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La niñez, ¡a la calle!

¿Era bueno jugar seguros en la calle para quienes tuvimos la oportunidad de hacerlo?, ¿nos gustaría que nuestros hijos pudieran hacerlo con la misma tranquilidad? O ¿estamos dispuestos a seguir permitiendo que los centros comerciales se conviertan en los nuevos “espacios públicos de convivencia” porque son los reductos urbanos accesibles, iluminados y seguros para transitar?

El temor que tenemos como madres y padres de permitir que la niñez salga a las calles para sus actividades recreativas se debe en gran medida a los niveles de inseguridad que desde hace décadas vivimos, pero también a la falta de una estrategia de movilidad y, de nuevo, a la visión excluyente que asume sin sustento, que todos podemos subir las escaleras de un puente peatonal, que los menores pueden ser llevados por un adulto a una zona segura para jugar o simplemente al desarrollo de ciudades que privilegian el uso del vehículo, por encima del transporte público e incluso de los peatones.

El psicopedagogo italiano, Francesco Tonucci, autor del libro "La ciudad de los niños", realiza una severa crítica a la forma en que las ciudades están estructuradas, y sostiene que si los niños ocupan la vía pública para jugar, en cierta medida estarían “protegidos” por el resto de la población y obviamente todos –empezando por las autoridades– estaríamos obligados a participar en brindarles garantías de seguridad desde la planeación, como debería ser.

El también integrante del Instituto de Psicología del Consejo Nacional de Investigación de Italia, destaca que en un afán por los padres de familia de alejarlos del peligro, actualmente la niñez pasa demasiado tiempo en casa.

Más que soluciones personales, tan diversas como nuestra sociedad, la respuesta debe ser a través de políticas públicas contundentes y de largo plazo.

Por ello, hoy más que nunca resulta un imperativo valorar y tomar en cuenta la propuesta del especialista italiano para frenar la degradación de las ciudades mediante políticas públicas que pongan en el centro de su aplicación a niñas y niños, para garantizar una auténtica adaptación e inclusión.

Consolidar ciudades seguras, incluyentes y sustentables para las nuevas generaciones exige la corresponsabilidad de autoridades de los tres niveles y ámbitos de Gobierno; legisladores, académicos, y por supuesto de los millones de madres y padres que se esfuerzan cada día por dar lo mejor a sus hijos.
Es urgente frenar lo que Tonucci define como un sufrimiento nuevo en la niñez: la soledad. Asumiendo, como él bien sostiene, que la niñez es símbolo, reto y garantía de una sociedad con mayores niveles de bienestar, solidaridad y por ende, de seguridad.

@AnaLiliaHerrera