La problemática crediticia

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La problemática crediticia

Lo que tenía que suceder, sucedió. La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), junto con la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), salieron al rescate de los siete millones de clientes que, de acuerdo a la Asociación de Bancos de México (ABM), podrían dejar de pagar sus préstamos por la pérdida de sus empleos o la reducción de sus salarios. Esta última institución argumenta que había hasta el día de ayer, 9.2 millones de créditos que dejarían de pagarse, de no haberse llegado a la formalización de este paquete de “ayuda” para los deudores.

Hay que recordar que los bancos dieron a los deudores una moratoria temporal de cuatro meses. En un principio se asumió que la pandemia sería menor a dos meses de duración y que otros dos meses podrían ser suficientes para que las personas que perdieran su empleo pudieran recuperarlo. De esta forma todos tendrían una oportunidad de mantenerse al corriente y reiniciar sus pagos este septiembre. Sin embargo, la pandemia sigue y el daño al empleo ha sido mayor a lo esperado y conforme avanza este mes, el número de deudores morosos se ha ido incrementando, por lo que era necesario llegar a un nuevo paquete de apoyo para aliviar la situación. La justificación de la estrategia es simple si se ven los datos. La ABM argumenta que la cartera morosa por la pandemia puede alcanzar 1.25 billones de pesos, esto es, 4% del Producto Interno Bruto. No es poco si se toman en cuenta las necesidades que tiene el sistema financiero nacional en momentos en los que si algo se requiere es dinero en el sistema.

Las deudas se comienzan a acumular no sólo para la banca comercial sino también para las personas. En una economía que se espera que tenga una caída de aproximadamente el 10%, la pérdida del empleo será el común denominador para muchos deudores, y lo peor aún está por venir. Las expectativas de generación de empleo no son muy optimistas. Dadas las cifras dadas por el propio presidente, de 92,400 empleos generados en agosto, se estima que este será el número de empleos generados mensualmente hasta llegar a la recuperación total. Si este pronóstico es cierto, a la economía nacional le tomará doce meses regresar al nivel de empleo de diciembre de 2019. Esto es, habría que esperar un año a que los últimos desempleados acreditados tuvieran un empleo y con ello reiniciar el pago de sus deudas. Algo imposible porque mandaría una mala señal a los mercados que de manera inmediata aumentarían sus tasas de riesgo y por consecuencia la tasa de interés a todo el mercado.

Esta reestructura tiene beneficios importantes para los bancos como modificar las reservas crediticias, revisar los requerimientos de capital y un mejor tratamiento de las carteras. Todo esto le proporciona a la banca comercial una mayor de capacidad de préstamos a sus clientes. Además, le proporciona utilidades porque tendrá mayor margen de maniobra sin tener que recurrir a capital fuera de su propia estructura. Para los acreditados, los beneficios son cuatro; disminución en las tasas de interés, ampliaciones en los plazos de pago de créditos, diminución de los saldos (bajo ciertos condiciones y tipo de crédito), y un pago menor de lo estipulado en los contratos originales. Desde luego, para los créditos que no están al corriente, dice la SHCP, habrá una marca en el buró de crédito y los beneficios estarán limitados.

Esto es un alivio temporal para una parte de la sociedad, pero no para todo el sistema económico. Detrás de esta acción, está la necesidad de cubrir la estabilidad financiera nacional ante el desastre económico que se está viviendo. Se disminuyen los síntomas, pero la enfermedad sigue. En julio de este año, las administradoras de los fondos de pensiones tuvieron un millón de solicitudes para retirar 10 500 millones de pesos como cobertura para desempleo. En agosto se rebasaron los 12,496 millones de pesos en este mismo rubro. Esto significa que, a pesar de mejores condiciones de pago, la gran mayoría de los acreditados seguirán siendo incapaces de poder pagar sus créditos.

En este programa de apoyo, no hay ganadores, sólo perdedores. El asunto no es menor porque hoy quien vaya a un banco a solicitar un crédito se encontrará con pocas posibilidades de conseguirlo y esto significa que el banco tampoco generará negocio. La realidad es que no hay dinero suficiente en circulación para que la economía fluya correctamente, esto es, que quien quiera y pueda comprar, compre a crédito o de contado. A la falta de efectivo también contribuye que algunos bancos han cerrado sucursales y el público se ha visto forzado a utilizar la banca en línea. Cuatro o seis meses, que son los plazos de gracia nuevos para deudores, no serán suficientes para mejorar la situación bancaria actual de quienes deben dinero, pues no habrá en ese tiempo una mejoría en la economía. La estrategia de la SHCP es clara, dejar que los bancos sean los que carguen con la responsabilidad de apoyar la economía, en lugar de crear un programa que cambie la situación económica actual, como lo sugieren otros datos.

Profesor de tiempo completo de la Facultad de Economía, UADEC