La violencia tiene capturado al futbol mexicano
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La violencia tiene capturado al futbol mexicano
Más allá del emotivo final para el americanismo, el sábado en el Azteca, o de la miseria de planteamiento de Pumas, hay hechos concretos de altos brotes de violencia.
Van siete jornadas y en cada una existió violencia. En ningún caso, la Liga MX sancionó.
Sólo rechazó públicamente este tipo de actos, pero sin involucrarse a fondo. El gran pretexto que tendrá siempre es que si existe violencia fuera del estadio, es responsabilidad de la policía local, y es verdad, pero no se pueden seguir haciendo de la “vista gorda”.
El recuento es claro. Jornada 1 en Veracruz: fue apedreado un camión donde viajaban aficionados a los Pumas. Obviamente, detonó una riña, donde hubo 15 personas heridas y 10 detenidas.
En la 2, en una plaza comercial cerca del estadio León, se suscitó una descomunal pelea entre seguidores de Monterrey y León. Caminaba la porra local al estadio cuando se encontró en el camino con cerca de 40 seguidores a los Rayados, quienes tenían su propia fiesta en un bar con terraza, donde detonó todo. Se lanzaron piedras, botellas de vidrio, piedras y golpes, tantos que fueron detenidos 29 trogloditas. Ahí sí la Liga mandó un comunicado, reprobando los hechos, pero —como siempre— sin castigar a nadie.
Y seguimos. En la jornada 3, la “Rebel”, porra fiel de Pumas, reportó violencia de seguidores de Atlas.
Lo cierto es que en las calles aledañas al estadio Jalisco se armó una pelea sangrienta. En la jornada 5, en pleno estacionamiento del Estadio Azteca, seguidores de Cruz Azul fueron agredidos por los de León. Descalabraron a una persona.
Esa misma jornada, pero en el Ascenso, “la gota que derrama el vaso”. Un enfrentamiento entre aficionados del Celaya y San Luis provocó detonaciones de arma de fuego, hecho que fue desmentido por ejecutivos del equipo guanajuatense, argumentando que eran sonidos de motocicletas, como si todos fuéramos imbéciles y les creyéramos a un versión tan burda y mentirosa.
En el América-Pumas, videos de violencia —en el interior del Azteca— evidenciaron lo sucedido.
Pendencieros disfrazados de aficionados golpeando policías, gente detenida, lanzamiento de piedras y botellas. En fin, más violencia.
Existe un Manual de Estadio Seguro, que no tiene sanciones, sólo recomendaciones a seguir por parte de clubes y autoridades, a quienes ya se les salió de las manos el control de los aficionados. Sanciones ejemplares deberían aplicarse, pero lo primero es que en la Liga acepten que existe un cáncer que los afecta y traten de quitarlo desde la raíz.
Vendrán nuevos Gobiernos en la mayoría de las plazas de Primera División y Ascenso; ojalá que ahora sí exista orden y las autoridades actúen.
@gvlo2008