La paz de los sepulcros

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La paz de los sepulcros

La sufrimos y pagamos por la indeseada visita. El lunes pasado, Ramos Arizpe estuvo blindado desde temprana hora hasta que Enrique Peña Nieto abandonó el espacio aéreo de Coahuila. 

Todo fue terso, grandilocuente, rimbombante: “GRACIAS POR LA PAZ”. Es humor negro que indigna y duele. La paz sí la tiene y mantiene el Ejecutivo Estatal en su hogar y en su oficina, pero para los ciudadanos es la paz de los sepulcros, es dramático.

El acarreo fue aparatoso: 34 autobuses de Piedras Negras, Parras, La Laguna y la Región Carbonífera, con más de mil 250 estudiantes y personas de la sociedad civil que fueron los elegidos para laurear al Tlatoani y agradecerle el impulso de su Gobierno a la educación. Es muy probable que los jóvenes asistentes ignoren que la Reforma educativa del Gobierno Federal ha sido clasificada como “fallida” por lo que está en revisión.

¿Cuánto nos constó el viaje de este invitado? Por cierto, una visita impregnada de simulación, ya que Peña Nieto inauguró universidades que tienen hasta dos años funcionando; se trataba más bien de mostrar y hacer visible su respaldo y apoyo al “moreirato”, a pesar de la morbidez que arrastra y que bien se conoce y se reconoce por los coahuilenses, pero hay elecciones y a este Gobierno le resta poco tiempo para encubrir todo el daño social que dejará.

Uno de estos daños graves es la problemática  que padecen los trabajadores de la educación pública de Coahuila, adscritos a la Sección 38, a la UAdeC y a la UAAAN en relación con la catástrofe financiera de su seguridad social, de las instituciones de pensiones y del servicio médico y que olímpicamente es ignorada por el Ejecutivo Estatal. 

La dirección de las clínicas del Magisterio disminuirá la dotación de medicamentos de  mil 200 a 600 y expenderá sólo genéricos. Además, se multiplicarán los trámites para la atención a los enfermos y la autorización de tratamientos, en urgencias se cobrarán 50 pesos  por el uso de las  camas; a los derechohabientes mejor que ni se les ofrezca hospitalizarse porque poner un pie ahí les cuesta –aunque ya lo hayan pagado con sus aportaciones– pues el desbasto es total, por lo que la Coalición de Trabajadores de la Educación, ante la visita, envió una CARTA ABIERTA a Peña Nieto pidiendo su intervención urgente. Aunque, ya se sabe, el proverbio salinista sigue vigente: “Ni los veo, ni los oigo”.

El triunfalismo y la glorificación hacia el Ejecutivo Federal contrasta con la dolorosa realidad que se vive en Coahuila: “Bienvenido a la necrópolis señor, Peña, a la entidad del desamparo”.

¿No sabe Peña Nieto que Coahuila es una zona de exterminio, que es una entidad contraída por el miedo, por la desaparición forzada, por el creciente número de las fosas clandestinas como las de Patrocinio y las de otros municipios, por las masacres de Piedras negras y de Allende? Lo bueno fue que, aunque lejos por el blindaje, ahí estuvo Fundec que no se arredra ni se acobarda. Y la intervención de Olga Lidia Saucedo García, de la asociación Alas de Esperanza, quien sí pudo hablar ante Peña Nieto y denunció la desaparición de su hija y su yerno –cuyos hijos están a su cargo al quedar huérfanos como víctimas de la masacre de Allende en el año 2011.

De la gran expectación que produjo la investigación “En el desamparo” del Colegio de México, dirigida por el  doctor Sergio Aguayo, se pasó a la decepción. La organización Fundem reprobó el reconocimiento a la labor Rubén Moreira: que no tiene fundamento, es simulación.

Posdata 
El gobernador Moreira está en campaña. La semana pasada reunió a las lideresas de las colonias populares ofreciéndoles una gran comida, les dijo: hay mucho trabajo, tenemos que recuperar los votos perdidos.

No hay dinero, la Secretaría de Salud está devastada y el Servicio Médico magisterial en ruinas, pero sobra para asegurar el triunfo del PRI en el 2017 y halagar al Tlatoani.