelices a las personas

Foto: Especial
Recorrer grandes distancias para llegar a nuestros lugares de trabajo aumenta considerablemente el estrés, lo que provoca que las personas renuncien con mayor facilidad o bien sean infelices en sus trabajos.

Según información del Departamento del Trabajo de Estados Unidos quienes se desplazan por 15 horas o más  semanalmente a sus empleos, pierden cerca de media hora de sueño cada día.

Para Iain Gately, autor de Rush Hour, un libro que explora cómo 500 millones de personas sobreviven diariamente a los desplazamientos diarios al trabajo, el realizar estos grandes periodos de traslados es “es algo estresante y el estrés tiene todo tipo de efectos secundarios sobre la salud”.

“Creo que muchos de nosotros experimentamos una abrumadora sensación de impotencia porque estamos atascados en el tren o en la carretera y no hay nada que podamos hacer”, comentó Gately a la BBC.

Ante este panorama las empresas han buscado formas de reducir los tiempos de traslado detalló la compañia Regus, encargada de realizar un Índice de Equilibrio entre el trabajo y la vida personal.

A la par un nuevo estudio, realizado por investigadores británicos, considera que esos periodos de tiempo puede ser aprovechado para hacer una mejor división entre la vida familiar y la oficina.

Jon Jachimowicz, coautor del trabajo de investigación Desplazarse con un plan, señala que estudios, realizados en Europa y América, muestran que “personas con un nivel más alto de autocontrol tienen más probabilidades de ocuparse en la prospección de fines concretos, camino al trabajo”.

Al plantearse, por las mañanas, las actividades a realizar durante el  día, el estudio mostró que las personas se encontraban en mejor disposición para hacer la transición tanto psicológica como temporal de su rol en casa (como padre, madre o compañero de casa) a su papel en la oficina (como jefe, subalterno o empleado).

“Y, por consiguiente, reportaron sentir menos estrés o agotamiento”, señaló el investigador.

Por otra parte Nicholas Epley,  profesor de Ciencias de la Conducta de la Universidad de Chicago, y encargado de un nuevo estudio acerca del comportamiento de las personas en el transporte público de esa ciudad,  comentó que esta “sensación de infelicidad puede desaparecer simplemente al hablar con un extraño”.

Epley enfatiza que los humanos somos animales extremadamente sociales que ansiamos comunicarnos. Sin embargo, subestimamos considerablemente el interés que tendrían muchos desconocidos en hablarnos.

El profesor sugiere comenzar con un halago o una observación para romper el hielo y agregó que su experimento sugiere que “tanto extrovertidos como introvertidos podrían estar sorprendentemente más felices, si fuesen un poquito más sociales de lo que son ahora mismo”.