La maldita interpretación

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La maldita interpretación

Maldita corrupción. Fuente de innumerables males sociales y principal característica de la clase política de este País. Los legisladores no fueron capaces de generar una cura, pero sí la sociedad: 634 mil ciudadanos firmaron una ley que exigía lo mínimo. ¿Eres servidor público? Queremos saber qué tienes, con quién haces negocios y si pagas impuestos, así de fácil. Declaración patrimonial, de intereses y fiscal, desde mi punto de vista, la mínima exigencia en una democracia consolidada. Así surgió la famosa Ley 3de3. Ayer, en periodo extraordinario (ya casi sin querer), los senadores la votaron y ¡oh, sorpresa! el Artículo 29 se aprobó descafeinado, light, debilitado. 

¿Qué se aprobó? “Artículo 29. Las declaraciones patrimoniales y de intereses serán públicas salvo los rubros cuya publicidad pueda afectar la vida privada o los datos personales protegidos por la Constitución. Para tal efecto, el Comité Coordinador, a propuesta del Comité de Participación Ciudadana, emitirá los formatos respectivos, garantizando que los rubros que pudieran afectar los derechos añadidos queden en resguardo de las autoridades competentes”.

¿Qué significa? Que la obligatoriedad de hacer públicas estas declaraciones (la patrimonial y de intereses) queda sujeta a los funcionarios públicos y deja fuera la declaración de impuestos. Y, más grave aún, deja abierta la puerta a la maldita interpretación con la frase “cuya publicidad pueda afectar la vida privada”. Así que en los próximos meses cuando los ciudadanos exijan a los funcionarios públicos sus 3de3, muchos, si no todos, contestarán que “afectan su vida privada”. Si el ciudadano insiste, tendrán que llegar a un juez y él decidirá. Sin duda será casi imposible crear un argumento que no “afecte la vida privada” si se trata de declaraciones patrimoniales y de intereses. Por eso es que la Ley 3de3 está descafeinada.

¿Pero qué votaron casi a las 2 de la mañana del miércoles? ¿qué no quisieron el PRI ni  el PVEM? Después de leer el artículo se quiso modificar, se presentó una propuesta que hacía obligatorias hacer públicas las declaraciones del funcionario y precisaba la información que debía contener su 3de3. Esta propuesta fue la que se votó y la que se desechó. “¡No pasará!” gritaron los priístas, los del Verde y los “ausentes” (17 senadores – cuatro del PAN, tres del PRD, tres del PRI, seis del PT y uno del PVEM). 

Es cierto que no sólo es la Ley 3de3, sino que se aprobó todo un sistema en contra de la corrupción, es un avance, lo medular se quedó a medias. La sociedad actuó y abolló una estructura, pongamos esto como un despertar, como una primavera mexicana que ha encendido los focos rojos de una clase política corrupta.