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En México, los censos civiles decenales se levantan desde el siglo XIX, el de 1895 fue el primero y su objetivo era solamente contabilizar a la población, no contenía ningún otro tipo de información; el Inegi cuenta ahora con una historia digital documentada de cada decenio del siglo XX hasta el presente y son en verdad un tesoro archivístico.
Sin duda, el censo de 2020 es el más completo de los realizados hasta ahora ya que se incluyen datos sociodemográficos que los anteriores no contenían, uno de ellos es la incorporación de la población afromexicana que había sido ignorada, prácticamente no existía; en total, 2 millones 576 mil personas entraron en este grupo, lo que equivale a 2 por ciento de la población de México.
La población mexicana es la onceava a nivel mundial, por debajo de Japón y encima de Etiopía. El censo muestra una desaceleración de 1.2 por ciento en el crecimiento de la población del país durante la última década; al tiempo que ésta también ha ido envejeciendo; mientras en el 2000 la edad media de los mexicanos era de 22 años; en 2020 fue de 29 años.
En México se ha desacelerado la tasa de fecundidad debido a varios factores, uno es el mayor acceso de las mujeres a la educación, otro es la incorporación masiva de ellas a la economía laboral fuera del hogar.
El Inegi reportó que el año pasado la población hablante de alguna lengua indígena ascendió a 7 millones 364 mil personas, 6.1 por ciento de la población total, es importante que este rubro no decline, es nuestra tradición originaria.
Según el censo en 2020 se presenta un aumento en la escolaridad promedio durante los pasados diez años ya que pasó de 8.6 a 9.7 años en la población general e impactó en el cierre de la brecha de género; en 2010, los hombres estudiaban en promedio 8.8 años y las mujeres 8.5; en 2020 fueron de 9.8 y 9.6 respectivamente, la desigualdad educativa disminuye, lo cual es esencial para acceder a otros niveles de igualdad. En general, 4.7 por ciento de la población es analfabeta, menos del 6.9 por ciento de una década atrás.
En las viviendas habitadas del país hay un menor grado de hacinamiento; mientras en el 2000 vivían 4.4 personas en promedio por vivienda, en 2020 son 3.6 personas. También se han reducido las condiciones de precariedad en los hogares, en el censo anterior 3.5 por ciento de los hogares en México tenían pisos de tierra, y la misma proporción no tenía acceso a agua entubada, mientras 4.3 por ciento no contaban con drenaje.
En las características de los hogares hasta el censo de 2010 se incorporó la figura de discapacidad y un dato preocupante del censo 2020 es precisamente a los discapacitados captados: de 0 a 29 años serían un 4 por ciento de la población, de 30 a 59 llegarían a al 3.9 por ciento, y de 60 años y más sobrepasan 20.4 por ciento, o sea casi un 30 por ciento del total de los habitantes, por eso es tan acertado que el gobierno federal haya puesto el acento en la ayuda los adultos mayores que junto a los infantes son verdaderamente más desvalidos.
En cuanto a Coahuila; el censo 2020 establece que la población de del estado representa el 2.5 por ciento de la del país, de ella el 90 por ciento es urbana y 10 por ciento rural, además la entidad aporta al PIB nacional el 3.4 por ciento.
El bajo porcentaje de población rural tiene consecuencias negativas para ese sector, que generalmente es desatendida por los gobiernos estatales y municipales, dejados de lado, para qué volver la mirada a la población rural si después de todo es la industria manufacturera y la de servicios las que tiran del crecimiento económico y del “progreso” en la entidad.
Hay mucho que decir del censo 2020 para conocernos y tener una radiografía lo más cercana posible a lo que somos.