La misma catástrofe que crece

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La misma catástrofe que crece

Las alarmas suenan otra vez: el COVID-19 está arrojando cifras sin precedentes, los hospitales colapsan, el personal médico no está teniendo tregua y, como en julio, los profesionales sanitarios vuelven a lanzar un enérgico llamado a la solidaridad ciudadana, a la responsabilidad, al orden, a la conducta empática que en todos estos meses no ha terminado de cuajar. Nos podría parecer que la película que está corriendo ante nuestros ojos ya la vimos, pero no es así. No es ninguna reedición del caos, es la misma catástrofe palpitando con mayor fuerza y la embestida no es producto más que de nuestro propio desatino: el cálculo político de la crisis, las medidas desarticuladas, la laxitud en los ordenamientos, el valemadrismo, las contradicciones, todo eso ha costado vidas. Llevamos ocho meses lidiando con el coronavirus y pareciera que muchas lecciones no se aprenden. En el caso de Coahuila, desde aquel 29 de febrero cuando una joven torreonense de 20 años recién llegada de Italia inauguró el conteo oficial, los contagios han llegado ya al acumulado de 33 mil 121, con 2 mil 207 fallecimientos. Y en regiones como La Laguna, la aceleración de la crisis es notoria.

La región ha tenido, desde hace semanas, un porcentaje de ocupación hospitalaria mayor a la media estatal. En estos momentos, mientras Coahuila reporta un 66 por ciento de camas ocupadas, el porcentaje sólo en La Laguna es del 84 por ciento. Torreón, por ejemplo, está ahora mismo viviendo el peor momento desde el inicio de la emergencia, con un total de 636 casos activos y 268 personas hospitalizadas, es decir: un 44.7 por ciento de las personas que hoy reciben atención hospitalaria en el estado, están en Torreón.

La clínica 71 del IMSS, que con 100 camas es la de mayor capacidad en la Región Laguna, tiene ocupadas 82 y 14 de los pacientes están ahora mismo intubados. Su directora, la doctora Ana Irasema Ramos, ha dicho que lo preocupante no es la saturación de camas (pues de requerirse se puede habilitar otro piso completo del edificio) sino el déficit de personal. Simplemente no habría profesionales de la salud suficientes para atender una nueva área COVID en esa Torre de Especialidades. El Hospital Universitario de Torreón, que hasta ahora sólo había sido sede de un módulo de aplicación de pruebas, habilitará un área de 20 camas para pacientes de coronavirus que se encuentren en las fases finales de su recuperación, de modo que los otros nosocomios vayan liberando espacios para la recepción de nuevos contagiados.

En julio, en esta misma columna, habíamos hecho eco del sentir del personal sanitario, de profesionistas de la salud de todos los niveles que a través de cartas, pronunciamientos, publicaciones en redes sociales y testimonios se declaraban “hartos de autoridades intransigentes que sólo simulan y de ciudadanos irresponsables que no son capaces de acatar las más simples medidas sanitarias”. En aquel entonces narramos aquí que “de injusticias, carencias y cinismos ya han tenido suficiente. Ahora simplemente han dicho ‘basta’”. Ese llamado se ha expresado nuevamente, pero también dirigido a las autoridades, aquellas que tampoco han actuado a la altura de las circunstancias.

El pasado Día del Médico, en una ceremonia virtual en conmemoración de la efeméride, la presidenta del Colegio Médico de Durango, la doctora Nora Covarrubias, lo expresó así a través de un muy sentido discurso: “Seguiremos trabajando y luchando hasta el límite de nuestra capacidad porque hicimos el juramento de ayudar al prójimo. Pero para ello necesitamos contar con certidumbre laboral y equipos de protección suficientes (...) El aumento de casos obedece a la gran movilidad y el comportamiento caótico que ha mantenido buena parte de la sociedad durante toda la pandemia, agravado por una escasa observancia de las medidas sanitarias ampliamente difundidas (...) Solicitamos a las autoridades aplicar medidas estrictas y, si fuera necesario, extremas, incluidas sanciones que estén al nivel del bien que estamos protegiendo”. Ese bien, por supuesto, es la vida humana. Y para preservarlo hay qué comprender que la irresponsabilidad individual, desencadena el desastre colectivo.

Manuel Serrato
PRÓXIMA ESTACIÓN