La locura
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La locura
A seis meses de las elecciones federales de 2018, ya estamos siendo bombardeados por actos de “precampaña”. En México faltan recursos para muchas cosas (educación, salud, seguridad, vialidad), pero NUNCA para campañas políticas. Los recursos fluyen a manos llenas. Los encargados de fiscalizar esos recursos no parecen saber contar (como en Coahuila). Aguantándose la risa, candidatos y autoridades electorales nos dicen que hay límites de gastos para campañas. Los Gobiernos y entidades públicas refuerzan sus campañas mediáticas para mostrarnos todos esos logros que no vemos, pagando 200 pesos por anuncios de 100 pesos (prepagando las campañas de su partido).
Entre amigos y conocidos se nota gradualmente la invasión del espíritu electoral donde todos tenemos la verdad. Aquel convencido que López Obrador NO es la reencarnación del mismo diablo (o por lo menos de Hugo Chávez); el que cree que Meade es infalible porque “no es priista”, es honrado y educado (sin importar que esté rodeado de gárgolas corruptas); aquellos que piensan que Anaya es la juventud y el progreso que México necesita a pesar de su alianza bipolar y que dejó al PAN convertido en crouton; los que juran que Margarita sí tiene lo que Calderón no tuvo; unos que apuestan que “El Bronco” es el estadista improbable verdaderamente independiente aunque esté listo para chapulinear. Las opciones son tan diversas en sus perfiles (la dama, el vaquero, el tecnócrata, el mesías, el joven) como limitadas en sus posibles alcances, especialmente si lo que queremos es que el País avance más rápido y destierre los problemas de corrupción, seguridad y pobreza que nos azotan.
Se le atribuye a Albert Einstein la frase: “La locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”. Se puede decir que en México hemos estado locos por unos 30 años (desde Salinas), manteniendo las mismas políticas, manejadas por los mismos. Bajo la lógica de Einstein, podríamos pensar que el antídoto contra la locura pudieran ser sólo dos de los cinco candidatos que suenan al día de hoy: AMLO o “El Bronco”. Los otros candidatos, sus partidos, sus colaboradores y quienes los apoyan han sido quienes han tenido el País a su cargo todos estos años. Pareciera que apostar porque ellos (Margarita, Meade, Anaya) harían algo distinto sería, según Einstein, confirmar nuestra locura.
Apostar por “El Bronco” o por AMLO puede ser otro tipo de locura. Los que le tienen miedo a AMLO porque compraron lo del “peligro para México”, pero quieren ver otras personas tratando cosas distintas para obtener un resultado diferente, deberían evaluar al “Bronco”. Perdonándole ocurrencias, su pasado y amistades priistas, el pecado de las colchas y que la mayoría de sus críticos más feroces están en Nuevo León, pudiera ser que “El Bronco” independiente sea lo más parecido a una fórmula nueva para tratar algo distinto a lo de siempre.
Todo indica que en 2018 debemos ratificar la locura de 30 años o escoger una nueva. Dicen que no hay loco que coma lumbre, pero en México parecemos tener estómago de traga fuegos. ¿Quién cierra la puerta del manicomio? ¿La cerramos por dentro o por fuera?
@josedenigris
josedenigris@yahoo.com