Laboratorios están saturados y no pueden con la alta demanda de pruebas del coronavirus
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Laboratorios están saturados y no pueden con la alta demanda de pruebas del coronavirus
La chica de quien les platico vive en Houston. Sus papás están en Monterrey y decidió refugiarse acá debido a la alarmante cantidad de casos de COVID-19 que se presentan en Estados Unidos y también a que está aislada en un departamento con su compañera de cuarto, que presenta toda la sintomatología del virus aunque sin que hasta ahora le haya sido diagnosticado.
Les platico: Sus padres fueron por ella a Nuevo Laredo y la recibieron apenas cruzó a pie el puente fronterizo.
A diferencia de lo que detecté el sábado pasado -cuando los oficiales de migración y personal del lado mexicano no aplicaban ninguna prueba de temperatura a quienes venían de Laredo, Texas hacia territorio mexicano- en ésta ocasión a la chica de quien les platico le hicieron la prueba de temperatura con un láser. No registró fiebre alguna y le franquearon el paso.
Todo el trayecto lo hizo con guantes, goggles y tapabocas para evitar cualquier riesgo de contagio a sus familiares, mientras le hacían la prueba.
Al llegar a Monterrey la llevaron al Hospital San Jorge, que se encuentra enfrente del Hospital San Felipe, en cuya barda hay una manta enorme que avisa a la comunidad: "Aquí no hacemos la prueba del Covid-19.." o sea, búsquenle por otro lado. Imagino la cantidad de gente que estará yendo a preguntar, para que hayan decidiera colocar dicho anuncio.
Después de pagar $ 4,850 pesos, las enfermeras la condujeron al área de urgencias, para de ahí llevarla a la sala de espera normal, so riesgo de contagiar a quienes estaban sentados ahí por otros motivos, en caso -claro- de que la sospechosa de tener el virus, lo trajera.
Una enfermera les informó que no iba a ser posible hacerle el examen porque la joven no presentaba ningún síntoma. Después de argumentos convincentes y checar con la administración, una hora después se autorizó y procedió a hacer el multimencionado estudio.
Un grupo de practicantes de medicina, enfermeros o qué se yo, se aglutinaron para ser observadores de éste procedimiento hasta que llegó una doctora con una vestimenta tan poderosa que parecía que iba a tomar una muestra de radón, asbestos o material radioactivo en Chernobyl.
No tardó más de 1.5 minutos (literal) en introducir un isopo largo en la garganta y nariz de la joven.
Hasta aquí todo bien, pero hay una información que en ninguno de los hospitales donde verificamos el tema, se le está dando a las personas que se someten a la prueba. Hay dos, una rápida, que según los propios responsables de las áreas de laboratorio de los hospitales consultados, no es muy segura. Los resultados de ésta se entregan máximo en cuatro horas.
Y la “prueba lenta”, que se realiza solamente en laboratorios especializados y autorizados -uno de ellos de nombre Orthin, en la CDMX- que demora entre 24 y 48 horas para dar los resultados.
A los padres de la joven de quien hablo, no les explicaron esto y cuando llegaron a su casa esperaron las 24 horas y al cumplirse las 48, llamaron al hospital y solo les dijeron que el isopo de su hija se había enviado a la CDMX.
Consultaron en la página oficial de la SSA y descubrieron esta declaración del Dr. José Luis Alomía, director general de Epidemiología: “ Los centros privados no cuentan con el certificado del Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (InDRE), pero aún así ya están capacitados para realizar los exámenes por Covid-19. Eso sí, los casos positivos deben remitirse a la sanidad pública, que será quien los confirme”.
“Si un hospital privado emite un resultado positivo (de COVID-19), puede enviarlo a un laboratorio estatal de Salud Pública de su estado o aquí en la Ciudad de México y este pasa a su ratificación, o en su caso rectificación, para dar el resultado del caso”.
Esto fue lo que alarmó a los padres de la joven, pues supusieron que si el resultado de la prueba que le aplicaron en el hospital dio positivo, enviaron el caso para su confirmación o rectificación a la CDMX.
La familia de esa muchacha está de planta en el Altísimo con las rodillas peladas de tanto rezar y sus exigencias para saber si está contagiada o no por el ECOVID-19 son respondidas con argumentos tan insulsos cómo "..es que tenemos mucho trabajo..", "es que no nos han liberado de México los resultados..", "es que el gobierno tiene qué autorizar" y otros más provenientes del personal del mencionado hospital.
En un sondeo realizado por el equipo de ésta columna para verificar la información del caso, se detectó que los hospitales privados San José y Zambrano Hellion coinciden en entregar los resultados de 24 a 48 horas, pero en ninguno de estos lugares se mencionó lo relativo a los dos tipos de pruebas, la lenta -cuyo fresultado está hasta en 48 horas- y la rápida, de 4 horas pero menos efectiva.
Ya precisado el punto de que la larga debe irse a CDMX, cuando se les preguntó a los encargados de los laboratorios de los hospitales muestreados si las pruebas se van en avión, respondieron no saber por qué vía son trasladados.
Llamé al laboratorio Orthin y me dijeron que tienen pendientes de terminar 10,000 pruebas que les han llegado de todo el País. No me supieron decir si de todas emitirán el veredicto en máximo 48 horas.
Un laboratorista de apellido García me confesó que al momento de mi llamada llevaba ya 24 horas seguidas trabajando y su lacónica y lastimera respuesta fue: “Yo creo que no”.
En la madre -pensé- y todavía faltan los otros laboratorios, los Centros Estatales de Epidemiología de Salud de todas las entidades del País y los hospitales militares, de Pemex y de otras dependencias públicas.
Volví a preguntarle al laboratorista García sobre eso y me dijo: “Yo creo que deben ser muchos miles más las pruebas que están atoradas e igual número de pacientes esperando los resultados”.
CAJÓN DE SASTRE
“Y todavía hay quienes creen que la alerta sanitaria emitida por la 4T el lunes por la noche fue a tiempo. Es un hecho, ya se les hizo bolas el engrudo. Se perdieron doce valiosísimos días en los cuales no se compraron los reactivos, los insumos ni los equipos para hacerle frente a ésta pandemia”, dice la irreverente de mi Gaby y yo reitero: Que el Dios de Spinoza nos agarre… vacunados…