La Selección arrastró el prestigio en Estados Unidos

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La Selección arrastró el prestigio en Estados Unidos

No debe pasar desapercibida la terrible gira de la Selección Nacional Mexicana, en la que lo único que se puede presumir es romper récord de asistencia en partidos postpandemia; primero en Denver —con más de 50 mil asistentes— y la noche del sábado, con más de 70 mil en Atlanta. Ese esfuerzo económico que hacen los mexicanos en Estados Unidos, en plena recesión mundial, no se vio reflejado en alguna satisfacción.

La mayoría salió del estadio de los Falcons de Atlanta sintiéndose timado; el enfado fue completamente generalizado.

Islandia, equipo que ni siquiera está en la multitudinaria Eurocopa 2020, representó la única victoria; después, hubo tres juegos sin ganar, ante los rivales del área. Ser el “Gigante de la Concacaf” es una mentira para México y así se vio demostrado ante adversarios que tampoco representaban algo extraordinario.

Gerardo Martino, sobreprotegido por los medios de comunicación, debido a lo bien que había trabajado al inicio de su gestión, puede ser el primer crítico de lo que sucede en el equipo. Simplemente, han equivocado las formas y perdieron la memoria futbolística que tanto había gustado en el medio nacional.

Sin tomar en cuenta a Hirving Lozano, el mejor futbolista en esta gira ni siquiera había sido convocado para la Nations League. Diego Lainez entró de rebote, gracias a la lesión de Erick Gutiérrez. Un grupo que estaba pensando quién podía ir a los Juegos Olímpicos y quién a la Copa de Oro, al que le cambiaron el estilo de juego partido a partido, lo cual resultó en una verdadera confusión.

Habría sido más sencillo decir quiénes serían los refuerzos olímpicos y quiénes irían a la Copa de Oro; hacer dos grupos que ya estuvieran trabajando desde estas giras previas —tanto en España como en Estados Unidos—, pero no como le sucedió a Jaime Lozano, quien sólo se quedaría —en el mejor de los casos— con 10 de los futbolistas con los que estuvo trabajando estos días en Marbella.

¿Entonces, para qué sirvieron estas giras? De maldita la cosa. Solamente para arrastrar el prestigio, para sembrar mucho más dudas en ambos grupos y generar incertidumbre previo a dos importantísimas competencias que tendrán en el verano.

No es el tema de la ausencia de Raúl Jiménez, es el funcionamiento generalizado del equipo. Da la sensación de que todo lo que había avanzado con Martino ya no existe y se pone en riesgo el título de la Selección Mexicana en la Copa Oro.

Por eso, el entrenador tiene en sus manos una decisión muy importante. Hoy entregará a Concacaf la lista para la Copa Oro y no debe equivocarse.

Lozano perdió la posibilidad de presentar al grupo los refuerzos que estarán en Tokio: Guillermo Ochoa, Luis Romo y Henry Martín, quienes fueron enviados a Estados Unidos.