La perseverancia conquista; busca en ti

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La perseverancia conquista; busca en ti

ESMIRNA BARRERA
Inagotables posibilidades celosamente se resguardan en el horizonte de la primavera eterna que abracan nuestras almas

En Filadelfia, Pensilvania, EU, un domingo por la noche, de 1884, Charles M. Davies, un joven impresor, se acercó al notable abogado y conocido ministro bautista Russell Herman Conwell para pedirle consejo sobre cómo prepararse para el ministerio. Davies no tenía dinero, tampoco educación formal; sin embargo, Russell se ofreció a enseñarle, luego Davies trajo a un amigo, luego a seis, y así sucesivamente.

Estos estudiantes eran gente trabajadora que sólo podía asistir a la escuela por la noche. Al paso del tiempo Conwell reclutó maestros voluntarios para que lo apoyaran a dar clases en el sótano de la iglesia. 

En 1887, Conwell anunció la formación oficial de la hoy prestigiada Temple University, bajo la visión de proporcionar oportunidades educativas superiores para estudiantes académicamente talentosos y altamente motivados, independientemente de sus antecedentes o medios.

Lo anterior viene a colación porque un día como hoy, pero de 1843, nació Russell Herman Conwell, también autor del famoso libro “Acres de Diamantes”.

ME ABORRECÍ

Infinidad de personas buscan y buscan minas copiosas de tesoros dorados y eternos en lugares inhóspitos y lejanos, abandonando todo cuanto ya poseen, sin percatarse de los diamantes que posee el equipaje ya dotado; sin reparar que en lo profundo de sus almas esperan germinar esos dones sembrados por Dios desde antes de la concepción de la vida misma; sin tomar en cuenta la fecundidad que ansía florecer en sus propias familias, obviando la fertilidad que abunda en sus comunidades.

En ocasiones no sólo desdeñamos lo que ya tenemos, sino además solemos quejarnos por las ausencias. Evadimos la gratitud de lo recibido, de lo gozado; bien lo decía Jalil Gibran “la ocasión que me aborrecí, fue cuando me quejé por no tener zapatos y miré a una persona que no tenía pies”.

LÁGRIMAS DE NOSTALGIA

Infinidad de seres humanos piden bendiciones, sin percatase de las que ya les pueblan; omitiendo la fortuna contenida en sus propias tierras, obviando las oportunidades disfrazadas de retos y adversidades que colman sus caminos.

Ciertamente, en muchas ocasiones la migración forzada se transforma en lágrimas de silencio y nostalgia, en el sabor amargo del arrepentimiento por haber dejado la ancestral historia de sus antiguos. Por haber salido de esas tierras, ahora huérfanas, de canto y fecunda presencia.  

ALI HAFED

Ali Hafed vivía en sus abundantes tierras y estaba “satisfecho porque era rico y era rico porque estaba satisfecho”, pero luego, aún cuando no había perdido nada, se “hizo pobre porque se preocupaba del temor de ser pobre”, y entonces renunció a sus posesiones para emprender un largo camino. Así, voluntariamente se convirtió en expatriado, y todo para buscar mayores riquezas, tal como se puede apreciar en la siguiente traducción libre y resumida del mencionado libro de Russell:

“Hace algún tiempo no lejos del Río Indo, vivió un viejo persa de nombre Ali Hafed. Ali Hafed era propietario de una hermosa finca con huertos, campos de trigo y jardines.

Busca dentro de ti la solución de todos los problemas, hasta aquellos que creas más exteriores y materiales”.
Amado Nervo, poeta.

Un día visitó al viejo granjero persa, un sabio sacerdote budista. Se sentó junto al fuego y le contó al granjero cómo se había formado este mundo nuestro. Dijo que en un tiempo nuestro mundo había sido solamente un banco de niebla y el Todopoderoso metió su dedo en el banco de niebla y lo hizo girar hasta convertirlo en una bola de fuego. La bola comenzó a rodar por el universo, abriéndose camino como su fuego.

El fuego interno estalló atravesando la corteza y formando las montañas, las colinas, los valles. Después se enfrió y se convirtió en granito, la que se enfrió menos rápidamente se transformó en plata; la masa que se enfrió todavía más lentamente en oro, y después del oro se formaron los diamantes.

