La lección de mi amigo ciudadano

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La lección de mi amigo ciudadano

Escribo estas líneas a 35 mil pies de altura en trayecto de Detroit a México. Desde una distancia similar me atrevo, de distintas formas, a opinar sobre lo que percibo que sucede en México, en Coahuila y en Saltillo. Hay campañas electorales, como aparentemente siempre las hay en México, y se percibe el dispendio del dinero que NO nos sobra como país y las promesas huecas de los de siempre jurando que ahora sí ya cambiaron. Se ven pocos y respetables casos de ciudadanos participando como candidatos decididos a poner manos a la obra para cambiar el rumbo de su distrito, de su ciudad o de su Estado. 

Tengo amigos y conocidos que se han animado a participar en política. Algunos ya con décadas de experiencia y tristemente en su mayoría cambiados por el sistema o por su partido. Perdiendo el piso y sin la espina dorsal y la autoridad moral para señalar lo que está verdaderamente mal, sea quien sea el que lo propone. En este caso, en Coahuila hemos visto ya mucho (espero que suficiente) de lo que es el dispendio, la corrupción, la impunidad y el poder al servicio de unos pocos.

Por eso es motivo digno de celebrar cuando nos encontramos con un ciudadano comprometido con algo distinto a lo usual y que se anima a aportar su tiempo, esfuerzo y entusiasmo para participar en política, bajándose de la tribuna para saltar a la cancha; un ciudadano que más allá de usar la palabra “cambio” como slogan que invita a sacar a los que están, genuinamente se nos presenta como una opción de cambio verdadero, necesario y refrescante. Alguien honesto, desinteresado, acostumbrado a atender y servir a sus clientes, pero ante todo, con un entusiasmo  y optimismo contagioso.

Conozco a Juan Carlos Guerra desde hace más de 30 años. Él es mi amigo y me siento afortunado de considerarme su amigo. Juan Carlos, como ciudadano sin partido, decidió hace unos meses que él será un agente de cambio como diputado local en Coahuila. Está haciendo una campaña de a pie, cerca de los ciudadanos e impulsando que la gente salga a votar y conozca a sus diputados.

Cuando lo veo en campaña se me viene a la mente que en 1990 a él, a mi y a otros amigos que entonces teníamos menos de 20 años de edad nos tocó participar como representantes de casilla en la elección de alcalde de Saltillo. Nos tocó ir a cuidar el voto en la zona rural al sur de la ciudad. En casillas por la zona de Derramadero nos tocó ver de todo; el partido de siempre sorprendido de que unos mocosos estuvieran rechazando a judiciales armados dentro de las casillas; o informando a individuos que ya no podían, como antes, traer 15 credenciales del IFE para ejercer el voto por el tío muerto o el papá que se fue a Estados Unidos; o diciéndoles a los representantes del súper partido que había que armar la urna entre todos (para que no trajera votos antes de abrir la casilla) y contar los votos tres veces; los mismos mocosos que les tocó perseguir, a 100 km/hr en una brecha, a quienes se robaron una urna; esos chavos que pudieron obtener copias de las actas que confirmaban para la medianoche de ese domingo que Saltillo había electo a su primer alcalde de oposición.

Duele pensar que lo que se logró hace 27 años no se profundizó, tal vez por apatía ciudadana, tal vez porque el aparato del súper partido es una aplanadora, tal vez porque los jóvenes que quisimos entonces perdimos el ánimo y bajamos los brazos. 

Nos toca tratar de nuevo y creo firmemente que con Juan Carlos en el Congreso Estatal, iremos en la dirección correcta, habrá un títere menos al servicio del gobernador o del partido, uno menos de esos que levantan la mano para endeudar a sus hijos y nietos y después bloquean cualquier investigación contra su expatrón. Será alguien que estoy seguro velará por los intereses de sus conciudadanos.

Presiento que cosas buenas vendrán para Coahuila y para México si seguimos impulsando a más ciudadanos como Juan Carlos para representarnos. Si no estás en el distrito 14 de Saltillo, busca un candidato como él y por favor considera darle tu voto.

José De Nigris Felán
Mayo 25, 2017