La violencia de género en la alerta sanitaria: ¿muy grave, pero no es letal?

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La violencia de género en la alerta sanitaria: ¿muy grave, pero no es letal?

En el contexto de la crisis que atraviesa el estado de Nueva York por el coronavirus, su gobernador, Andrew Cuomo, expresó una frase polémica en una conferencia de prensa al decir: “Domestic Violence: Very Bad, But it’s Not Death”.

Si la violencia contra las mujeres no es de vida o muerte, la cuestión implica: ¿la pandemia de género debe quedar en un segundo plano para atender primero a las personas enfermas por COVID-19? En momentos de crisis, donde los recursos son escasos, los tiempos son muy cortos y las tragedias son letales, la justicia familiar se convierte en un tema trascendental.

Esta cuestión es relevante. No sólo por ser un problema estructural de violencia contra las mujeres, sino también para saber implementar el deber de prioridad de los asuntos a atender. Esta violencia, a mi parecer, además de grave sí puede ser letal y las autoridades, por tanto, deben priorizar su prevención, sanción y erradicación para proteger a las mujeres.

La pandemia plantea retos difíciles de resolver. La ciudad de NY, por ejemplo, se ha convertido en el epicentro. Su densidad poblacional como la intensa circulación de las personas, la hacen la de mayor contacto social. Hasta ayer, los datos consultados son los más altos: 18 mil 076 personas muertas. Es la mayor crisis en la ciudad más global del mundo.

Enfrentar pues la catástrofe de salud representa una batalla de situaciones trágicas. China, España e Italia son ejemplo de ello. Se lidia con situaciones límite del derecho a la vida: la tragedia de los respiradores, los colapsos sanitarios, las muertes, pero en forma paralela se incrementan los efectos negativos por el confinamiento en casa: miles de familias con problemas económicos, suicidios, estrés emocional, violencia familiar, grupos vulnerables y uno que otro que toma Lysol por recomendación presidencial.

Imaginemos a una autoridad en tiempo real. En este momento el personal sanitario está salvando vidas y las autoridades están recibiendo quejas de agresiones que deben atender por violencia en casa. En México, las llamadas crecieron más del 80 por ciento en el primer mes de confinamiento, según la Red Nacional de Refugios. La violencia contra las mujeres no entró en cuarentena. Se viralizó más.

Pensar todo lo que debe resolver un gobernador por la crisis es muy complicado. Para la perspectiva de género, sin embargo, la declaración del señor Cuomo no sólo puede ser insensible sino violatoria de los derechos. La protección de la vida e integridad de las personas en situación de violencia por quedarse en casa, es inderogable en cualquier estado de emergencia. Las autoridades, por tanto, no deben priorizar la letalidad entre enfermos por COVID-19 o las mujeres en situación de violencia. El hacerlo puede implicar un trato discriminatorio e indebido a la dignidad humana.

El problema es pandémico. Es cuando la crisis requiere de todos. Las autoridades no pueden solas. Las personas debemos asumir en serio la fraternidad. Pensar sólo en nuestros problemas cuando los demás enfrentan situaciones trágicas es mezquino, miserable. No pasa nada por irme a la playa o a la sierra, dicen algunos, pero si todos piensan lo mismo el problema puede ser otro en perjuicio de todos.

Las autoridades, sí, estarán desbordadas. Pero debemos saber priorizar. El Estado debe presentar soluciones y no excusas. A lo imposible nadie está obligado, pero si no se hace lo posible entonces resulta imposible atender las prioridades.

JUSTICIA FAMILIAR DIGITAL

El día de ayer se llevó a cabo la primera audiencia digital para atender un caso de violencia familiar. Tenía que ser una juez mujer, Jasmín Gutiérrez. Puso el ejemplo a seguir. Ellas son el perfil que representa el verdadero cambio en nuestra justicia local.

Con firmeza, inteligencia y creatividad prudente, la justicia familiar puede seguir su función esencial para que no lamentemos que la violencia contra las mujeres no sólo era mala sino también mortal. Una más por falta de justicia, nunca más.