A la manera de los indignados
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A la manera de los indignados
Entre el 2011 y el 2015 se generó en España un movimiento ciudadano que se conoció como el M-15 o movimiento de Los Indignados que nació de protestas ciudadanas en espacios públicos de las principales ciudades hispanas en los que primero se acampaba y luego se realizaban asambleas. Los temas indignantes estaban relacionados con la corrupción política, con la crisis económica e inmobiliaria, con el desempleo y la legislación electoral.
Todos estos temas sacudieron la autoestima de los españoles promedio que habían vivido el “boom” de un progreso imaginario que les había dado la sensación de seguridad económica por algún tiempo hasta que miles de viviendas adquiridas por créditos se perdieron en paralelo a la pérdida de empleos… y a la credibilidad de las instituciones públicas y privadas.
La cultura española es base sustantiva de la cultura latinoamericana sin que esto represente ningún tipo de apropiación cultural por parte de los latinoamericanos pues la lengua, hábitos religiosos, aspectos gastronómicos y tener a la corrupción como una segunda piel, no significa usurpar algo ajeno. Qué bueno que como una clase de heredad sería los mexicanos nos atreviéramos a ser parte de un ejercicio de inteligencia colectiva como el de Los indignados que luego replicaron jóvenes de Alemania, Bélgica, Italia y Grecia.
Este contexto me hace recordar “La mordida”, historia en verso que forma parte de la obra “El Juglarón” escrita por León Felipe, español que se exiliara en México desde 1938 y que falleciera 30 años después. En su trama aparece el asunto de la corrupción cuando el personaje de Simplicio al buscar al rey para regalarle un ganso, se va topando con otros personajes que le van pidiendo una parte de la recompensa que obtendrá a cambio.
Los ciudadanos en el mundo enfrentamos el problema complejo de la corrupción organizada baste poner de ejemplo el escándalo global de ‘Panama papers’ que incluye también a mexicanos.
¿Cómo será la corrupción en los tiempos de la automatización? Tiempos que se acercan velozmente y en los que no va ver mucha gente a la cual corromper, aunque la propia automatización tendrá el pecado de origen de soslayar las capacidades motrices e intelectuales de los seres humanos, lo que va a significar el manejo de una tecnología que olvida la ética, que soslaya lo humano.
Es un buen momento para promover la discusión desde el aprendizaje colectivo. ¿Hacia dónde y cómo queremos llegar como humanidad?
En México seguimos aceptando sin chistar las condiciones macroeconómicas que promueve el gobierno federal. Los hombres de empresa y los hombres que lideran familias estamos acorralados por el sistema financiero que no nos deja respirar. Pareciera que en nuestro país no hay lugar para la indignación.
No debemos permitir que la responsabilidad cívica quede emplazada a relatos del pasado y que siga creciendo la impunidad de los corruptos como hiedra venenosa.
Como en la historia de “La mordida” del poeta León Felipe en la que el personaje de Simplicio pidió finalmente al rey como recompensa por regalarle un ganso, cien azotes para ser repartidos entre los porteros que le fueron pidiendo “mordida”, deberíamos promover el azote de la cárcel y la obligación de devolver lo hurtado a quienes incurran en actos de corrupción que afecten los bienes públicos.
Y aunque los mexicanos somos muy buenos para participar en ejercicios colectivos lúdicos como el promovido por el fotógrafo Spencer Tunik en mayo de 2007 al que acudieron miles de capitalinos para desnudarse y ser fotografiados en el Zócalo de la Ciudad de México; sería deseable que también nos reuniéramos en espacios públicos, a la manera de los indignados, para cultivar y potenciar el pensamiento crítico so pena de recibir los azotes del desprecio de la historia.