La maestra cumple años
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La maestra cumple años
La maestra Elba Esther Gordillo cumplió 71 años el sábado. Pasó el día en una habitación del hospital María José Roma, en el centro de la Ciudad de México, a donde ingresó el 27 de enero. Cuentan que estuvo de buen ánimo, haciendo planes para rehacer su vida.
Antes de que termine febrero, la maestra cumplirá años también, tres años de haber sido detenida. Tres años sin sentencia. Pero como se trata de ella, los críticos de la dilación de la justicia no elevan la voz.
Por lo visto, por el tiempo transcurrido, el Gobierno mexicano no cuenta con algo sólido para probar los supuestos delitos. La defensa de la maestra, por ejemplo, conoció hace unos días por los informes rendidos por los magistrados del Quinto Tribunal Colegiado en materia penal, que recibieron al jefe de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda, Alberto Bazbaz, quien sigue alegando la imputación por lavado de dinero. “Es un atropello sin precedentes y una injerencia ilegal e inmoral del Gobierno”, lamentan. “Es imposible probarle el lavado de dinero, no se diga la delincuencia organizada”.
Por otra parte, a más tardar el jueves deberá determinarse si se le concede a la maestra el beneficio de la prisión domiciliaria, ya que se estarán venciendo los tres meses que fijó la audiencia constitucional del 11 de noviembre para resolver el asunto.
El Gobierno del presidente Peña Nieto ha hecho lo imposible para que Elba Esther Gordillo no obtenga ese beneficio que, de acuerdo con las leyes, un preso debería alcanzar sólo por cumplir 70 años.
En agosto, el juez Alejandro Caballero Vértiz negó la prisión domiciliaria con el ridículo argumento de que la defensa ¡no presentó pruebas de que la maestra no se fugaría cuando estuviera en su casa! En septiembre, el magistrado Luis Pérez de la Fuente modificó la resolución para concluir que el beneficio no procedía ¡porque cuando la detuvieron tenía 68 y no 70 años!
De esa magnitud es la inquina contra Elba Esther. No la juzgan ni le conceden un beneficio al que tiene derecho por cumplir 70 años, 71 ahora.
No concederle la prisión domiciliaria añadiría una nueva complicación y un nuevo absurdo a este teatro vergonzoso, pues no habría a dónde mandar a la maestra.
Las autoridades de la Ciudad de México informaron que la torre médica del penal de Tepepan, en donde estuvo casi 30 meses, no ofrece las condiciones para atender su menguada salud.
Regresarla allá sería una conducta criminal. Tampoco puede seguir a perpetuidad en un hospital privado. Y no hay razón tres años después para encerrarla en una cárcel federal.
Tan sencillo que sería aplicar la ley, enviarla a su casa y apresurar el juicio. Pero eso no es lo común en el México peñanietista. Menos, si la acusada se llama Elba Esther Gordillo, mujer de 71 años cumplidos.
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