La ‘vaginocracia’ indeseable
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La ‘vaginocracia’ indeseable
En este País se ha realizado un esfuerzo extraordinario para lograr una sociedad más igualitaria con respecto al género, a pesar de nuestro machismo ancestral, de nuestra religión misógina y de las políticas públicas donde el género masculino ha sido mayoritario. Hoy existen instituciones que procuran la igualdad, existen leyes de paridad y observatorios vigilantes que buscan reducir las brechas de género en nuestra sociedad.
Todo ese gran esfuerzo tiene resistencias que se oponen a que las mujeres avancen en su empoderamiento, incluyendo a mujeres que se han convertido en el peor enemigo de su género, inmiscuyéndose en el narco, llegando a la Cámara por la recámara, asumiendo roles antidemocráticos, caciquiles y convirtiéndose en promotoras de la corrupción.
No en balde se dice que la mujer es la peor enemiga de la mujer, como aquéllas que se han convertido en totalitarias del ovario, en la “vaginocracia” indeseable, en cacicas que abusan del poder para joder a “las” y “los” demás, dicho esto según el lenguaje de género, que para eso las beneficiarias de la cuota son unas chuchas cuereras.
Y una de esas nefastas feministas es Mary Telma Guajardo, la primera comadre de Coahuila, la misma que se ha entronizado en el PRD de la entidad, la tirana “izquierdista” que con una eficacia lesiva ha ido demoliendo la estructura estatal del Partido de la Revolución Democrática hasta llevarlo a la marginalidad, dicho esto a sabiendas de que Telma entonará su cantaleta favorita: “me atacan por ser mujer”, que es el argumento central de su discurso político, repetido hasta el cansancio en masculino y femenino, ”las” y “los”, para que nadie se sienta discriminado.
Otra que anda por las mismas es doña Gabriela de León Farías, la ya reconocida ufóloga de las urnas voladoras, que ha metido la crisis en la esencia de la representación política, en la estructura misma del arbitraje electoral, la consejera presidenta del Instituto Electoral de Coahuila (IEC), tan cuestionada y tan carente de credibilidad, simplemente por haber entregado la elección municipal de Parras al PVEM, a través de sus achichincles del Comité Municipal Electoral, y lo peor de todo es que doña Gaby, hija de burócrata priísta y ella misma una burócrata electoral, inventa pretextos y dificultades para encubrir su inutilidad, su obsolescencia manifiesta y su ya vencida fecha de caducidad. En cualquier país democrático, esta cínica mujer ya estaría en la cárcel.
Asimismo, es necesario señalar a las que se han empoderado inútilmente, como la exdiputada Purificación Carpinteyro, la “recaudadora” Eva Cadena o la recién encarcelada Lucero Sánchez, la “Chapodiputada”, acusada de narcotráfico y de ser amante de “El Chapo” Guzmán, que no es delito, como no lo es que la edil de Parras, Sandra Arizpe, sea la “Maderorregidora”, sino que causa indignación que el dinero público pague dichas pasiones, asunto que revela las fisuras morales de la belleza femenina cuando es aprovechada para colarse a la Cámara por la recámara.
Obvio es que ninguna de estas féminas debe ser propuesta para ningún premio de la mujer. Y si acaso el suscrito pudiera proponer candidata, sin duda alguna postularía, de manera post mortem, a Josefina Wilson, aquella prostituta que mató al padrote Pedro Navaja; ella sí que prestó un gran servicio a las de su género y también a la humanidad, no como esas galopinas de la “vaginocracia” indeseable.