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La lluvia, como cada año, llegó a su cita
La lluvia, aunque ligera, llegó a su cita como cada año a la fiesta del Santo Cristo.
Desde temprano, cuando el sol aún no daba señales de vida, cientos de feligreses apresuraban el paso... íban al encuentro de su santo patrono en la Catedral, que imponente se levanta en el corazón de Saltillo.
A enchiladas, tamales, champurrado, café, así olía la Plaza de Armas, pero primero había que escuchar misa y luego disfrutar de los ricos manjares que decenas de vendedores ofrecían en los alrededores del templo.
Adentrarse al Centro Histórico durante la fiesta patronal del Santo Cristo puede llegar a ser toda una odisea, ante el gran número de fieles que acude a visitar la imagen.
Las parrillas expiden hervores que hacen más deliciosos los distintos guisos y decenas de platillos.
La algarabía que se escucha es protagonizada por los vendedores de cosméticos que ofrecen una prueba de maquillaje, abanicos para que las damas puedan soportar las cálidas misas repletas de fieles, y distintos aparatos electrónicos.
Saltillo está de fiesta.