La navidad en tiempos del COVID

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La navidad en tiempos del COVID

Así que no olvidemos pues lo afortunados que somos de celebrar este festival universal, esta Navidad tan diferente

La historia más grande jamás contada, la del nacimiento de Jesús, no resiste el escrutinio de la verdad. Los hechos no alcanzan a sostener el mito. La fecha, los lugares, los personajes, los supuestos fenómenos alrededor de ella. Nada sucedió como lo han contado. Analice por sí mismo la historia y se dará cuenta de que el 25 de diciembre, día en que el cristianismo celebra el nacimiento de Jesús, presenta muchas inconsistencias. El primer dilema al que se enfrenta esta tradición judeocristiana, es que la propia Biblia, la principal fuente de información histórica para referir el supuesto milagro de Belén, jamás menciona una fecha de nacimiento. Los evangelios de Mateo y Lucas relatan solo imprecisiones. Si no me cree, léalos.

Lo que sí está claro, los romanos celebraban en esa fecha su fiesta más importante: el nacimiento del Sol Invictus y del Dios pagano Mitra. Constantino y el Concilio de Nicea decretaron utilizar el 25 de diciembre como día del nacimiento de Jesús, pues la fecha ya era una fiesta popular. De la estrella de Belén y los reyes magos, ni hablar. La astronomía no ha conseguido encontrar algún rastro; ni una sola señal de que esa estrella Iluminara los cielos anunciando la llegada del Salvador. Además, ni la antropología, ni la historia, han encontrado referencia alguna de estos “supuestos” reyes magos de oriente, que habrían visitado Judea para presentar sus respetos por medio de oro, incienso y mirra al hijo de Dios. Partiendo de esto, las demás tradiciones que rodean la Navidad como Santa Claus y el árbol, son solo mitos, leyendas y costumbres.

Lo que es una verdad irrefutable, es que el escritor inglés Charles Dickens fue el promotor de que la celebración renovara su ánimo. Su libro “A Christmas Carol”, traducida como “Un cuento de Navidad”, logró que occidente retomara esta fiesta. Dickens no inventó la Navidad, pero sí la volvió a poner de moda luego de ese oscuro pasaje en la historia inglesa cuando el tirano Oliver Cromwell, gobernante en la Inglaterra del siglo XVI, prohibió cualquier celebración de Navidad durante su reinado. Después de eso, regresó el “ambiente navideño” y con ella las bufandas, la cena en familia, reuniones con amigos y muchos años después los aparadores arreglados para la ocasión y claro los regalos.

Pero la Navidad de 2020 no será como las Navidades pasadas. En esta ocasión, la mayoría de las familias no podrán reunirse. Este año no fue un año normal, pues la pandemia ha empañado nuestro estado de ánimo y espero que mucha gente consciente se dé cuenta de que la Navidad debe ser moderada.

En resumen, esta no será, y no debería, ser una Navidad normal. En última instancia, la gente debe ser consciente de lo peligrosa que sería una Navidad británica tradicional en términos de viralidad. Pero a pesar de todas las muertes, contagios y la tragedia que ha significado, en Coahuila y en especial en Saltillo, no existe ningún tipo de restricción. Los centros comerciales están repletos y miles de personas están hoy comprando y eso lo vamos a pagar como sociedad en unos pocos días.

Por el momento, si usted está leyendo esto, considérese afortunado, pues al menos podemos celebrar no el nacimiento de Jesús, sino que seguimos vivos. Muchas familias la pasarán sin un ser querido o con uno de ellos hospitalizado, mientras nosotros podemos celebrar. Hoy extrañamos a los que amamos, que ya no están, sus abrazos y su amistad.

Así que no olvidemos pues lo afortunados que somos de celebrar este festival universal, esta Navidad tan diferente. La vida nos ha permitido verla de una manera nueva y reflexionar sobre su significado y mensaje. Soy agnóstico y nunca he pedido nada en Navidad, pero en esta ocasión haré una excepción, pues de verdad quisiera y deseo que esta pesadilla termine pronto y que tengamos un mundo sin dolor, sin miedo y sin COVID. Sé que es mucho pedir, pero pues en Navidad.