La paz y los conflictos
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La paz y los conflictos
Unos lo toman en serio, como un peligro cuyas consecuencias se pueden medir en miles de millones de dólares, lo cual no sería problema si no afectara a millones de personas que necesitan dólares y pesos para comer y vivir el cada día junto con sus hijos.
Otros la toman a la ligera, como una bravata más de Trump considerado un tonto muy poderoso –una paradoja no solo aparentemente contradictoria, sino tan explosiva como un iracundo sicópata armado con un cuerno de chivo.
Antes era la amenaza de construir un muro en la frontera de México con EUA, hoy es la amenaza de cerrar los puertos fronterizos, lo cual significa lesionar gravemente las relaciones entre México y EUA, dos naciones compuestas de personas, familias, culturas, negocios y bienes tanto materiales como afectivos y espirituales.
Parece una declaración de guerra en un contexto de paz, pero es un ¿intento real o ficticio para solucionar un conflicto? ¿Solución efectiva o trágica como una guerra enmascarada? Queda la duda mientras no se defina y se acepte la realidad del conflicto entre ambos países. Ciertamente es una solución, en caso de que se realice el cierre, en la que “todos pierden y nadie gana todo”
solo migajas.
Trump y AMLO no se atreven a definir con claridad el conflicto. Solamente presentan amenazas, acusaciones, denuncias de criminales potenciales que drogan y matan a los ciudadanos en ambos países, “uno pone las víctimas y el otro las armas” y el deterioro social o sea la destrucción de la paz ciudadana crece y crece durante décadas. Ciertamente no existe ‘el o un conflicto’, sino un 21 enjambre de conflictos en ambas naciones y entre ellas. Y ciertamente estamos seguros los de allá y los de acá, que cerrar la frontera no es la solución.
Entonces ¿qué hay que hacer en esta confusión de conflictos indefinidos pero tan reales que ya generan miles de muertos, desaparecidos, enfermos mentales? Ciertamente ambos presidentes son responsables de diseñar las estrategias convenientes para una paz parcial, limitada, en proceso. Ya verán cómo se las arreglan entre ellos y sus gabinetes de seguridad y economía.
Pero no son los únicos responsables de construir la paz en las familias, en las ciudades y estados, y entre ambas naciones. Cada uno de nosotros tiene la responsabilidad –principalmente los políticos y los educadores- de cultivar un nuevo concepto de paz: una paz que no es ´’ausencia de guerras’, sino presencia de armonía, una paz que no es ausencia de conflictos sino la ejecución de soluciones efectivas, acordadas entre los conflictuados, que no es imposición unilateral del poder sino colaboración equitativa y solidaria.
Se requiere un cambio en la mentalidad, en la manera de concebir la paz. Antes tener paz significaba no tener guerras nacionales, familiares o conyugales. Esa concepción negativa solo genera miedo y relaciones defensivas. Hoy el concepto de paz es positivo. Incluye un esfuerzo permanente para construir la armonía, la colaboración, la empatía en la solución de los conflictos que destruyen la paz. Esto es lo que la UNESCO llama “cultivar la cultura de la paz”.