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La ópera y el ballet vuelven a brillar en Tiflis
El Teatro de la Ópera y Ballet de Tiflis vuelve a su esplendor tras seis años de profundas reformas. "Ahora tenemos la posibilidad de trabajar en excelentes condiciones", dijo a Efe la directora del Ballet Nacional de Georgia y afamada prima bailarina georgiana, Ninó Ananiashvili, considerada por el periódico británico "The Daily Telegraph" una de las doce mejores bailarinas de todos los tiempos.
Ananiashvili, quien ha puesto en escena cerca de 60 obras como directora del Ballet Nacional en los últimos doce años, destacó que, según los especialistas, el Teatro de Tiflis cuenta ahora con "uno de los mejores escenarios de Europa".
LA HISTORIA
Georgia es un pequeño país de casi cuatro millones de habitantes que está situado entre Europa y Asia en la costa del mar Negro, al sur del Cáucaso, y tiene fronteras con Rusia, por el norte, Turquía y Armenia por el sur, y con Azerbaiyán al este.
El público de Tiflis, la capital georgiana, hermanada con la estadounidense Atlanta y la británica Bristol, es tradicionalmente un gran amante de la ópera y el ballet. Ya en 1845 los teflisenses pudieron disfrutar de la primera ópera en su nuevo teatro construido por orden del príncipe Mijaíl Vorontsov, el entonces gobernador del Cáucaso.
"La muda de Portici", del compositor francés Daniel-François-Esprit Auber, fue la ópera con que abrió su temporada inaugural el teatro de Tiflis. Ante el éxito arrollador del espectáculo, el príncipe Voronstov decidió construir un nuevo teatro, más grande, que abrió sus puertas en 1851 con el estreno de "Lucia di Lammermoor", de Gaetano Donizzeti.
Los historiadores destacan que los georgianos, grande amantes de canto y cuyos coros son famosos por la riqueza de su polifonía, rápidamente se convirtieron en apasionados de la ópera.
Para su segunda temporada, el Teatro de Tiflis invitó a una compañía de ballet de San Petersburgo, la capital imperial rusa, que puso en escena "La sílfide" del compositor noruego Herman Severin Løvenskiold. Los éxitos se sucedían uno tras otro, convirtiendo el teatro en uno de los centros de la vida cultural de la nobleza georgiana.
LOS PIROPOS DE CHAIKOVSKI
Cuando ya era motivo de orgullo de la ciudad y su renombre rebasaba los límites de Georgia, un incendio, en 1874, destruyó completamente el teatro. El fuego no sólo redujo a cenizas el edificio, sino que también acabó con los decorados, el vestuario y su rica biblioteca de partituras.
Solo 22 años después los teflisenses recuperaron su teatro, pero la demora valió la pena: el nuevo edificio, con una sala con capacidad para 1.200 espectadores, fue construido en la principal avenida de la ciudad, la Golovinski, la actual Rustaveli, donde se encuentra hasta el día de hoy.
Para su inauguración se eligió la opera "Iván Susanin", del ruso Mijaíl Glinka. A finales del siglo XIX el teatro de Tiflis recibió al menos cinco veces la visita del Piotr Chaikovski. "Aquí ponen en escena mis óperas con más frecuencia que en ninguna parte y éstas tienen una acogida sin igual", decía el clásico ruso.
Muchas celebridades de la época pisaron el escenario del Teatro de Tiflis, entre ellas el italiano Angelo Mazini y el excelso pianista y el compositor ruso Serguéi Rajmáninov.
En sus tablas comenzó su carrera profesional el legendario bajo ruso Fiódor Shliapin, quien cantó durante un año en el teatro de Tiflis.
Estrellas de la danza como Isadora Duncan y la bailarina y pedagoga italiana María Perini deleitaron al público con su arte.
A comienzos de siglo XX el teatro comienza a presentar óperas georgianas, ente ellas la lírica "Abesalom y Eteri", de Zakaria Paliashvili, cuyo estreno estuvo marcado por un trágico acontecimiento.
Poco antes de la presentación, Emmanuel Stolerman, el director de la orquesta, que se llevaba bastante mal con su esposa, tuvo otra disputa en el curso de la cual la mujer rompió las únicas partituras en georgiano de la obra.
Fuera de sí, el director mató de un tiro a su mujer. El juicio fue de trámite rápido y concluyó con la absolución de Stolerman. El juez consideró que el agrio carácter de la mujer, sobre el que en Tiflis circulaban verdaderas leyendas, era más que un atenuante y dejó en libertad al músico.
LAS REFORMAS
"Abaselom y Eteri" es la obra con la que Teatro de la Ópera y Ballet de Tiflis, que desde 1937 lleva el nombre de Zakaría Paliashvili, abre cada nueva temporada.
Los trabajos para devolverle su esplendor al histórico teatro duraron seis años: se reforzaron sus cimientos, se reconstruyó el tejado y fueron restaurados los murales y vitrales de sus interiores.
Además, fue renovada con los últimos adelantos tecnológicos toda la tramoya, así como los sistemas de iluminación y sonido. Se amplió el foso de la orquesta, se reconstruyeron los camerinos y se acondicionaron salas para que los artistas puedan descansar durante los entreactos. El edificio fue dotado de terrazas y una sala de exposiciones.
La gran lámpara de cristal austríaco, de 2.600 kilogramos de peso, uno de los orgullos del teatro, recobró el fulgor de antaño tras una minuciosa labor de limpieza.
Asimismo fue restaurado el telón de su escenario principal, confeccionado en 1960 en base a una obra del pintor y escenógrafo georgiano Sergó Kobuladze (1909-1978).
Las reformas tuvieron un coste de cerca de 40 millones de dólares fueron financiadas por una fundación creada por ex primer ministro Bidzina Ivanishvli, el hombre más rico de Georgia.
DESTACADOS:
+++ El público de Tiflis, la capital georgiana, es tradicionalmente un gran amante de la ópera y el ballet. Ya en 1845 los teflisenses pudieron disfrutar de la primera ópera en su nuevo teatro construido por orden del príncipe Mijaíl Vorontsov, el entonces gobernador del Cáucaso.
+++. A finales del siglo XIX el teatro de Tiflis recibió al menos cinco veces la visita del Piotr Chaikovski. "Aquí ponen en escena mis óperas con más frecuencia que en ninguna parte y éstas tienen una acogida sin igual", decía el clásico ruso.
+++ Los trabajos para devolverle su esplendor al histórico teatro duraron seis años: se reforzaron sus cimientos, se reconstruyó el tejado y fueron restaurados los murales y vitrales de sus interiores. Además, fue renovada con los últimos adelantos tecnológicos toda la tramoya, así como los sistemas de iluminación y sonido.
Por Misha Vignanski/EFE-Reportajes