La no primera dama y su viaje a París

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La no primera dama y su viaje a París

Esta semana nos volvió a sorprender Beatriz Gutiérrez Müller, sí, nuestra no primera dama, yendo a París (en medio de la pandemia)  en representación del Presidente a inaugurar una exposición y leer piezas de Amado Nervo con la señora Macron (la esposa del Presidente en Francia), y según el mismo López Obrador a gestionar la obtención de piezas y códices para la celebración del bicentenario de la Independencia.

Además de eso, me llama mucho la atención que el mismo López Obrador la felicitó en Twitter por su visita refiriéndose a ella como “no primera dama”, pero agregando el Beatriz Gutiérrez Müller “de López”. Si bien podría tomarse como una “costumbre”, para mí tiene muchísimo simbolismo, y me deja pensando sobre el rol que juega la doctora Gutiérrez.

Señora Gutiérrez Müller, no se puede ser a medias. Si usted decidió no ser la primera dama de México, está muy bien, es aceptable (por los argumentos que hayan sido), entonces no lo sea. No se vale tener los privilegios de ser la esposa del Presidente solamente para los temas que a usted le gustan (historia, arqueología).

No me malentiendan, no tengo nada en contra de trabajar a favor de la gestión de piezas históricas para nuestro país porque son importantes en la generación de memoria colectiva y por ende, identidad nacional. Lo que no estoy de acuerdo es lo que haga precisamente la misma semana que se desaparecieron los fondos para cultura,  el cine, el deporte, la ciencia, desastres naturales, entre otros.

Parece irónico (o una muy buena estrategia armada) que la no primera dama vaya a buscar piezas históricas e inaugurar exposiciones de los olmecas (la cultura madre prehispánica) la misma semana que miles de historiadores, arqueólogos, científicos, artistas, escultores, cineastas, por mencionar algunos; no saben cómo darán seguimiento a sus proyectos en los próximos meses. ¿No hubiera sido mejor quedarse aquí para influir positivamente en recursos para ellos?

Ahora bien, hablemos de cooperación internacional porque es mucho más compleja que la inauguración de una exposición y el intercambio de conversaciones, aunque éstas compartan intereses y visiones de un problema. La cooperación internacional requiere de seguimiento e institucionalidad para que realmente se traduzca en beneficios tangibles para la población.

México tiene un gran trabajo (que ha llevado el esfuerzo de miles de mexicanos y décadas) a través de sus embajadas y consulados alrededor del mundo, inclusive la profesionalización, como pocos, del servicio exterior por medio del Instituto Matías Romero, y con una Subsecretaría específica (Asuntos Multilaterales) además de Proméxico y otras dependencias que ayudaban a promover el turismo y el desarrollo económico en el exterior; pero ¿qué pasó cuando llegó López Obrador?

Se redujeron de manera significativa (o desparecieron por completo) los gastos para las dependencias antes mencionadas, y los viajes al exterior, porque la austeridad republicana así lo marcaba. No voy a defender a los diferentes servidores públicos que gastaron de más en sus viajes, lo que sí voy a defender es el maravilloso trabajo que hicieron otros miles de servidores diplomáticos por gestionar y articular acciones coordinadas alrededor del mundo, que producía muchas veces recursos para el diseño e implementación a las artes, la cultura, el cine, el desarrollo social y la educación, principalmente.

En ese orden de ideas, lamento informarle, señora Gutiérrez Müller, que no se puede incentivar la lectura solamente yéndose a conversar con la primera dama de Francia en París. Se necesitan instituciones fuertes y capaces para darle seguimiento a esa conversación.

Si usted no quiere (o no puede) ser la primera dama está bien. Sin embargo, le invito a que haga un esfuerzo por articular y gestionar de manera institucional. El poder de una mujer en la política hoy más que nunca es enorme, y más una mujer en su posición. Por favor, el país la necesita más que nunca. Aún está a tiempo de recapacitar cómo quiere ser recordada. ¿Asume el reto?