El budista dijo: ‘Un diamante es la gota congelada de un rayo de sol’, es la última y más grande de las creaciones minerales de Dios, así como la mujer es la última y más grande las creaciones animales de Dios… Si tuvieras un diamante del tamaño de un dedo pulgar, podrías comprar el condado entero y si tuvieras una mina de diamantes podrías colocar a cada uno de tus hijos en el trono, gracias al poder de tu enorme riqueza.

Ali Hafed escuchó todo lo que dijo el sacerdote acerca de los diamantes, acerca de su valor, y aquella noche se fue a la cama sintiéndose un hombre pobre. Hasta que tomó una decisión: ¡Quiero una mina de diamantes!

Ali Hafed buscó al viejo sacerdote y le preguntó: ¿dónde puedo encontrar diamantes? El sacerdote le dijo: ‘Busca un río que corra entre arenas blancas y altas montañas. Puedes encontrar diamantes en la arena blanca’.

Así que Ali Hafed vendió sus tierras, recogió su dinero, dejó su familia a cargo de un vecino y se marchó en busca de diamantes. Pasaron los años. Se halló con la absoluta miseria… Dicen que se lo llevó el mar.

Mientras Ali Hafed recorría su calvario, el hombre que le había comprado sus tierras llevó un día a su camello a beber al jardín y en el agua poco profunda del arroyo percibió un destello proveniente de las blancas arenas y extrajo una piedra negra que reflejaba los colores del arco iris. Se llevó este guijarro a su casa y se olvidó de él.

Volvió el sacerdote budista y al entrar en la casa vio el rayo de luz que reflejaba aquella piedra, corrió hacia ella y gritó: ‘¡Un diamante! ¿Ya regresó Al Hafed?’. No, contestó el granjero, Ali Hafed no ha regresado y esto no es un diamante, es una simple piedra que encontré en el jardín. El sacerdote dijo: ‘Este es un diamante’. Corrieron entonces al jardín, removieron las blancas arenas, y ¡oh, sorpresa! encontraron infinidad de gemas de mayor valor que la primera.

Fue así como se descubrió la famosa mina de Golconda que llegó a ser la mina de diamantes más fabulosa en toda la historia de la humanidad. El Kohinoor y el Orloff, brillantes que pertenecen a los tesoros de Inglaterra y Rusia, proceden de esa mina”.

SI EN LUGAR…

“Si Ali Hafed, en lugar de expatriarse, se hubiera quedado en su casa, si hubiera cavado en su propio jardín trasero, hubiera encontrado diamantes: esa riqueza anhelada sin necesidad de haber padecido hambre, ni encontrado la muerte en tierras indómitas, ajenas y extrañas”.

PLENITUD

Amado Nervo (1870-1919) cantó: “Busca dentro de ti la solución de todos los problemas, hasta aquellos que creas más exteriores y materiales. Dentro de ti esta siempre el secreto: dentro de ti están todos los secretos.

Aún para abrirte camino en la selva virgen, aún para levantar un muro, aún para tender un puente has de buscar antes, en ti, el secreto. Dentro de ti hay tendidos ya todos los puentes.

Están cortadas dentro de ti las malezas y lianas que cierran los caminos. Todas las arquitecturas ya están levantadas dentro de ti.

Pregunta al arquitecto escondido: él te dará sus fórmulas. Antes de ir a buscar el hacha de más filo, la piqueta más dura, la pala más resistente, entra en tu interior y pregunta... Y sabrás lo esencial de todos los problemas y se te enseñará la mejor de todas las fórmulas, y se te dará la más sólida de todas las herramientas. Y acertarás constantemente, pues  dentro de ti llevas la luz misteriosa de todos los secretos”.

DEBAJO…

Inagotables posibilidades y extensos campos verdes, como el mismísimo gozo, celosamente se resguardan en el horizonte de la primavera eterna que abracan nuestras almas; pero, tal vez, por la terca costumbre de buscar la dorada riqueza, o posiblemente por la ardiente e insensata locura de vivir en el oropel del tener, nos expatriamos del arquitecto escondido en nuestro interior, luego de la familia, de los amigos y de la maravillosa comunidad que nos vio nacer.

Entonces ¡por no saber de los acres de diamantes que nos rodean, por ignorar la amplitud vital de nuestra propia creación, de vergüenza en las tinieblas podríamos morir en soledad!

El lema de la universidad fundada por Conwell es Perseverantia Vincit: “La Perseverancia Conquista”; lo lamentables es que, en muchísimas ocasiones, esa perseverancia no la ocupamos para emprender en lo que ya tenemos, no la ocupamos para conquistar lo que ya está debajo de nuestros propios pies.