La tiranía: nuevos planteamientos sobre la inteligencia

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La tiranía: nuevos planteamientos sobre la inteligencia

Nos empeñamos a educar sin considerar a la creatividad como el motor al futuro

En 2006 en una charla TED, que ha sido vista por millones de personas, Ken Robinson afirmó: la escuela “mata la creatividad”. Esa conferencia impactó al mundo de la educación provocando innumerables reflexiones y nuevos planteamientos sobre la inteligencia y la creatividad.

Robinson, quien murió en agosto del año pasado, se dedicó a defender una reforma radical de los sistemas educativos del mundo por considerar que las escuelas obstaculizan el desarrollo de la creatividad de los estudiantes por tener una visión muy limitada de la inteligencia humana.

Comento lo anterior porque he releído “El elemento, descubrir tu pasión lo cambia todo”, cuyo autor es precisamente Robinson.

DIBUJANDO A DIOS

En el libro el autor narra la historia de una pequeña niña de primero de primaria que estaba dibujando en la clase de arte ante la atenta mirada de su profesora, en un momento determinado la maestra le pregunta “¿qué estas dibujando?”, a lo que ella contesta, “estoy dibujando a Dios”. Entonces la profesora dijo “pero eso es imposible, nadie sabe cómo es Dios” a lo que la niña responde “no se preocupe en un minuto lo van a saber”.

Esta anécdota expresa la increíble creatividad que tienen los pequeños, misma que, al paso del tiempo, la propia escuela y los adultos, si bien sin intención, la obstruyen o destruyen.

Los niños poseen extraordinarios talentos, como la imaginación y creatividad, pero según Robinson estos recursos son desperdiciados sin piedad”.

ANCLADOS

Robinson argumenta que no sabemos cómo será el mundo dentro de cinco años, por el vértigo de los cambios que en él suceden en todos los ámbitos; sin embargo, nos empeñamos a educar sin considerar a la creatividad como el motor para hacer frente a ese incierto futuro.

El cuestionamiento es sencillo: es imposible predecir y menos comprender el mañana, entonces porque nos centramos en educar basados en competencias inadecuadas para el futuro.

Y apunto que, en el caso de México, la situación se torna mucho más grave ya que la educación se encuentra anclada en el pasado y, para agravar aún más el panorama, no considera las posibilidades que ofrece el futuro, oportunidades inimaginables al ser explorado mediante la imaginación.

MISMO NIVEL

Los niños poseen extraordinarios talentos, como la imaginación y creatividad, pero según Robinson estos recursos son desperdiciados sin piedad. Su propuesta es contundente: la creatividad debe ser considerada en el mismo nivel de importancia como la alfabetización, las matemáticas y todas las demás ciencias.

NACEN ARTISTAS

El autor concuerda con Picasso en el sentido que todos los niños nacen y son artistas, por tanto, hay que cultivarlos en la creatividad, porque de no hacerlo conscientemente, pronto quedan incapacitados para ejercerla.

La creatividad implica la posibilidad de equivocarse, de arriesgarse -como cualquier niño lo hace-, lo contario estriba en estigmatizar los errores y las equivocaciones y al suceder esto, al hacerles ver que nada es peor que los errores, se crece con temor y entonces nada original sucederá en sus vidas. Desgraciadamente, en este sentido, se orienta la educación escolarizada.

PESADA ANCLA

Robinson asegura que los sistemas educativos occidentales se basan en la habilidad académica para llenar las necesidades de la industrialización, bajo este concepto hay dos ideas rectoras: los conocimientos útiles para el trabajo son mejores (por eso se dice “si estudias música te mueres de hambre”), el segundo punto es que la habilidad académica domina la visión de inteligencia, porque las universidades diseñan sus programas bajo este concepto, entonces, personas brillantes y talentosas creen que no lo son, porque las competencias para las que ellos eran buenos, en la escuela no solo no fueron valoradas, sino de paso fueron estigmatizadas.

El resultado es contundente: se educa a las personas para que abandonen sus capacidades creativas.

Siguiendo este pensamiento al estandarizar los procesos educativos bajo el criterio de pensar “dentro de la caja” “así se hace”, “esta es la historia” y “no se aceptan los errores”, se aniquila las competencias esenciales para hacer frente a los retos del futuro.

