La otra crisis que viene

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La otra crisis que viene

La semana anterior hice referencia a datos publicados por la FAO de Naciones Unidas y por el Inegi, en su reporte trimestral sobre México. El panorama que esa información permite vislumbrar es muy negativo. El informe de Inegi está más actualizado que el de la FAO, esto tiene sentido, pues el primero únicamente mide México; en tanto que el de la FAO se despliega en toda América Latina.

El reporte de la FAO contiene datos que corresponden a 2019, obviamente anteriores a las repercusiones de la pandemia, sin embargo, las cifras regionales sobre “hambre moderada y grave” cerraron muy mal. Pensar que 2020, con 10 meses de pandemia, ofrecerá mejores resultados, sería completamente iluso. Debemos aceptar, nos guste o no, que la crisis se profundizará.

En estos días proliferan los anuncios de que las vacunas están por llegar, se discute mucho sobre su aplicación a la población en riesgo y a los trabajadores de la salud, primeros de una larga fila que cierra con los menores de edad, los menos vulnerables al virus. Debemos esperar que tarde o temprano, empiecen a descender las cifras mortales. En su momento haremos el recuento de las bajas humanas y de los daños materiales.

Si somos responsables, pondremos atención y pondremos manos a la obra para la reconstrucción, aunque con toda seguridad, habrá muchos que voltearán la mirada hacia otro lado, ignorarán la tragedia de tantos y seguirán en lo suyo. Sea como sea, nos haya o no golpeado personalmente, no podremos evitar las repercusiones de la inmensa tragedia ajena. Se estrellarán contra nuestras narices y nada podremos hacer para evitarlas.

Una parte central de este panorama formado por varias crisis paralelas o simultáneas, afectará de manera particular a Coahuila dada su condición de estado fronterizo. Será una nueva oleada de migrantes que llegarán del sur, tanto de nuestro propio país, como de Centroamérica. Lo que vimos en años recientes será poco en comparación con lo que nos espera. Llego a esta conclusión por dos razones.

1.- La crisis en sí misma de dimensiones incalculables. Habrá burbujas aisladas donde no se resentirá, es una manifestación de la desigualdad estructural que se recrudece en épocas de crisis. Sin salida en su terruño de origen, el ser humano dispara su instinto de supervivencia y busca la salida en otras tierras. Esas tierras están al norte de Coahuila.

2.-El término de la administración Trump en Estados Unidos. Las enormes expectativas creadas por la polarización que priva en el debate político estadounidense alentará la migración. Concluye el tiempo de un Presidente que, a tiro por viaje, reiteraba su enojo y rechazo frente a la migración indocumentada, concluye el cortejo presidencial permanente a los norteamericanos más radicales, racistas, supremacistas y antiinmigrantes.

La terminación de un gobierno que polarizó el tema migratorio como nunca antes, lleva a una conclusión lógica: El sucesor tendrá una política más laxa, no puede ser peor. Se añade a lo anterior que Biden prometió constantemente una aproximación más humana y más flexible al tema migratorio. ¿Cómo no esperar condiciones favorables para migrar?

Los desesperados migrantes que planean su peregrinaje desde Guatemala, Honduras o El Salvador, poco o nada saben ni les importan las políticas migratorias de los gobiernos demócratas. Que Clinton haya lanzado una ofensiva antiinmigrante para congraciarse con la mayoría republicana radical en la Cámara de Representantes, no forma parte de su ecuación. Que Obama y su vicepresidente Biden, hayan deportado más inmigrantes que Trump y que hayan sido los compradores de las indignantes jaulas donde aprisionan a niños y mujeres, tampoco es una variable que consideran. Si no son tema para los dizque informados del asunto, menos lo será para los desesperados que buscan sobrevivir.

Tanto por la gravedad de la crisis económica, como por las desmesuradas expectativas que flotan en el imaginario social respecto al gobierno demócrata entrante, los migrantes perciben dos razones muy claras, muy evidentes que los empujan a emigrar hacia el norte. En su terruño no les queda nada, es preciso migrar para sobrevivir. Además Trump ya se va. No es necesario un oráculo para verlo venir, para lo que sí vamos a necesitar uno es para hacernos una idea de si el Gobierno federal, el estatal de Coahuila y los 38 alcaldes sabrán prepararse para atender este reto mayúsculo.

@chuyramirezr
Jesús Ramírez Rangel

Regresando a las Fuentes