Entre los géneros cinematográficos que proliferaron en el Hollywood de la postguerra, dada la Guerra Fría que a partir de entonces se estableció con Rusia, fue el de la ciencia ficción.

Y es que a través de historias como “El día que se paralizó la Tierra” (Robert Wise, 1951) o “La cosa del otro mundo” (Christian Nyby, 1951), entre otras, la Meca del Cine canalizaba los temores de su población a un potencial conflicto bélico y nuclear entre las grandes potencias del planeta a historias escapistas en las que el aparente enemigo eran extraterrestres o “cosas” de otros mundos con las que los truinfales científicos o militares norteamericanos podían conciliar o derrotar manteniendo el mundo girando.

En 1977, el mismo año en el que George Lucas hizo historia con el clásico del género titulado “La Guerra de las Galaxias”, su amigo y colega cineasta Steven Spielberg sorprendió de nueva cuenta a los grandes públicos con otro clásico del género, “Encuentros cercanos del tercer tipo”, cuyo título aludía a la aproximación física entre habitantes comunes y corrientes de la Unión Americana con seres extraterrestres y en la cual de alguna forma servía como interlocutor uno de los grandes exponentes de la Nueva Ola del Cine Francés, Francois Truffaut, justamente como un científico francés convencido de que a través de sonidos y música esos seres querían decir algo a los terrícolas.

Todo esto viene a colación porque la semana pasada, en plena incertidumbre e inclusive miedo a nivel internacional por el truinfo en las elecciones presidenciales de Estados Unidos de una figura temible como la del magnate Donald Trump, sin lugar a dudas la mejor opción en las salas de cine alrededor del mundo incluyendo a México y nuestra localidad fue el estreno de la más reciente película de un gran autor contemporáneo como lo ha demostrado ser el canadiense Denis Villeneuve, conocido primero en los círculos de Muestras de Cine a través de su cinta “La mujer que cantaba” (“Incendies”, 2009) y posteriormente con cintas de mayor perfil comercial como “Intriga” (“Prisoners”, 2013) o “Tierra de nadie” (“Sicario”, 2015).

El filme en cuestión se titula “La Llegada” (“Arrival”) y en este caso la protagonista es una doctora de linguística de nombre Louise Banks (Amy Adams), quien es requerida después de que se sitúan en diversos puntos de la Tierra doce objetos voladores no identificados (OVNIs) para que sirva de conducto para comunicarse con los seres que los ocupan por el aparente riesgo de confrontación que representan.

Esa simple premisa basada en un guión que tardó una década en materializar el guionista Eric Heisserer (“Cuando las luces se apagan”) inspirado en el cuento corto “Story of Your Life”, de Ted Chiang, es el pretexto perfecto para que Villeneuve construya un clásico automático del género puesto que en el contexto apocalíptico que permea en el planeta, partiendo en su caso de que a través de otra gran protagonista femenina del género tras los que hicieron Sigourney Weaver en “Alien” (Ridley Scott, 1979) en un contexto incluso de terror, y Jodie Foster en “Contacto” (Robert Zemeckis, 1997), basada en una novela de Carl Sagan, en “La Llegada” destacan dos conceptos trascendentales para la supervivencia de la humanidad: la memoria y la comunicación. De lo mejor del año y años del género.

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