Inflación

Al ritmo que el mundo se mueve, con toda la información y la tecnología, de pronto los títulos universitarios ya no valdrán (excepto en algunas profesiones), pues no aseguran trabajo y por la “inflación” académica (ahora requieres maestría o doctorado para lo que antes te contrataban con solo un nivel universitario); de hecho, pienso que tendríamos que voltear los ojos hacia los oficios, pero este es un tema para otra ocasión.

El autor comenta la necesidad de entender la inteligencia como diversa, dinámica y única, como ejemplo apunto la siguiente historia acontecida en los años cincuenta:

¿TONTA?

“Gillian era una niña de 8 años, pero su futuro estaba ya en riesgo. Resulta que sus tareas escolares eran un desastre. Además, causaba molestias al resto de los alumnos: se movía nerviosa haciendo ruido.

La conclusión de los educadores fue que Gillian tenía dificultades de aprendizaje y que debería acudir a un centro para niños con necesidades especiales”

Personas brillantes y talentosas creen que no lo son, porque las competencias para las que ellos eran buenos, en la escuela no solo no fueron valoradas, sino de paso fueron estigmatizadas”.

MALA NOTICIA

“Los padres de Gillian recibieron la carta del colegio, y angustiados, llevaron a la niña a un psicólogo para que la evaluara.

Aún hoy Gillian recuerda que la hicieron pasar a una amplia habitación mientras el psicólogo hablaba y entrevistaba a su madre, sin dejar deobservarla.

Finalmente, la madre de Gillian y el psicólogo dejaron de hablar. El hombre se levantó del escritorio, caminó hacia el sofá y se sentó al lado de la pequeña y le dijo: Gillian, has tenido mucha paciencia y te doy las gracias por ello, pero me temo que tendrás que seguir teniendo paciencia un ratito más. Ahora necesito hablar con tu madre en privado.

Gillian asintió intranquila y antes de marcharse el psicólogo encendió la radio. Ellos observaron a la niña a través de una ventana, entonces, para la sorpresa de la madre, Gillian se levantó y comenzó a moverse por toda la estancia siguiendo el ritmo de la música. Cualquiera se habría dado cuenta de que había algo natural, e incluso primigenio en los movimientos de Gillian. Y cualquiera se habría percatado de la expresión de absoluto placer de su cara”.

GRANDIOSA

Entonces el experto dijo: ¡Su hija no está enferma, es bailarina, llévela a una escuela de danza!

La madre siguió el consejo. Gillian entro a una escuela de danza, luego ingresó en el Royal Ballet Company donde llego a ser solista y actuó por todo el mundo. Su trabajo la conectó con el famoso Andrew Lloyd Webber con quien produjo las obras musicales más exitosas de la historia, como Cats y el Fantasma de la Opera.

¡Qué barbaridad! La niña cuyo futuro estaba en peligro, llegó a ser conocida en todo el planeta como Gillian Lynne, la mejor coreógrafa de todos los tiempos, mujer multimillonaria que ha dado placer a miles de personas y esto ocurrió porque hubo una persona que la miró profundamente a los ojos y descubrió lo que estaba dentro de su corazón y la clase de inteligencia que poseía, precisamente, esa que no es valorada en las escuelas.

Gillian nunca fue tonta y no requería acudir a ninguna escuela especial: Solamente necesitaba ser quien era realmente. Simplemente necesitaba que alguien descubriera su don y la impulsara.

Lamentablemente, quizá hoy, a Gillian “la niña tonta”, le habrían diagnosticado el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y recetado harto Ritalin o algo parecido, también le hubieran dicho que se tranquilizara, adormeciendo o matando para siempre su enrome talento.

ELLOS MISMOS

Es urgente cambiar la manera en que educamos, para que el sistema educativo posibilite la creatividad en lugar de oscurecer el talento de los estudiantes que aparentemente son diferentes, pues se corre el riesgo de encadenarlos a una realidad devastadora, aniquilando para siempre la vocación y el maravilloso futuro para el cual estaban destinados. Al romper con esta tiranía se colmaría de plena libertad y creatividad a los niños y jóvenes que buscan ser sencillamente ellos mismos.