La motivación como impulso para alcanzar las metas
En un mundo tan competitivo, globalizado e hiperconectado como el actual, se habla constantemente de que hay que luchar por conseguir los sueños, intentar ser feliz y alcanzar las metas, y que esto debemos conseguirlo mediante la superación personal y la motivación.
Esta idea, que puede ocasionar frustraciones, es un buen impulso para caminar por la vida, siempre que se sepa controlar la situación. La motivación podemos definirla como el impulso o la energía que mueve a una persona hacia un determinado fin. Existen tantas motivaciones como personas o deseos se quieran alcanzar y se relaciona con el deseo innato de querer diseñar y vivir nuestra propia vida.
No debemos confundir, en cualquier caso, motivación por salir de la zona de confort. Esa idea tan martilleada en los últimos años de la mentalidad emprendedora, lo necesario y positivo de salir de la zona de confort no siempre es sinónimo de tener motivaciones por conseguir determinados fines.
Existen millones de personas que se encuentran cómodas en su zona de confort y que luchan por sus objetivos mediante frases motivadoras o palabras motivadoras, pero que no desean cambiar de vida o luchar por sus sueños a costa de derribar los de los demás. Debemos tener mucha precaución con el uso de frases motivadoras, pues alcanzar el éxito a costa del sufrimiento de los demás puede ser muy contraproducente.
La disciplina como alimento diario de la motivación
Una vez descrita la motivación como ese impulso o energía para alcanzar los objetivos, es momento de reclamar la necesaria importancia a la disciplina. Pongamos como ejemplo los deportistas, ellos no siempre tienen todos los días el mismo ansia por superarse a sí mismos y batir sus marcas, de ahí que un gran aliado de la motivación sea la disciplina, y por extensión, la fuerza de voluntad.
Cuando una persona tiene un motivo, una razón, para luchar por conseguir un objetivo que a su juicio cree que cambiará su vida a mejor, ha de idear un plan para ejecutar las acciones de manera adecuada.
No siempre va a tener la misma ilusión por luchar, la misma motivación para alcanzar esos objetivos. Es entonces cuando han de aparecer la constancia, la fuerza de voluntad y la disciplina para servirnos de apoyo.
La motivación ayuda a generar optimismo, positividad y entusiasmo. Cuando esta energía cae, la voluntad y la disciplina son los atributos que mantienen a esa persona luchando por sus metas y combatiendo la pereza, la desidia o la desgana.
Claves para aumentar la motivación
Siempre que sea desde un punto de vista sano, sin generar frustraciones, la motivación es un atributo positivo para la salud mental y el desarrollo de una persona, de modo que existen algunas claves que pueden aumentar esta capacidad.
La primera de ellas es mantener una intensa reflexión sobre el nivel de motivación, pues generalmente la motivación se relaciona de manera directa con la autoestima, el optimismo, el entusiasmo, las ganas de mejorar... Así mismo, es también imporante evaluar si estamos en un círculo social que nos ayude a crecer como persona, que nos hagan sentir ilusión por alcanzar los objetivos y que, nos indiquen si relamente son esos fines por los que debemos luchar.
Un segundo aspecto destacado es visualizarnos en un futuro alcanzando esos logros, si lo conseguimos y nos sentimos cómodos en esa posición que está por llegar, servirá de impulso para aumentar la motivación, aunque insistimos en que la motivación es positiva, la obsesión puede llegar a ser enfermiza.
Como tercer consejo interesante está el de preguntarnos qué nos lleva a cometer determinadas acciones para alcanzar esos logros. Si guardan relación directa con la motivación, podremos seguir adelante, es decir, si hasta alcanzar los objetivos finales debemos realizar acciones intermedias y tenemos ilusión por estas prácticas, estamos en el camino correcto.
Esto nos lleva al siguiente punto, el de elaborar un plan y fijar determinados objetivos, metas que sean alcanzables y realistas, pues de lo contrario, la motivación no servirá de mucho. Los objetivos deben ser alcanzables, pero con esfuerzo y dedicación, solo así la motivación servirá como fuerza de impulso.
Por último, cuando se alcanzan determinadas metas, hay que festejar, valorar el trabajo y premiarse por ello, como recompensa a la lucha.