La ‘otra’ oposición frente a la tardía reacción de los mexicanos

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La ‘otra’ oposición frente a la tardía reacción de los mexicanos

La única oposición con la que podría contar México en esta dramática coyuntura, por más doloroso e indignante que sea, sólo la podría ejercer Donald Trump.

Carlos Salazar, presidente del CCE, resultó un entreguista incapaz de defender a millones de empresas, fuentes de riqueza que contratan millones de empleos, pagan impuestos, captan divisas e impulsan el bienestar del País. El Congreso de la Unión funciona de acuerdo con los estados de ánimo de AMLO, al igual que el Poder Judicial se va rindiendo también ante la suprema voluntad del Jefe de la Nación. ¿La prensa? Algunos periodistas y medios denuncian valientemente el agresivo proceso de destrucción de la patria, sin embargo, López Obrador desprecia las protestas del Cuarto Poder, porque su base electoral no lee los periódicos ni escucha la radio ni ve televisión (salvo las telenovelas que la idiotizan), y si se “informa” es por medio de las “mañaneras” y de las redes sociales dominadas por miles de bots de AMLO. ¿Cuál oposición doméstica...?

Del pasado “informe” de AMLO no se desprenden decisiones para afrontar la crisis económica, ni medidas para rescatar a las pequeñas y medianas empresas que contratan el 74 por ciento del empleo, ni se expuso un plan industrial ni se habló de subsidios ni de ayudas financieras a los empleados y empleadores, como acontece en el mundo, ni se proporcionó oxígeno al sector productivo ni se hizo mención del alarmante conflicto social por el desplome del ingreso, ni del consecuente disparo de la violencia, entre otros despropósitos e insultos a la inteligencia nacional. Se trata, obvio, de destruir a los empresarios, a los “hambreadores del pueblo”, a los devoradores del dinero, el “excremento del diablo...”.

No nos engañemos. Para AMLO, Fidel Castro era “un gigante”, el Che un “revolucionario ejemplar” y a Evo le manifestó su “profundo respeto”. Si el Presidente niega la realidad, la sociedad debe enfrentarla: Morena, integrante del Foro de Sao Paulo, sigue los principios que han conducido al hambre y a la pobreza en el continente. AMLO ya instaló a velocidad meteórica el 70 por ciento de los postulados suicidas de dicho foro. Ya creó la guardia militar, maneja a discreción el presupuesto federal, reproduce las técnicas de propaganda para impulsar el culto al gran líder, como cuando se exhibió el domingo en Palacio como el divino mesías. AMLO destruyó la educación, enfrentó pobres contra “fifís”, sobornó al Ejército con obras billonarias, controla a la población por medio de las redes sociales, manipula a las masas con la bandera de la corrupción y el neoliberalismo, provoca el éxodo de empresarios (como aconteció en Cuba y Venezuela). Creó estructuras paralelas para controlar a los gobernadores, instrumentó mecanismos de terrorismo fiscal sin descartar un futuro control de bancos, de divisas y de cambios ante la contracción económica. ¿Más? Ya se sentaron las bases para reformar la Constitución y propiciar la reelección a “juicio del pueblo”, entre otros objetivos más que nos negamos a admitir con indigerible ceguera.

No creo en las casualidades: en seis meses se han venido decapitando “sospechosamente” los gobiernos de izquierda en el hemisferio sur: Evo Morales renunció presionado por “los militares...”. Desde el 21 de febrero pasado no se sabe nada de Daniel Ortega, otro Presidente narcotraficante como Maduro, quien contempla desde Miraflores a una enorme flota norteamericana decidida a arrestarlo, como ocurrió con Antonio Noriega, expresidente de Panamá. ¿AMLO pensará, en su megalomanía, que Trump va a permitir la instalación de una dictadura comunista al sur de su frontera y aceptará que millones de mexicanos huyan a su país y se destruya el mercado trilateral con Canadá y sus transacciones de mil 300 millones de dólares diarios?

La oposición tardía de los mexicanos surgirá cuando volvamos a encontrar desfondados nuestros bolsillos, sí, pero antes escucharemos un sonoro manotazo de Trump. AMLO no habla inglés ni se expresa bien en castellano, pero entenderá el significado del golpe, la única oposición “mexicana...”.