‘La paloma y el Lobo’ de Carlos Lenin recrea un amor durante la guerra contra el narco
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‘La paloma y el Lobo’ de Carlos Lenin recrea un amor durante la guerra contra el narco
“La Paloma y El Lobo” no es otro filme más sobre la Guerra contra el Narco. Aquí la violencia no es glamurosa, los villanos no tienen rostro, pero su presencia es constante, como se vive en la realidad. Es en este contexto en el que Paloma y Lobo “sobreviven intentando amarse”, luchando contra sus anhelos y miedos.
El primer largometraje del realizar regiomontano, Carlos Lenin, llegará a algunas salas de cine de México a finales de febrero, luego de haber participado en distintos festivales de cine, nacionales a internacionales, desde 2019 y con varias nominaciones al Ariel y en entrevista con VANGUARDIA su director nos contó más sobre esta historia de amor en medio de la violencia.
“En todo momento decidí acercarme a este relato con mucho amor y con mucha honestidad, porque quizá a diferencia de otros realizadores, esta situación de violencia que nos ha lastimado durante muchos años acá en el norte de México, para mí no es un tema, para mí siempre fue mi realidad, mi contexto”, explicó el también guionista de filme, quien comparte el crédito con Jorge Guerrero Zotano.
“Yo crecí, viví, amé y tuve miedo en un pueblo que una de sus características era este tipo de violencia. Entonces reitero, como un acto de honestidad y de amor, yo decidí acercarme a esta realidad de la forma en la que sabía, así es como lo entiendo, yo no encontraba una simbiosis emocional, una conexión directa con otro tipo de imágenes o construyendo un relato con una estructura diferente porque yo no me sentía ahí”, agregó.
En esta película, protagonizada por Paloma Petra y Armando Hernández en los roles titulares, la violencia es contexto, aunque durante el proceso de creación muchos de sus asesores sugirieron hacerla más explícita, pero Lenin defendió su visión.
“Para mí era más importante en esta primer película compartir cómo yo me sentí al ver esta violencia de frente, cómo me tocó sobrevivir esta violencia. Eso era lo que yo sentía que realmente tenía que compartir con la gente”, expresó, “ese vacío, esos días después que nadie entiende, ese estrés postraumático, esa soledad, ese miedo extraño, permanente que siempre está ahí. Reconocer dónde estaba yo plantado y desde donde iba yo a reconocer esta historia”.
Su participación en festivales ya le ha granjeado algunos premios. En Black Canvas Festival de Cine Contemporáneo fue reconocida como Mejor Película de la sección “México dentro del Canvas”, y en la edición 72 del Festival de Cine de Locarno, que se realiza en Suiza, recibió el premio Swatch Art Peace Hotel. Además participó en Cinelatino, Recontres de Toulouse y recientemente la película estuvo nominada al Ariel, por Mejor Ópera Prima para Lenin, Mejor Fotografía para Diego Tenorio, Mejor Actor para Armando Hernández y Mejor Sonido.
En estas instancias ha recibido mayor retroalimentación y, en la mayoría de los casos ha podido confirmar que su visión era certera al plantear un relato inscrito en la Guerra contra el Narco pero sin desviarse en detalles de la misma, centrada en su propia historia.
“Cuando estaba a punto de filmar la película [mis asesores] me decían que la violencia va a ser visualmente interesante como la estás planteando pero no creo que, decían, loes espectadores vayan a entender de qué va el tiro y cuando la presenté en Locarno, por ejemplo, fue muy afortunada esa función, es más, desde antes, desde que presenté la película, antes de terminarla, en Cine en Construcción de San Sebastián y Toulouse, yo ahí recibí una retroalimentación de un público menos cercano a la violencia específica que estoy narrando y justamente me decían que no importa que no entienda quién es el cártel, quién está ejecutando qué, yo estoy sintiendo lo que el personaje está sintiendo y eso automáticamente aporta”, compartió, “ha sido muy afortunado este diálogo, porque apertura otra forma de acercarnos a estas realidades violentas. Hay gente que sí reclama que no entiende exactamente quién está haciendo qué, pero han sido los menos”.
Lenin también comentó que otros de sus intereses con esta producción son el poder presentar otra perspectiva de la historias de amor que suceden en este contexto de violencia, además de “explorar lo que significa ser hombre conviviendo con este tipo de violencia permanente, siendo un ser amputado, que no sabe hablar, como el personaje en su momento lo dice; siendo un ente que no está completo y que por lo tanto no tiene la capacidad de reconocerse, ni de abrazarse y por lo tanto, aunque lo quiera no puede amar a alguien más, si no se ama a sí mismo. Y me interesaba explorar a estos hombres incompletos con los que me identifico mucho”.
“Me interesaba explorar la fortaleza que veo y reconozco en un montón de mujeres de nuestra comunidad, que sí están viviendo la violencia, que están viviendo además la violencia del machismo, la de la situación laboral, además de ser mujeres, con lo que esta violencia implica, pero están ahí sin que se les olvide, que dentro de toda esta locura, dentro de todo este desmadre, merecen luchar por ser felices y a mí me interesaba justamente compartir el recorrido de un personaje, desde su realidad, desde sus dudas, desde su conocimientos, intenta ser feliz”, agregó.
Si bien la película llegará a salas de cine a través de Piano Distribución a finales de mes, su cobertura dependerá de las restricciones por la pandemia, por lo que mencionó que espera que al finalizar esta etapa también llegue al streaming.
“La idea es que pueda ver lo más que se pueda y que el público mexicano tenga, así como tiene muchas otras propuestas, todas valiosas, todas necesarias, también esta otra aproximación, para que armen su diálogo, para platicar sobre quiénes somos, sobre qué queremos ser y las heridas que estamos cargando después de esta guerra de la que todos hemos sido parte”, comentó.
En este sentido compartió su intriga respecto a las lecturas que surgirán de los espectadores ahora que tenemos la experiencia de la pandemia, pues muchas de las imágenes y la estética que planteó se desarrollan en torno al encierro.
“[Se trata de] un sistema de imágenes que construimos entre Diego y yo, y Elba, mi directora de arte, fueron estos espacios que siempre estaban colapsando encima de mis personajes, siempre rodeándolos, siempre encajados, siempre encerrados”, expresó.
“Es una película muy honesta, fue concebida desde mi realidad, desde mi comunidad, desde quién soy y desde ahí decidimos hacer este relato. Siempre me llama mucho la atención, en el mejor de los sentidos, cuando se me cuestiona porqué filmé la película como lo filmé, y creo que la respuesta más honesta es, porque así soy, porque eso soy yo”, concluyó, “ese entorno, esos barrios, esos morritos enojados, ese wey asustado, esa morra que quiere ser feliz pero que parece que todo el mundo se le viene encima, pues soy yo, por eso filmé en mi barrio, por eso filmé en mi colonia, por eso me relaciono con estos espacios desde una mirada muy desde adentro, muy desde la profundidad, y no con una mirada más turística, más desde el exterior. A mí no me interesaba decirle a la banda ‘esto es Monterrey’, a mí me interesaba decir esta es la tristeza, el dolor, que está sucediendo, resulta, en Monterrey”.