La libertad como desafío

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La libertad como desafío

Cuando un año nuevo comienza quisiéramos dejar atrás derroteros en los que hemos fracasado; olvidar recuerdos que dañan nuestra autoestima; borrar momentos en los que hemos perdido la esperanza y situaciones embarazosas de las que salimos “por puertas”.

Pero sobre todo, al dejar un año quisiéramos no contabilizar aquello en que nos fallamos a nosotros mismos porque esa es la peor parte del tiempo que transcurrió. En los días que corren nos preguntaremos si volverá a ser una prioridad extrema lo que no logramos hacer o conseguir para que vuelva a estar en nuestra agenda como reto en el naciente año.

No, creo que no debe ser prioritario lo que nos estresa y hace sufrir. Es bien sabido que algunas enfermedades tienen como marco referencial un componente psicosomático. La verdad es que no resulta bueno para nadie enfermarnos gratuitamente para ser el centro de la atención de quienes nos rodean.

Mejor hay que contagiarnos del entusiasmo de las personas que van más allá de sus intereses particulares; hay que encontrar en el conocimiento de pensadores y filósofos verdades que nos hagan sentido, conocimientos que renueven nuestro espíritu.

A mi ver, los pensadores y filósofos no sólo son los que escriben libros y son famosos globalmente por sus pensamientos. Los tenemos cerca. Pueden ser amigos de la infancia, amigos de las universidades en las que cursamos alguna carrera profesional, compañeros de labores, y hasta algunos de los integrantes de nuestra propia familia. 

Hay que entender que el conocimiento lo podemos hallar en cualquier ser humano. Bien dicen los que saben que algunos pocos pueden escribir relatos, menos aún pueden escribir poemas pero para escribir novelas se requiere de una cuota de sufrimiento profundo que sólo unos cuantos tienen y que lo saben proyectar como acto de redención, a través de la escritura. El sufrimiento siempre acompaña a los sufrientes, con grandes lecciones de vida.

Muchas veces se nos olvida quiénes somos y tenemos roles en el campo de la convivencia humana con los que no nos identificamos genuinamente y eso significa no ser libres. 

La libertad es un propósito inexcusable para vivir a plenitud, y es algo que aparece en acontecimientos simples, en acciones felizmente coloquiales.

Estuve en una reunión de desconocidos aunque había una buena energía entre los que compartíamos esa tarde noche de viento invernal.Sólo a dos de las 10 personas que componían el grupo además de mí, ya les había tratado. La conversación principal se dio sobre los temas de las energías renovables y de la economía verde. De pronto llegó mi hermano Ricardo con su guitarra. Él es un connotado científico pero es un excelente acompañante de voces afinadas, a media afinación o definitivamente desafinadas lo que lo hace bienvenido en cualquier sitio.

Y se dio la magia de la libertad pues luego de la conversación fría y objetiva, la gente empezó a cantar, realmente muy bien. De personas desconocidas pasamos a ser cómplices de un momento inédito en el que nos dimos permiso de entonar canciones de todos los tiempos (habíamos hombres de varias generaciones). Mientras alguien cantaba, el resto de los señores hacia coros. Prácticamente cada uno de los presentes llevó la primera voz por lo menos en una ocasión un poco empujados por la sensación de despedir el año.

Las personas necesitamos externar los talentos que tenemos, pasearlos de vez en cuando para recordar quiénes somos, de pronto nos percatamos que perdemos lo más importantede, nuestro andar cuando dedicamos el tiempo sólo a lamentarnos por lo que no logramos hacer, o a pensar en nuestros errores cotidianos y en los errores de los demás.

Cuando dejamos a un lado el papel de jueces de nuestra existencia para convertirnos en amigos de nuestra existencia, esa libertad de la que escribo hoy, aparece de manera natural.

Este año 2016 me prometo reírme más de mí, perdonar mis errores y defectos, tener tiempo para convivir con viejos y recientes amigos; disfrutar de las cosas profundamente simples de la familia; pintar cuadros, componer música y escribir una novela porque vaya que también sé de qué se trata tener una cuota de sufrimiento. 

Sé que ustedes y yo tenemos la invaluable oportunidad de hacer de nuestra vida, una experiencia maravillosa y en libertad.

Carlos Gómezmuchas veces se nos olvida quiénes somos y tenemos roles en el campo de la convivencia humana con los que no nos identificamos genuinamente y eso significa no ser libres.