La ‘nueva refinería’. O cómo meterle dinero bueno al malo

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La ‘nueva refinería’. O cómo meterle dinero bueno al malo

Lo que se ha planteado no solamente es ilógico sino inmoral e incluso ilegal y por ello debería impedirse el cierre de esta adquisición

En el mundo empresarial es normal que se realicen transacciones en las que alguien compra un negocio -o parte de este- a pesar de que sus estados financieros reflejen la existencia de pasivos importantes. Pero para tomar una decisión de ese tipo es indispensable que exista evidencia en el sentido de que el negocio puede producir los recursos para cubrir sus adeudos.

Y solamente si tal evidencia existe es que uno puede afirmar que “hizo un buen negocio”. En ningún caso, un inversionista adquirirá una empresa que arrastra pasivos y pensará cubrir estos sacando dinero de su propio bolsillo.

La única excepción que la evidencia registra ante esta regla la producen los casos en los cuales el Gobierno -particularmente los de corte populista- incursionan en el terreno de los negocios. En estos casos, y debido a que no se trata de dinero que salga del patrimonio de los funcionarios, a nadie parece importarle que los negocios emprendidos terminen arrojando pérdidas.

Ese es, todo hace indicar, el caso de la adquisición de la refinería Deer Park, ubicada en el vecino estado de Texas y que el Gobierno de la República decidió adquirir en su totalidad -porque ya era propietario de la mitad de esta-, a un costo de 600 millones de dólares.

El detalle fino del asunto es que, después del anuncio con bombo y platillo, ayer se reveló que la empresa, además de no haber producido utilidades el año pasado, arrastra una deuda de 980 millones de dólares.

Confrontado con el hecho, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que el pago de este pasivo no es un problema porque el país cuenta con los recursos para liquidarlo.

“Ya está hecho el análisis financiero específico para esto, es un buen negocio para el país, y es importante decirle que tenemos recursos. Tenemos 47 mil millones de pesos de reserva: 30 mil que están en Banobras, y 17 mil que se conservaron para lo que era el Fonden para riesgos, para tener recursos en el caso de que se requiriera, de eso ya se han comprometido alrededor de 10 mil millones por el apoyo que se está dando a Tabasco, a Chiapas, a Veracruz, por las inundaciones, pero los 30 mil de Banobras, están ahí“, aseguró el mandatario.

A contrapelo de cualquier lógica empresarial, y en abierto perjuicio del interés público, el Presidente ya está pensando en tomar 30 mil millones de pesos del tesoro público para metérselos a una refinería que, según se ve, se compró a partir de un nulo entendimiento de cómo se toman decisiones empresariales.

Esta decisión implica hacer justamente aquello que López Obrador ha criticado largamente a lo largo de su vida política: privatizar las ganancias y socializar las pérdidas. Y la pregunta es muy sencilla: ¿por qué debe asumirse como deuda pública los pasivos de una empresa privada?

Las deudas de Deer Park son de esa empresa y sus propietarios -el Gobierno de México incluido, desde luego- deben asumir por entero sus costos. Y si no pueden pagar, entonces que se declaren en quiebra y se venda la empresa para cubrir, hasta donde sea posible, a los acreedores.